Capítulo 60

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Abrí mis ojos producto de la luz que ingresaba a través de la cortina que se encontraba en el ventanal de la habitación en la que estábamos. Intentando mantenerme despierta, pasé una mano por mi cara intentando quitar el pelo que tenía en ella, y moverme un poco de la posición en la que estaba. De pronto, miro a mi lado y caigo en cuenta de dos cosas: por un lado, era muy consciente de que bajo las sábanas no tenía ropa puesta, y más importante aún, Luke aún dormía a mi lado. Ante esta postal me fue inevitable sonreír, y pensar en la noche anterior.

Me sentía un poco adolorida, pero creo eso pasaba a tercer plano cuando cerraba mis ojos y visualizaba todo lo vivido horas atrás. Con Luke habíamos tenido sexo, sí, pero para mí había marcado un precedente más profundo e importante que el simple hecho de ya no seguir siendo virgen. Por un lado, si bien no tenía experiencia previa y a pesar de la molestia que trae aparejada la primera vez, había podido disfrutar la intimidad con Luke, y por otro, me sentía absolutamente entregada a mis sentimientos por él: la conexión, la química que sé ambos habíamos podido sentir a través de los besos, las caricias y el sudor provocado por la necesidad que teníamos de sentirnos mutuamente, era algo que me seguiría pareciendo mágica.

De repente, las sábanas que me cubrían se movieron un poco haciéndome salir del sueño despierta que estaba teniendo, y observar, en cambio, un soñoliento Luke golpear suavemente el costado de la cama en el que él estaba para yo ir hasta ahí: eso hice. Me moví lentamente aún un tanto avergonzada por estar desnuda, intentando que nada quedara a la vista, hasta llegar al pecho de Luke y poder reposar mi cabeza sobre él. 

-Buenos días- susurró en voz ronca a la vez que besaba mi nuca. Sonreí e imité el acto sobre su pecho.

-Buenos días.- subí mi mano sobre su abdomen y acaricié suavemente. Sentí como su piel de pronto se erizaba. Sonreí.

-¿Qué tal te sientes?¿Te duele algo?- preguntó en tono preocupado. Me enderecé para mirarlo. Una vez que estuvimos a la misma altura manteniendo ambas miradas fijas en el otro, negué sonriendo genuinamente. Él me correspondió la sonrisa y besó la punta de mi nariz- Genial.

-Me...-dije un tanto avergonzada. Me miró- Me gustó- bajé la vista con mis mejillas ardiendo. Él tomo mi mentón delicadamente haciendo que lo mirara.

-A mi también- sonrió sincero- Mucho.

-¿Mucho?

-Dudo que haya disfrutado tanto del sexo antes, como contigo anoche.- sonrió algo ¿AVERGONZADO?. Sonreí- Fue... increíble- asentí.-

-Esto me da mucha vergüenza, pero te encuentro toda la razón- rió.- Fue increíble- y entonces me acerqué para besarlo. Al sentir como nuestras bocas se unían para danzar en el perfecto ritmo de siempre, caímos recostados en la cama para, en cuestión de segundos, sentirme demasiado acalorada de nuevo. Necesitaba con desesperación besar a Luke, todo lo que él pudiera darme. Lo necesitaba ahora, y al parecer, por su repuesta, él a mí también. Sonreí aún mientras nos besábamos sabiendo lo que venía a continuación. Él imitó mi acto.


Luego de estar en cama más rato del que debíamos, haciendo más de lo que debíamos, nos bañamos, cambiamos las sábanas de la cama y nos alistamos para partir de vuelta a nuestras casas. Estaba en la cocina sirviéndome un café cuando los brazos de Luke rodearon mi cintura, y sentí cómo apoyaba su cabeza en mi hombro derecho. Sonreí en silencio y usé mi mano desocupada para pasarla por su cara en una leve caricia. Él, a su vez, dejó un beso en mi hombro e hizo que volteara para quedar de frente.

-¿Imagino que la cita te gustó?- solté una carcajada, obviada, y asentí. El sonrió- Bien, porque recuerdo haber dicho que solo necesitaba una cita; solo necesitaba esto.- Asentí un tanto nerviosa no sabiendo bien, a pesar de lo obvio que pudiese sonar, qué significaba en concreto todo esto.- Por tu cara de aún incertidumbre, imagino debo verbalizar aún más lo que todo esto implica, ¿no es cierto?-lo fulminé con la mirada aún sin poder dejar de sonreír, y lentamente asentí. Sonrió y se dispuso a continuar hablando, no sin antes dejar un beso en mi mejilla. Sonreí.-  Si soy sincero, lo vengo sabiendo de hace tiempo, pero a pesar de todo lo que yo demuestre ser, la inseguridad predomina siempre en el fuero interno, y esto no fue la excepción: me gustas -suspiró- desde hace tiempo, y sé que lo sabes, o crees saberlo, pues he colaborado mucho en tus dudas, lo sé- sonrió sin ganas- sin embargo, estos meses me he dado cuenta de que, por más que quiera, no puedo alejarme o evitar esto que siento por tí, y es duro porque, además de ser intenso, es demasiado nuevo en mi- acarició mi mejilla-. Tu eras nueva, y lo que tú producías y produces en mí es algo absolutamente nuevo y aún en ciertas dimensiones, demasiado desconocido-sentía que mis ojos se llenaban de lágrimas pero no podía dejar de mirarlo, y ciertamente necesitaba saber todo lo que él tenía para decir.- sin embargo, a pesar de todo ello, se sentía tan malditamente bien.- sonrió y me apegó más a su cuerpo- lo que siento por ti, se siente increíble. Cada vez que te veo siento la necesidad de ir hasta a ti y darte un beso para calmar las ganas incesantes que tengo de hacerlo cada vez que estoy sin ti. Cada vez que sonríes siento que mi corazón va a explotar, y soy adicto a esa sensación; me siento adicto a la posibilidad de hacerte sonreír- boté una lágrima, y reí un poco, conmovida por toda la situación, por sus palabras- Quiero estar contigo; quiero contarte mis triunfos, quiero que seas la primera a la que le cuente aquello que me hace feliz, aquello que no. Quiero hacerte feliz, Victoria, y sé que no soy perfecto-cerró un segundo sus ojos negando con la cabeza levemente- sé también que mis inseguridades te han hecho mucho daño, lo sé y me odio un poco por eso, pero, por lo mismo- me miró- no puedo seguir huyendo de esto; no puedo y no quiero, Victoria. Yo te quiero, y quiero demostrártelo en cada acción, en cada beso, en cada abrazo. Quiero que todos sepan lo muy feliz que me haces, lo mucho que despiertas en mí, y si me lo permites, me gustaría provocar lo mismo en tí.- dijo y mis lágrimas no podían dejar de caer. Sonreí sin saber bien qué decir, él de alguna forma impresionante había dicho todo lo que yo sentía por él.- Victoria, ¿Quieres ser mi novia?-y automáticamente hice que nuestras bocas se unieran. Al cabo de unos segundos, nos separamos solo para yo poder verbalizar lo obvio de mi respuesta.-

-Si, Luke, por supuesto que quiero ser tu novia.-y volví a besarlo, no sin antes separarnos pocos centímetros para poder susurrar lo que hace meses sabía que sentía- Te quiero, Luke- y en medio de una sonrisa esbozada en sus labios, tomó mi cara con ambas manos para volver a sellar todo lo dicho, todo lo que sentimos, en un beso.


El camino a casa estuvo lleno de cantos desafinados por parte de ambos, de risas eufóricas, y de genuinos te quiero. A veces, cada cierta cantidad de semáforos, se inclinaba solo para besarme, y yo, si bien por fuera intentaba verme compuesta, por dentro era un mar de lágrimas de felicidad. Eran las 11:30AM cuando Luke se estacionó al frente de mi casa que, una vez más, no tenía autos en la entrada. 

-¿Nos vemos mañana?-preguntó él sonriendo mientras aún acariciaba mi mejilla como si fuese algo sumamente delicado. Asentí-

-Podríamos ver una película, aunque debe ser en tu casa. En la mía estarán mis padres- él asintió- ¿Tu mamá estará?- pregunté recordando que se iba dentro de estos días pero torpemente sin recordar qué día. Él sonrió.

-No, Victoria. Se fue el Jueves en la noche- automáticamente golpee mi frente con mi mano haciendo que él riera. Había estado tan ansiosa por la cita y habíamos hablado tan poco durante la semana justamente por el efecto suspenso de lo que sería el encuentro, que había perdido absolutamente la noción del tiempo.- No pasa nada, y no exageres tanto con ese golpe- dijo riendo divertido. Lo fulminé con la mirada, rió aún más- vendrá en tres meses de nuevo, ya sabes, mi cumpleaños- cierto. Ahora suponía que mi función de novia consistiría también en darle todos los regalos con los que había fantaseado hacerle algún día. Sonreí asintiendo-

-Genial, me gustará verla, me agradó mucho- él sonrió de lado asintiendo.-

-Y tu a ella, mucho. De hecho me dijo que te diera sus saludos. Claramente lo olvidé ayer, habían otras cosas que hacer- dijo bajando la voz a propósito sabiendo lo que provocaría en mí. Al segundo, soltó una carcajada por notar cómo yo me sonrojaba. 

-Cuando hables con ella dale mis saludos también, pervertido- soltó una carcajada y asintió-

-Basado en los acontecimientos de anoche, me permito decir que no soy el unico pervertido en esta relación, preciosa.- dijo y todo en mí se remeció: por un lado, porque me llamó pervertida y eso era recordar anoche que automáticamente me hacía sonrojar, y por otro lado, porque me llamaba preciosa y a la vez desde hoy éramos novios. Sonreí-

-Shhhhh-dije fingiendo enojo. Él rió- Te veo mañana entonces- dije y me acerqué para besarlo-

-Mañana pasaré por ti, preciosa- me besó de manera tierna. Sonreí- Ya te extraño- dijo y todo en mi interior se derritió. Quería que se quedara.

-Yo a ti- lo besé de nuevo y procedí a abrir la puerta para bajar del auto- Te quiero, Luke.- él sonrió-

-Yo a ti, Victoria.- dijo y bajé para caminar hasta la entrada de mi casa. Él esperó a que yo abriera la puerta, y una vez en el marco de ella, miré hacia el auto para mover mi mano en señal de despedida mientras él imitaba el acto y encendía el auto para ir a su casa. Una vez que salió de mi campo visual entré en mi casa y, cerrando la puerta y dejando las llaves en el mesón de entrada, solo pude apoyar mi espalda en la pared y sonreír como una imbécil.


Luke y yo éramos novios. 


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