Capítulo Doce

2K 104 2
                                    

Capítulo 12:

Quité un poco de basura de alrededor que me impedía ver con claridad  y tome con delicadeza y manos temblorosas el pequeño cuerpo desnudo y sucio que lloraba desconsoladamente en un tono desgarrador que me ponía los nervios de punta.

Sabía que tenía que sacarla de ahí lo antes posible, no dejaría que le hicieran daño nunca, apenas era una bebé, sólo tenía tres meses de haber nacido y no merecía morir por todas las acciones irresponsables que yo había hecho a lo largo de mi vida.

Con solo tomarla en brazos supe que tenía frío por que sus labios estaban morados y su piel demasiado helada, así que hice lo único que se me ocurrió en el momento, que fue quitarme el abrigo de lana que llevaba y envolverla en el con mucho cuidado para que no lloraste.

Necesitaba mantenerla en silencio hasta encontrar a Sofía, necesitaba encontrar a mi novia , no la dejaría jamás aquí, ella no merecía morir, ella  debía vivir una vida sin problemas ni inconvenientes como estos.

Sofía merecía vivir.

Miré de reojo su cuerpo removerse incómodo, pero inmediatamente pensé en los disparos y el riesgo que corría al ir entre mis brazos, así que busque con desesperación algún chaleco anti-balas para ponerle, no pensaba arriesgar su vida ni la de nadie más, no dejaría que nadie más muriera por mi culpa.

Los cuerpos en el suelo no llevaban chaleco, así que solamente tenía una opción, metí con cuidado a la niña dentro de mi chaleco antibalas  sujetando con una mano su trasero y con la otra su frágil espalda y cabeza.

Di unos pasos lentos y escuche gritos seguidos de una ráfaga de balas, apreté con fuerza a la niña contra mi cuerpo, ella dio un respingo pero no lloró, lo que agradeci infinitamente y comencé a mecerla un poco con esperanza de que durmiera.

Maldije por lo bajo tomando mi M16 y caminando de manera sigilosa, estaba a mitad de un enfrentamiento y no pensaba perder a nadie más, la sentía moverse un poco.

Corrí un poco sujetándola contra mi pecho con fuerza, suspire de alivio cuando no gritó ni lloró gracias al brusco movimiento.

-Que bueno que has logrado llegar hasta aquí, Francisco, pero no podrás recuperar a tu mujer, y menos a tu hija.- Escuché una voz femenina detrás de mí que me hizo soltar un enorme suspiro, detrás de mi estaba la responsable de todo esto.- A no ser que quieras su cuerpo, bueno, creo que el ácido ya lo disolvió, de todas formas era una cosa diminuta y llorona que no servía para nada y sólo retrasaba tu trabajo y reducía tu efectividad... ¡mira el lado bueno! No más desvelos.

Me di la vuelta de golpe barriendola con la mirada, me sorprendí mientras un agudo dolor se instalaba en mi pecho en el momento en el que comencé a detallar su rostro.

No pude evitar pensar en todas las veces que cuidó de mi como yo cuide de ella,  pensar que la causante de todo este sufrimiento era mi propia madre, que justo ahora estaba frente a mi.

-No sé por qué haces esto.- le susurre sujetando con fuerza a la niña que parecía estar dormida mientras se aferraba a mi camisa de arca, suspire de forma mental a siendo que por lo menos no haría ruido y tendría más posibilidades de sacarla de aquí.- Una madre debería cuidar y proteger a sus hijos de forma incondicional, no intentar matarlo y mucho menos alejarlo de su familia, ¿No es lo que toda madre quiere? que su hijo tenga una familia.-le medio grite acomodando mi M16 en mi hombro, quite el pasamontañas de mi cabeza y con la mano libre pase la mano por mi cabello.- Solo por que nuestra familia se rompió, no significa la mía debe terminar así.- susurré antes de sacar una desert eagle de mi cintura y apunte a su pecho, del lado derecho.

A La Mexicana. (RESUBIENDO) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora