Capítulo 61

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El Domingo fue increíble: además de no poder tener nuestras manos lejos del otro, el ambiente que se generaba entre nosotros no lo cambiaría por nada. Amaba el hecho de poder estar tirados en su cama, y solo mirar el techo mientras hablábamos de temas tan banales como de tipos de desayunos favoritos, historias nuestras de infancia, o incluso de sueños que hubiésemos tenido en noches recientes y otras no tanto. Me gustaba que se generara una confidencialidad tan mutua sin necesitar demasiado; en definitiva, solo teníamos que estar con el otro para que el panorama funcionara y las risas surgieran...y sí, llevábamos un poco más de 24 horas siendo novios, pero en todo el tiempo que llevaba conociendo a Luke, esta dinámica siempre -o, casi siempre- existió, pero como era arruinada por factores externos y a veces internos, el miedo a dejar fluir esta intimidad nos frenaba. Afortunadamente ya no.

Me dejó en mi casa a eso de las 19hrs, y lo siguiente que hice fue pedirle a Abie que viniera a casa para poder actualizarla de forma digna sobre mi por fin, oficial relación con Luke. Lo siguiente que escuché fue el cómo ella me cortaba la llamada sin darme respuesta, para verla estacionar 5 minutos después afuera de mi casa. Reí al ver desde mi ventana cómo se acercaba a la entrada mirándome desde abajo  y me hacía caras de emoción bastante divertidas. Bajé a abrir la puerta, y ya teniéndome en frente, sonrió de oreja a oreja para después abrazarme y susurrar:

-Cuéntame todo, AHORA YA- yo reí y cerré la puerta de entrada.

-Te parece si subimos, ¿histérica?- me fulminó con la mirada por haberla apodado así, pero de todas formas asintió y subió rápido. Subí tras ella, y nos sentamos en mi cama, permitiéndome así poder exteriorizar mi emoción respecto de, mi primera vez, y de mi ahora noviazgo con Luke. Me dolían las mejillas de tanto sonreír.

A eso de las 21:30 Abie se fue de mi casa, no sin antes meterse dentro de mi armario para elegir el outfit que yo tendría que usar al otro día en la escuela porque, y la cito, "ahora puedes provocar a Luke sabiendo que habrá un resultado positivo y candente detrás. No lo desaproveches"; y si era sincera, tenía razón y quería hacer eso. No porque Luke me cosificara o porque yo sintiera que mi valor como persona estaba en cómo lucía, pero genuinamente quería verme bien pues era reflejo de cómo me sentía, y, jugar sucio sonaba como un plan imperdible para mí. Así que le hice caso y dejé los pantalones y la blusa que Abie seleccionó, sobre la silla de mi escritorio. 

 Cuando Abie estacionó el auto en el sector de siempre al llegar a la escuela, no pude evitar sentir nervios. No necesariamente igual a los de antes en donde no sabía si Luke me ignoraría, pero sí nervios del tipo "veré a mi novio" y "cómo actuaremos ante los demás ahora que somos novios". Sacudí mi cabeza mentalmente y boté el aire acumulado: no debía importarme, francamente era mí relación, y esta solo era una escuela. Nadie era tan importante como para tener que dar explicaciones y, más aún, plantearme cómo debía actuar frente a mi novio: era absurdo. Sin embargo igual caminé a paso lento hacia la entrada del establecimiento porque, podía creer en muchas cosas, pero si mi mente decidía estar nerviosa entonces no había mucho más que hacer. Solo esperaba que ver a Luke calmara las cosas. 

Así, cuando llegamos a nuestros casilleros, miré hacia todos lados intentando ver si habían señales de Luke pero, no tuve suerte. Por lo mismo, procedí a abrir mi casillero para sacar mis libros, y luego dé, pretendía mandarle un mensaje a Luke para saber en dónde estaba. Sin embargo, al momento en que cerré la puerta, Luke estaba apoyado en el casillero de al lado tomándome absolutamente por sorpresa.

-Hola preciosa- dijo y se acercó para besar la comisura de mi boca. Mi corazón comenzó una carrera a la vez en que mis mejillas se teñían aún más producto del rubor causado por mis nervios. Sonreí

-Hola Guapo- y sin dudarlo me acerqué aún más para sellar nuestra cercanía con un beso dulce y calmo. Sentía que todo dentro de mi florecía.

-¿Desayunaste?- preguntó al separarnos. Asentí, lo que no era mentira pero tampoco era la respuesta que él esperaría: en la mañana me atrasé y solo pude tomarme un té. Él me miró con los ojos entrecerrados- No quiero sonar autoritario ni mucho menos pero-sonrió aún con los ojos entrecerrados- no te creo- levanté una ceja bromeando-

Beside YouDonde viven las historias. Descúbrelo ahora