Capitulo Treinta Y Dos.

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Francisco PDV.

Dos años después.

Algo picudo y alargado se comenzaba a sentir sobre mi piel, abrí los ojos y retire la almohada de sobre mi Cabeza la cual levante un poco y con la vista borrosa alcance a ver un rostro, no me fue difícil reconocer ese rostro.

Sofía.

Cerré los ojos dispuesto a volver a dormir, me acomode mejor en la cama, subiendo los pies hasta cerca de mi abdomen, casi en posición fetal.

Algo cayó sobre mi y comenzó a golpearme, abrí los ojos y estaba dispuesto a lanzar a los odiosos perros sobre la cama, hasta que un par de brazos se acomodaron alrededor de mi cuello y unos diminutos labios repletos de brillo se impactaron en mi Mejilla.

-Isabel.- murmuró Sofía de forma lenta, y con voz tierna.- deja a tú papá dormir.- la mire riendo y me acomode en la cama, en ese momento Nicolás entro corriendo y agitando entre sus manos unas llaves.

-¡papá, a un run, y agua!.- grito riendo y moviendo las llaves, Sofía cubrió su rostro con su mano en estado de negación mientras yo solo me eche a reír, Nicolás amaba las playas, siempre, desde la primera vez que fue, quedo enamorado y nunca salía del agua, ni para comer.

-no Nico.- hablo Isabel mientras de sentaba, el uniforme azul que llevaba la hacia ver aun mas tierna, con las colitas a cada lado de su cabeza y los zapatos blancos.

Mire a Sofía, papá le había conseguido un trabajo de medio tiempo en las mañanas para que no se estuviera sola en la mañana en la casa pues Nicolás iba a un pre preescolar en el que solamente... Bueno, a una guardería, en la que solo estaba las mismas horas que isa.

Lo metimos ahí por unas remodelaciones que estábamos haciendo en la casa, así que Sofía se aburría mucho y como solo iba con sus papás, el mio le consigo trabajo como recepcionista de una empresa turística, aprovechando que ella había aprendido inglés en la preparatoria, ella no se molesto y comenzó a trabajar ahí.

Ahora, Sofía estaba observándose en el espejo mientras ponía sombra a sus ojos de un color que no alcance a mirar, me sonrió y pinto sus labios, su camisa era roja con el logotipo de la empresa, fajada
en una falda negra que comenzaba en la cintura y caía hasta sus rodillas, y llevaba unos tacones demasiado altos.

Observando su perfil, logre darme cuenta que ya no poseía aquel delgado cuerpo de cuando nos habíamos conocido, ahora tenía un poco de peso extra que usualmente disfrazaba con fajas y cosas así, las cuales siempre yo rompía, odiaba verla escondiendo su cuerpo.

Metió algo al bolso negro que llevaba, se acomodo los tacones y se puso unos lentes obscuros, había cortado su largo cabello ondulado en capas para hacerlo ver con estilo y evitar que de observarán los mechones más largos que otros.

-Isa, vamos a clases mi amor.- le hablo Sofía, pero en ese instante, Nicolás salio de entre las sábanas y Sofía miro aterrada al pequeño que sonrió e hizo un gesto de despedida con su manita.

Lo mire y luego a Sofía, mordi mi labio, sabía perfectamente que se había olvidado de Nicolás, el aun estaba en su pijama lo cual lo hacía lucir adorable.

-¡Nicolás!.- grito, observó su reloj y maldijo.- vamos a cambiarte.

Estire los brazos y Nicolás se metió entre ellos, le mostró la lengua a Sofía y me abrazo, cuando ella se acercó a mi, me hice hacia adelante y le di un leve beso.

-hoy no voy a ir a trabajar, me quedaré con esta cosita y voy a ir al rancho.- Sofía me miró y suspiro bajando la cabeza, pero cuando la levanto mostró la lengua, pero en ese momento me acerque y termine con su saliva por mi rostro.

A La Mexicana. (RESUBIENDO) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora