A La Mexicana. (RESUBIENDO)

Capítulo Trece

Capítulo 13:

El atardecer llegaba cubriendo el cielo de suaves tonos naranja y rojizos, la hora en donde la noche llegaba a cubrirlos a todos se estaba acercando, los niños regresaban a casa sudorosos, cansados y sucios tras un largo día de juegos, risas y gritos, las madres de familia de encerraban de hacer una cena deliciosa y los hombres volvían a casa del trabajo después de un duro día laboral.

Francisco descansaba tranquilamente en el mismo lugar en donde se había quedado dormido hacia horas atrás, en su lugar favorito en todo el mundo, se encontraba recostado contra el pecho de Sofía sintiendo los latidos de su corazón golpear constantemente.

Ella pasaba lentamente los dedos por su cabello para intentar calmarlo y hacerle saber que estaba ahí con él, dejaba leves caricias que hacían que él no quisiera despertar y quedarse en ese lugar y esa posición para siempre, pero la pequeña niña reclamó la atención de ambos soltando un llanto fuerte y desgarrador que hizo a Francisco abrir los ojos de golpe, levantarse y sacar un arma torpemente mirando a su alrededor.

Se tranquilizó al percatarse de que no pasaba nada y solamente era su hija reclamando la atención de ambos, guardo el arma y se acercó hacia la niña que parecía ver todo a su alrededor de forma molesta con esos enormes ojos que lo derretían con solo un segundo de verlo, sonrió por lo bajo acariciando su mejilla.

-Ya pensé bien el otro nombre.- murmuró él tomando a la pequeña niña entre sus brazos y dejando un par de besitos en su pecho.- Ya va a dejar de ser solamente Ana.

Sofía se acercó a él y acarició la mejilla de la bebé con su dedo indice, la pequeña pareció reconocer el tacto de inmediato porque inicio un pequeño llanto para reclamar la atención de su madre, Sofía sonrió abiertamente escuchando el llanto que ella sabía era para reclamar su atención y le guiño un ojo a Francisco.

Sofía la tomo entre sus brazos, besó la regordeta mejilla de su hija y sin previo aviso rompió a llorar con una gran sonrisa plasmada en su rostro, Francisco la miró bastante confundido, ¿le dolía algo? ¿Algo estaba mal?

-¿Qué pasa?.- preguntó él bastante alarmado, acercándose lentamente con las manos alzadas a modo de intentar calmarla o abrazarla, ella lo miró con los ojos llenos de lágrimas que caían por sus mejillas.- ¿Por qué lloras? ¿Que tienes?

-Casi la perdemos.- murmuró, sus labios temblaban.- Por mi culpa casi la perdemos, por qué yo no la cuide mejor de ella.- mordió su labio inferior para que dejara de temblar y Francisco la abrazó con fuerza dejando a la niña enmedio de los dos.

Él no pensaba llorar más, necesitaba ser fuerte por Sofía, por él y por la pequeña niña que por el momento no sabía nada de lo ocurrido, pero era claro que viviría momentos difíciles en el futuro, Francisco sabía que la fortaleza debía ser de su parte, por que manejaba un negocio peligroso y no había espacio para la debilidad ahí, la mayor parte de su vida había sido un desalmado sin piedad y desde la muerte de su padre y nacimiento de su hija todo había cambiado dentro de él.

Su forma de ver el mundo había cambiado por completo, sus preocupaciones eran distintas ahora y  sus necesidades habían cambiado por completo en un lapso de un año, si le hubiesen dicho antes que su mundo iba a girar y dejarlo en situaciones así de complejas se hubiera reído.

Y ahora estaba ahí, mirando a su mujer llorar mientras sostenía entre sus brazos a su hija, la dejó llorar por unos segundos, luego se separo un poco y  ella enderezó la espalda, sonrió y se limpió las lágrimas con el dorso de la mano.

-Listo, perdón por eso, pero vamos a comer, seguro tienes hambre.- le dijo , Pero Francisco la miró con una ceja alzada, a parte de su extraña actitud su escasa ropa seguía con ella, seguía sucia y parecía tener mucho frío pues solamente llevaba su camisa muy grande con la ropa interior debajo, ni siquiera llevaba calcetines.