Capítulo 52

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Entonces parecía como si el reloj me estuviese tendiendo una maldita trampa: sus manecillas avanzaban tan lento, que incluso podría jurar que a cada cierto rato, el tiempo retrocedía.
Me moría por ir a los lockers, sinceramente lo único que quería era encontrarme con ella.
-Hey Luke-llamó Josh- creo que sería más fácil si respondieras las preguntas de la tarea, en vez de mirar el reloj con tanta concentración.- lo miré serio y sonreí de lado

-Sí, lo siento. Es solo que esta clase es muy aburrida- él frunció el seño y me miró de lado-

-¿Aburrida? Pero si creí te gustaba el ramo, quiero decir, es un electivo...¿Por qué el cambio de opinión- Mierda, eso tenía mucho sentido. Era cierto, italiano era una asignatura que había anhelado durante los últimos tres años, y de hecho me entretenía bastante, sin embargo entre estar sentado e ir a ver a Victoria, la discusión prácticamente no existía.

-Lo sé, es solo que lo que estamos viendo en esta clase no me entretiene, quiero decir ¿no llevamos dos clases viendo lo mismo?

-Si, puede que tengas razón- dijo algo indeciso- ¿Es solo eso lo que te tiene así?

-¿A qué te refieres?- sonrió con los labios sellados-

-Me refiero a que últimamente estás sumergido en tu mundo, andas muy distraído. ¿Está todo bien?-lo miré y sonreí a labios sellados

-Sí, todo perfecto. -él asintió semi convencido, y yo volví mi mirada al reloj: 12.40- Uh, ya vengo- rápidamente le levanté y pedí el pase para el baño. Salí del salón avanzando rápido para llegar a tiempo a los lockers; cuando llegué aún no había rastro de Victoria, así que aproveché de apoyarme en mi locker, colocar mis manos en los bolsillos e intentar lucir casual: odiaba admitir mis momentos de debilidad, pero estar con Victoria me ponía nervioso.
Miré el reloj por tercera vez: 12.47, intenté lucir despreocupado, entendiendo que el retraso podía ser un panorama, pero al der 12:49, el hecho de que Victoria no fuese a presentarse, me hacía sentir decepcionado. Lentamente, y asumiendo mi fracaso, comencé a caminar de vuelta a mi salón, sin embargo cuando iba a doblar por el pasillo, una mano sostuvo mi brazo obligándome a voltear: Los ojos de Victoria me miraban entre asustados y felices, sin poder tener certeza de cómo yo reaccionaría. Se veía tan bonita, tan delicada y frágil que incluso pensar en enojarme por cinco minutos de retraso resultaba ridículo: me miró atenta, aún con su manp derecha sosteniendo mi brazo; sonreí de lado, y ella sonrió dando a entender que se sentía aliviada.

-Creí que no vendrías-ella sonrió mirando el piso y negó

-No sé que sucedía en mi salón, pero al parecer ir al baño entre 12.40-12:45 era un panorama que no podía esperar-reí- lamento el retraso- yo negué con mi cabeza sintiendo que era ridículo que me pidiera disculpas por algo así

-Lo único relevante ahora es que estamos aquí- ella sonrió y asintió- te ves linda- dije sin poder reprimir mis pensamientos al mirarla; lentamente, su sonrisa fue acompañada del rubor característico en ella. Como respuesta, acaricié suavemente su mejilla, haciendo que levantara la vista y me mirara- te he extrañado- susurré. Ella acercó su cara a la mía, aún tímida, y sonrió de lado

-Yo a ti también- respondió simple. Luego de eso, sostuve sus mejillas entre mis manos y la observé: era hermosa, era un conjunto de características y rasgos que jamás creí podrían volverme loco, pero para variar, el errar era lo que me caracterizaba. Nuestras respiraciones chocaban, al igual que las puntas de nuestras narices; me sentía nervioso y ansioso al mismo tiempo. Hace algunos días había descubierto que besarla se había vuelto uno de mis panoramas favoritos, por lo que hacerlo era para mi algo muy especial y preciado: en definitiva, no quería arruinar nuestros encuentros, siempre quería que fueran perfectos.

-Luke...estoy muy nerviosa, y a la vez muriendo por dentro-susurró sonriendo algo tímida- ¿Podrías concretar ya esto?-la miré de lado aún sin distanciarnos-

-¿A qué te refieres?- pregunté aún con su carita entre mis manos. Ella sonrió rodando los ojos. Y ahí, sin más aviso, se acercó para concretar aquello que sé ambos estábamos esperando. Su labio inferior acarició con ternura mi boca, así como sus manos colocadas a ambos lados de mi cuello. Mi lengua se introdujo con cuidado en su boca, y al notar que su lengua recibió tiernamente a la mía, no tuve problema para profundizar el beso: definitivamentr, besarla era la gloria.

-O h D i o s M í o- exclamó una voz proviniente de fuera de nuestra atmósfera.

Beside YouDonde viven las historias. Descúbrelo ahora