Capitulo 22:
Arturo.
La adrenalina recorría cada pequeño espacio de mi cuerpo, era consiente de mi respiración alterada, de los pasos apresurados detrás de mi, de pies siendo arrastrados y de algunos quejidos, incluso fui consiente anteriormente de cómo caían cuerpos sin vida al suelo anunciando el final de sus vidas.
Aún dentro del edificio pude escuchar como el viento impactaba con fuerza en las ventajas, suponía que las nubes vendrían rápido y que la lluvia no tardaría en llegar a nosotros, así que teníamos que ser rápidos y huir, por que el camino al rancho se inundaba y era casi imposible pasar.
Incluso pude escuchar un par de truenos mientras caminabamos en total silencio por los pasillos intentando dar con el paradero del estúpido de Cocodrilo, quería matarlo con mis propias manos y verlo sufrir y retorcer su cuerpo de dolor mientras le sacaba la información que necesitaba.
Moría de ganas de tenerlo un par de horas para nuestra propia diversión , dejalo sufrir e implorárnos por piedad mientras dejábamos qué la vida se escapara de su cuerpo entre tantas heridas qué le hubiéramos provocado.
Yo quería hacerle y provocarle el mismo daño que no hizo a todos nosotros.
Seguía liderando mi equipo, claro que algunos hombres ya habían caído hace rato, otros iban heridos y unos pocos seguían como si nada hubiera pasado, ahora teníamos aproximadamente la mitad de personas que antes en este comando, pero solo necesitaba llegar hasta él para cumplir con mi promesa, yo le había prometido a mis padres qué algún día sabríamos del paradero de mi hermana y nos iba a morir sin saberlo.
Aunque nos hubieran entregado restos yo estaba seguro de que mi hermana no era eso, no había un rostro, no había nada para poder asegurarnos de que fue su cuerpo, así que mi mente seguía necia con que ella seguía viva.
Y no iba a parar hasta confirmar su muerte o encontrar algún otro indicio.
Y de paso acabar con la vida de cocodrilo.
Entre el bullicio de gritos y personas corriendo fui consiente de un sonido que conocía muy bien, el sonido de las sirenas de las patrullas acercándose a nosotros, ese pequeño sonido comenzó a alertarme de inmediato.
Saque el radio e intenté comunicarme con Francisco, pero no respondio, no le tome mucha importancia por que era muy probable que estuviera aun más ocupado que yo, así que guarde nuevamente el radio y seguí avanzando con pasos temblorosos.
Jamás podría acostumbrarme al miedo con el que respiraba cada día de mi vida gracias a este negocio en el que me había metido, el ver por mi espalda constantemente y sentirme vigilado a diario.
Estábamos por bajar las escaleras y a punto de llegar al final de esto para poder salir e huir, pero una multitud de enmascarados comenzó a llegar y cubrir la salida.
Maldije retrocediendo un poco y sentí el impacto de una bala contra mi chaleco, me levante de golpe y comenzamos a disparar, el temblor de mis manos gracias a las detonaciones era un sentimiento que me hacia querer salir de ahí y esconderme bajo mi cama, el miedo presente de que una bala pudiera atravesar mi cabeza y dejarme tirado en el lugar me hicieron retroceder un poco más.
A mi lado mire uno de mis hombres caer al suelo y quejarse, sin embargo continuó disparando mientras se arrastraba para ponerse a salvo.
Dos cuerpos de los enemigos cayeron al suelo y me sentí aliviado, comenzamos a avanzar por las escaleras arrinconandolos escaleras abajo.
Hasta que uno de los hombres descubrió su rostro y me quede estático por unos segundos.
-¡Detengánse!- Gritó levantando la mano y ordene a mis hombres detenerse también con una seña.

ESTÁS LEYENDO
A La Mexicana. (RESUBIENDO)
AcciónSe dice que México es un país hermoso, repleto de buenas costumbres, junto a personas con actitudes envidiables y alegría. Conocido por ser un lugar en donde todo se festeja, la gente vive riendo y todo es de miles de colores hermosos. O eso es lo...