Epílogo.

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Sintió el frío metal del arma sobre su cabeza, apretó los párpados con fuerza, no quería ver el rostro de nadie al momento de morir, hubo un momento de silencio hasta que el fuerte sonido de la bala saliendo del arma lo hizo dar un respingo muy tarde, por que la bala entro en su Cabeza y lo hizo caer contra el suelo sin delicadeza alguna, siendo rodeado rápidamente por sangre que corría de su cabeza.

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Desperté de golpe con un sudor frío corriendo por mi espalda, me senté en la cama mirando a mi alrededor, a mi lado estaba un bulto cubierto con las sábanas solo dejando al descubierto sus pies.

Suspire aliviado, retire las sábanas de su rostro y ella se removió molesta, busque algún enorme bulto en donde estaba su estómago y cuando lo encontré, sonreí sintiendo un peso elevarse de mis hombros.

Me levante un poco mareado y corrí por la casa hasta la habitación de Isabel, abrí la puerta sin tocar, ella estaba dormida en la cama toda desparramada.

Toque su hombro y ella gruñó, se echo la sábana sobre el rostro y volvió a dormir.

Camine hacia la habitación de Nicolás, abrí la puerta con cuidado, sorprendiendome al ver que el ya estaba despierto, me sonrió y siguió leyendo su libro de dragones.

Faltaba algo, si todos estaban vivos...

¿Arturo estaba vivo?

Corrí por el pasillo hasta la otra punta de la segunda planta, abrí la puerta, la cama estaba hecha, el piso limpio, el armario cerrado y nada sobre las mesitas de noche, mordi mi labio un poco derrotado sintiendo un agudo dolor sobre mi pecho.

Un par de brazos me rodearon por atrás, Suspire sintiendo el anillo sobre su dedo, me gire y ella, Sofía me dio una leve sonrisa.

-mierda, estaba seguro que soñé todo esto.- murmure, aunque mis pensamientos comenzaron a revivir cada momento de su muerte, por que, a pesar de tantos años que han pasado, no logró superar aquel momento en el que perdí a mi mejor amigo, ese segundo en el que la bala penetró su pecho.

-tranquilo.- tomo mi rostro entre sus manos y me dio una leve sonrisa que me transmitío una gran calma.- aquí estamos para ti, todos, solo que Isabel se pone medio mamóna aveces.- le sonreí un poco y sus labios se apretaron contra los míos.

-¿que hacemos ahora, mujer-bebé?.- pregunte, ella dio un leve golpe en mi hombro y su estómago hizo un sonido horrible.

-comer.- hablo, tome su mano entre las mías, jugué con sus dedos y al final, toque la puerta de la habitación de Nicolás.

Estábamos a finales de octubre, el frío estaba comenzando junto a noviembre, así que, venía el día de muertos, otro año en el que honraba a mi mejor amigo acompañado de mi familia, incluso Isabel amaba hacer los altares, buscaba fotos y de vez en cuando la había encontrado llorando mientras miraba una foto de Arturo, ella tampoco lo había olvidado a pesar de todo.

Bajamos las escaleras y Sofía se sentó en la primera silla que tomó de la mesa, pero se puso algo extraño debajo.

No tenía ganas de hacer desayuno, así que solo hice unas palomitas e hice quesadillas.

Hablando de eso, ya no tenía personas para hacer la Limpieza o cocina, Ahora metería a trabajar hombres y mujeres, además una Niñera.

Mire a Sofía sonreír, atrape su cabello enredado entre mis manos y comencé a peinarlo.

-tenemos que hacer una habitación Para fetito tres, buscar nombre y saber si es macho o Hembra.

Ella comenzó a reír y golpeó de forma leve mis costillas, mordi mi labio, amaba molestarla con tonterías así.

-mira pendejo, este fetito es tu hijo, y está así de chico por que salió de algo pequeño que tu haces llamar pene, y no es un perro como tu para ser macho o Hembra.- puso una mano sobre aquel enorme bulto, me reí.

Hundi mi Cabeza entre el hueco de su cuello y hombro, deje varias mordidas leves en su piel, ella comenzó a reír.

-¡puta madre!.- grito Sofía, me levante y ella me miró.- son las diez y aquellos dos deberían estar en clase.- murmuró, la mire y sin poder evitarlo comencé a reír.

-relaja los ovarios, no van a morir por no ir un día a clases.- le dije, ella me miró mal.- además es viernes, yo saco el justificante y digo que... Que les dio el diarrea por comer tacos echados a perder.
******
Estacione el auto y todos bajaron, Isabel ayudo a Sofía a levantarse, eche el seguro al auto y comenzamos a caminar a la entrada de la tienda.

Isabel sonrió de forma abierta, estaba siendo abrazada por su hermano menor quien estaba intentando retirar el color rojo de sus labios.

-¿que vamos a hacer?.- pregunto Isabel mientras entrabamos a la tienda.

-vamos a comprar.- le dije, pegue a Sofía contra mi.- tu vas a comprar pues, tus vestidos, pero nada de puta, por que te voy a dar unos chingazos.- ella asintió  tomando el brazo de su hermano y salieron corriendo.

-¿que opina usted si subimos juntos a ver las cosas de humanos pequeños?.- le pregunte, ella asintió de inmediato.

Subimos las escaleras y buscamos las cosas para bebés, las grandes cunas de distintos colores con muchas almohadas y peluches dentro.

Era demasiado complicado elegir una cuna sin la ayuda de mi amigo, así que solo nos paseamos por la tienda mirándolos, solo compramos juguetes y tonterías por ahí.

Después de salir de esa tienda, a Isabel le entro la retorcida idea de ir a comprar zapatos, luego Sofía se unió y estuvieron una o dos horas entre cajas de zapatos y distintos tipos de tacones.

Nicolás y yo  nos miramos, ambos estábamos cansados de esperar y cargar bolsas, así que dejamos todo en el auto y nos fuimos a comprar dulces.

Creo que, después de todo lo vivido y después de tantos años, mi vida está bien, por que, aún después de fingir su muerte, mi papá aun esta conmigo, mi abuelos siguen conmigo, mi mujer me ha estado dando hijos hermosos.

No puedo pedir más.

Se de forma perfecta que todos los días arriesgó mi vida en este trabajo, pero supongo que esta bien vivir cada día como si fuera el último.

Todos hemos sufrido, unos más que otros, y está bien sufrir y caer, pero, a mi no me sirvió de nada estar triste, es mejor vivir con actitud y confianza de que todo va a mejorar.

Así que, de ahora en adelante, voy a cuidar, proteger y vivir alegre con mi familia.

Despues de todo, vida solo hay una, y está vida voy a vivirla A la mexicana.

A La Mexicana. (RESUBIENDO) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora