Capítulo Díez

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Capítulo 10:

Recosté la cabeza en la suavidad de las sábanas mientras mi cuerpo se encontraba sentado a un lado de la misma en la incomoda silla del hospital.

Cerré los ojos cansado dejando salir un suspiro, bostece y me acomodé mejor, sentí una mano revolver mi cabello y me me removi algo incómodo intentando conciliar el sueño, pero era imposible para mí, estaba en un constante estado de alerta.

Un horrible chillido me hizo levantar la cabeza exaltado, me puse de pie y vi a mi alrededor alerta, miré hacia la pequeña cuna extraña de hospital.

Un poco dudoso caminé hacia ella y mire a la pequeña niña enojada que me recibió con sus labios abiertos y los ojos muy cerrados, la levanté y acomode entre mis brazos, su rostro se calmó un poco y sus ojos se abrieron, su pequeña boca se movía mostrando su lengua mientras intentaba liberar sus manos de aquellos guantes moviendo las manitas desesperada.

Atrape una de sus manos cubierta por el guante, sus grandes ojos miraban hacia todos lados observando a su alrededor mientras su pequeña boquita se movía.

me acerqué a Sofía, quien estaba recostada mirándonos y deje a la niña entre sus brazos, ella de inmediato abrió la bata y sacó uno de sus pechos para acomodarla menor entre sus brazos y darle de comer.

Miré a la pequeña bebé comer en silencio, Sofía cerraba los ojos con fuerza, según me había dicho, darle de comer a la niña le generaba bastante dolor e incomodidad.

La puerta se abrió de forma lenta revelando a Arturo detrás de ella con su mirada brillante y la sonrisa de idiota que no había abandonado su rostro desde el momento en el que había visto a mi hija por primera vez.

Entró dando suaves saltitos y sonreí viendo como llevaba un enorme arreglo de flores entre sus manos junto a una cantidad exagerada de globos de colores.

-Lo siento, pero yo tenía que ser la primera persona en regalarle flores a mi sobrina favorita.

Sofía lo miro sonriendo ella y yo habíamos discutido por varias horas el nombre de la niña, y al final llegamos a un acuerdo, decidimos que Arturo le pondría el primer nombre y entre ella y yo el segundo, Arturo era nuestra mano derecha y la persona que más amaba a nuestra hija después de nosotros.

Y como iba a ser su padrino, queríamos que se sintiera involucrado con la vida de ella desde el inicio.

-Arturo.- Lo llamó Sofía, él levantó la mirada.- ¿Quieres ponerle el primer nombre a la niña?.- sus ojos se iluminaron ante la pregunta, asintió caminando hacia la bebé y mirándola.

Esperó de forma paciente a que la niña dejara de comer y pidió permiso para sacarle el aire, Sofía encantada se la extendió y él tomó a la niña entre sus brazos, miró su rostro detalladamente para luego acomodarla y comenzar a dar suaves golpes en su espalda para liberar el gas.

-Viéndola detenidamente creo que tiene cara de...- su rostro se contrajo en dolor, en ese momento me di cuenta que pensaba en su hermana.- ¿Puede ser Ana?.- preguntó, Sofía me miro y yo la mire, yo sabía la historia y Sofía solo un poco, pero ambos sabíamos que ese nombre era muy especial para él, así que no discutimos, sin dejar de lado que el nombre era realmente bonito y quedaba a la perfección con el nombre que nosotros habíamos elegido.

-Ana será su primer nombre entonces.- susurré él sonrió quitándole uno de los guantes a la niña, quien al parecer se sorprendió al ver sus dedos por que levantó su manita un poco y estiro los deditos, Arturo puso su dedo índice en la mano de la niña y ella lo sujetó con fuerza.

A La Mexicana. (RESUBIENDO) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora