Capítulo Diecisiete

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Capítulo 17:

Francisco.

Un tenso silencio nos envolvió dentro de la habitación de hospital, Sofía nos miraba a ambos con un notable nerviosismo, Arturo me miró con el ceño fruncido antes de girarse a ver a Sofía nuevamente, sentía lo tenso del ambiente y juro que pude transportarme a hace más de tres años, cuando papá fue asesinado y me sentía aterrado de la vida y lo que vendría en el futuro.

--¿Estás segura?¿No puede ser error médico?-- le pregunté con manos sudorosas, ella me miró con sus grandes ojos aterrados y negó lentamente antes de morder su labio tembloroso para que no siguiera temblando y distrayendome.

Arturo me miró de reojo y supe que podía sentir lo tenso del momento, y Arturo odiaba la tensión del ambiente, así que dio un par de aplausos tensos antes de sonreír de manera nerviosa, lo miré con el ceño fruncido cuando puso una mano sobre mi hombro.

--Vamos, que no es tan malo, Sofía no va a morir.-- susurró intentando no sonar como idiota, pero realmente estaba sonando como uno, Sofía y yo lo miramos por unos cuantos segundos con un poco de molestia, di un suave suspiro.

-Eso es cierto.-Me resigne tomando la mano de Sofía entre las mías y besando la palma de su mano, ella me miró aún con el pánico plasmado en su mirada y asintió de forma suave y temblorosa.

-Yo sólo quiero irme a casa, quiero a mi bebé.- dijo Sofía, mire a Arturo quien seguía asegurando que todo estaba bien con ella mientras salia de ahí en busca de un médico para darnos de alta.

Aún cuando ya todos nos sentíamos bien el doctor nos obligó a quedarnos en el lugar mínimo hasta mañana a las ocho de la mañana y por más que me negué rotundamente no nos dejaron salir, así que lo único que pude lograr fue que trajera a Isa a la habitación de Sofía para tenerla con nosotros.

Una vez que la trajeron con nosotros me sentí en paz al verla dormida y en su cama, no me agradaba la idea de que le hubieran dado un chupon, pero comprendía que en los hospitales así era todo el tiempo.

Sofía quería lanzarse contra ella, pero no pudo hacer más que verla desde la cama y lloriquear alegre por que estaba bien y solamente estaba durmiendo con calma tras el gran susto que nos habíamos llevado esa tarde.

Contento con asegurarme de que ambas estuvieran bien me acomode a dormir en la misma camilla que Sofía, Arturo se acomodo en el sofá, así todos dormimos hasta el día siguiente.

Pasadas las ocho de la mañana ya nos estaban dando el alta, me indicaron cuando debería regresar a que me retiraran los puntos de la sutura, me dieron una receta médica para las pastillas para el dolor y me sentí realmente aliviado de solo haber tenido una herida grande, una abertura en la cabeza.

Sofía había terminado un poco más herida, la pierna enyesada no era su único problema, tenía una abertura bastante grande en la otra pierna junto a otros problemitas de salud, y debía regresar pronto a revisar tanto la fractura como los puntos de la otra herida, así que también le entregaron receta médica y a ella le dejaron puesta una cita para dentro de dos semanas.

Isabel por suerte no tuvo complicaciones mayores, no tuvo aberturas preocupantes ni necesidad de obtener puntos de sutura, solamente heridas y algunos cortes mínimos y yo no podía sentirme más feliz con eso a pesar de nosotros estar heridos.

A Sofía la hicieron salir en una silla de ruedas por protocolo, Isabel iba sentada sobre sus piernas acurrucada y jugando con un mechón de su cabello mientras yo caminaba a su lado y Arturo empujaba la silla sonriendo con alegría.

A La Mexicana. (RESUBIENDO) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora