Capítulo Veinticinco.

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Los rayos del sol caían con fuerza sobre la ciudad calentando todo, en aquel rancho alejado de la ciudad el calor no se sentía gracias a los aires acondicionados que ahí estaban instalados.

Francisco despertó con un dolor punzante en el rostro, quiso restregar sus ojos pero el parche se lo impedía, así que abrió su  ojo y se encontró con la habitación vacía.

Sabía en que habitación estaba, metió la mano en un cajón del mueble con delicadeza y de ahí saco una pequeña caja alargada negra con detalles en blanco.

La sostuvo entre sus dedos y la abrió, ahí dentro había dos anillos, ahí, grabados en el oro blanco de las argollas estaba una frase, en el más pequeño decía love, y el otro, decía forever.

Los miro por un momento en el que contempló el fino detallado de colocar las iniciales de ambos nombres en cada anillo y la fecha exacta de cuando ella acepto ser su pareja por dentro del anillo, suspiro y los volvió a guardar.

Miro el techo blanco de la casa en donde el abanico permanecía inmóvil, suspiro y los volvió a sacar de su pequeño escondite, abrió de nuevo la pequeña caja.

Intento levantarse y lo logró con un agudo dolor recorriendo todo su cuerpo, se puso en pie usando las muletas que habían dejado a un lado de la cama para cuando quisiera ir al baño.

Camino con dificultad y encontró a Sofía en el pasillo, llevaba un plato en una bandeja acompañado con vasos, ella lo miro e inmediatamente dejo la bandeja sola y fue a socorrer a Francisco.

Se acercó a él con miedo y lo miro a los ojos, él solo extendió la mano con la pequeña caja y ella la miro.

-¿te saliste de la cama por esto?.- preguntó ella frunciendo el ceño, Francisco le animo a que la abriera y cuando ella lo hizo, quedo atónita mirando aquel hermoso par de argollas de oro blanco con un grabado por dentro y por fuera.

Las miro y luego lo miro a él, quien la miraba ansioso.

-si no fuera por tu estado físico.- murmuró con una gran sonrisa.- ya estaría sobre ti gritando.

Se acercó a él y beso sus labios de forma leve y tierna, disfrutando el momento en donde sus labios se juntaron y se acomodaron a la perfección.

-entonces...-murmuro  aun con los labios junto a los de ella.- ¿tomo eso como un si?

Ella asintió de inmediato, el soltó una de las odiosas muletas y luego la otra, poco a poco se inclinó y se dejó caer, levantó una rodilla y ella se inclinó frente a él.

-¿te vas a casar conmigo? ¿Con Un mendigo que no puede ponerse de pie por si solo?

-no me lo perdería por nada.- murmuró antes de besarlo con ternura.- estaría orgullosa.

Ella ayudo a Francisco a levantarse y lo acompañó a la habitación, fue cuando él saco otro anillo, uno de compromiso.

-olvide llevar este.- hablo y lo coloco en la mano de Sofía, quien lo miro por unos segundos y le dio una pequeña sonrisa que creció cada vez más hasta mostrar sus dientes.

-voy por tu comida.- le dijo, él asintió y a su mente llego el recuerdo de Daniel, el joven y pequeño niño que lo había acompañado en aquel pequeño infierno.

Sofía salio de ahí y tomo la bandeja entre sus manos, observó de nuevo su nuevo anillo y a su mente llego el enorme precio que debió haber pagado.

Se sintió mal de solo pensarlo, ella detestaba que gastará demasiado en regalos para ella, ahora tenia miedo de perder el anillo y perder con el aquella enorme cantidad de dinero.

A La Mexicana. (RESUBIENDO) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora