Capítulo 50

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Llegó el Lunes, y con este mi euforia por saber cómo sería mi relación con Luke en la escuela.

-Adióoos- grité al cerrar la puerta de casa y subir al auto de Abie- Hola muchacha -dije al ver cómo mi mejor amiga me miraba divertida.

-Creo que alguien tuvo un buen fin de semana-dijo sugerente. Yo reí por lo bajo, y ella entendiendo que era una respuesta afirmativa, encendió el auto.

El camino a la escuela se basó en un relato resumido o intento de resumen sobre mis días con Luke; con cada cosa que hacía, la sonrisa de Abie se ensanchaba más o soltaba leves saltitos con algún detalle sobre besos o cariño en general. Al llegar a los estacionamientos de la escuela, solté la última parte.

-Por eso me pidió 5 citas, ¿Puedes creerlo Abie? Cinco citas con Luke Adam.- Abie se mantuvo en silencio e indiferente mientras estacionaba, por lo que me inquiete un poco, sin embargo al colocar el freno de manos, muy calmadamente me miró, sonrió y comenzó a gritar como si algún grupo musical o artista estuviese en frente.

-M I E R D A VICTORIA, ESO ES, ES, EEEES, MARAVILLOSO!- dijo aún gritando. Yo reí mientras asentía, aún nerviosa pues aún seguía pensando que no era posible.

-Lo sé, todo es muy loco

-¿Y como se saludarán ahora?¿De beso?¿Apreton de mano?- dijo inquieta como siempre. Comenzamos a caminar a lo largo del estacionamiento a ritmo apurado dado que ya iba a sonar la campana de entrada.

-No lo sé, ni siquiera o hablamos Abie, supongo que lo descubriré si lo veo hoy...- dije algo tímida. La idea de él ignorándome me ponía nerviosa y algo triste, no sabía si eso me afectaría tanto de suceder en realidad.
Al entrar al pasillo principal, caminamos rápidamente hacia nuestros casilleros; yo, caminé a la mitad de la velocidad de Abie pues mis ojos recorrían de manera insistente el lugar en busca de Luke Adams, sin embargo no hubo una señal ni siquiera mínima de mi vecino de casillero: suspire y resignada me apresuré a sacar mis libros.

Al abrir la puerta del locker, un sobre celeste cayó al piso; extrañada, lo tomé y noté unas letras negras en la parte de afuera con un Collins en el medio del espacio: mi aliento se cortó y automáticamente mis manos tiritaron producto de los nervios estúpidos e incontrolables que él había transformado en costumbre para mi organismo.
Giré el sobre para ver la parte en donde se abría, y justo en el lugar donde debía romperse el sobre decía abrir 8:10AM. Mire mi reloj y eran recién 7:59; suspire frustrada, aún quedaba una eternidad y tendría que abrirlo durante clases. Preferí no mostrárselo a Abie porque sino estaría todo el rato insistiendo en que lo abriera y que la hora daba lo mismo, y dado que la curiosidad me estaba matando sus argumentos en mi momento de desesperación parecerían convincentes y caería en la tentación, así que solo coloqué el sobre entre las páginas de un libro y le anuncié a mi mejor amiga que iría a mi salón: ella me sonrió y asintió mientras regresaba rápidamente su atención a su teléfono; suspire y me fui.
Al ingresar al salón caminé rápidamente hasta el fondo del mismo, en donde ya era costumbre sentarme y acomodé los libros sobre el pupitre. Miré la hora y el reloj marcaba las 8:07, mierda, aún faltaba una eternidad. El maestro aún no llegaba y todos conversaban en pequeños grupos mientras yo seguía pendiente del panorama en el exterior.
Era obvio quien me había mandado tal sobre, sin embargo no podía fiarme de que el contenido era realmente lo que creía que era; sabía que si se trataba de quien creía, el contenido aunque pareciera obvio podría ser incierto, así que sólo resistí y fantasie acerca del contenido. De pronto, miro mi teléfono y el nueve justo se había transformado en un diez: podía abrir el sobre y mis manos automáticamente comenzaron a tiritar.
Con cuidado fui rasgando el papel, hasta que uno más pequeño de color blanco se asomó dentro. Sentí como mis manos temblaban, sin embargo la emoción era difícil de contener por lo que me apresuré por sacarlo; luego, la inconfundible manuscrita de Luke Adams (mezclada un poco con su imprenta) estaban impregnadas en gran parte de la tarjeta. Me apresuré a leer.

Lo que propuse no olvido, mucho menos si se trata de ti. Este viernes, quiero que me esperes con un vestido, el más cómodo que tengas y en el cuál más tú te sientas. Pasaré por ti 20:30 a una cuadra de tu casa, como es costumbre.
Si de quieres saber, caso me harás.

Te quiere, te extraña y te piensa

El chico que te estará mirando al levantar la vista.

L.A

Y así, sin más, al levantar mi vista, el chico de camisa de cuadros rojos y negros me miraba con una sonrisa de lado junto a su pupitre, justo a mi lado, sosteniendo una cajita pequeña.

-¿Y esto?-dije al mirar el sobre, a él y a la cajita que me estaba entregando.

-El sobre y su contenido son parte de lo mismo que convoca la cajita.- tomé la cajita y noté que eran unos chocolates- dicen que comer chocolate te hace feliz, y como sé que odias matemáticas y tenemos dos bloques a primera hora, supuse sería buen regalo. Además claro, has leído mi carta y de manera evidente has accedido a la propuesta en ella- dijo mientras quitaba un mechón de cabello que cubría su vista y se sentaba a mi lado con su aún latente sonrisa. Yo sonreí burlona

-¿Qué te hace pensar que acepté?- el soltó una leve carcajada

-Mh, es cierto, quizás mis conclusiones a base de tu sonrisa mientras la leías, más tus manos tiritando y el suspiro que botaste al revisar tu teléfono y saber que podías abrir el sobre no son indicadores de que has aceptado. -Yo reí entre nerviosa y realmente encantada. El también rió - Entonces, ¿20:30 el viernes?

-Y con un vestido cómodo, en donde siempre. Todo listo, capitán.-dije burlona, él me guiñó un ojo sin poder responder dado que la clase había comenzado.

Sería una semana interesante.

Beside YouDonde viven las historias. Descúbrelo ahora