CAPÍTULO 13
Todos los miércoles, después de la clase de baloncesto se realizan ejercicios en el gimnasio de la escuela. Me senté en las gradas junto a Mirta para presenciar el entrenamiento. El juego aún no había comenzado, le faltaba un jugador para completar el equipo contrario de Christian. Él estaba enojado por no continuar el juego por tener un jugador menos en el equipo rival. Esta era la primera vez que Eros estaba viendo el entrenamiento. Llegó al lugar después de todo, y se sentó solo. Desde su llegada, mi mirada se dirigió automáticamente a él. Fue increíble el poder del magnetismo de él acerca de mí.
Mirta tocó mis costillas con la punta de su codo.
-Miras quién acaba de llegar. - dijo asintiendo con la cabeza hacia él.
- Es...me ha visto. - respondí por mirarlo.
¿Por qué no te vas a hablar con él? -Puso en sus labios una sonrisa tensa.
-¿De qué hablo?
Le pregunté con el ceño fruncido, por lo que serías imposible demostrar cualquier punto de interés con el chico.
-Inventas cualquier tema...
-Yo no soy creativa en eso.
-Pregúntale si le gusta el baloncesto.
-¡Buena pregunta! - Dije, burlándome de la falta de creatividad de mi amiga.
Christian miró a Eros sentado en las gradas.
- ¡Ahí, tú! ¿Quieres completar el equipo? - Preguntó, sin abandonar el lugar, todos los que estaban en las gradas habían oído la pregunta.
Eros fue observado por todos los ojos vigilantes del lugar, él fue como una celebridad.
Endurecí mi cuello, estando atenta a escuchar la respuesta que vendría de sus labios.
- ¿Me estás hablando a mí? -Eros preguntó serio.
-Es contigo mismo. -Christian, dijo, botando la pelota en el suelo.
-¿Quieres que juegue en tu equipo?
-No, el mío está completo.
-Yo acepto. - dejó sus cosas en las gradas y se fue el campo.
El juego comenzó con Christian destacándose, sumando varias cestas. Los jugadores pensaron que Eros era un pez fuera del agua en el juego, parecía que nunca había visto una bola antes.
Todas sus acciones fueron perjudiciales para su equipo. Lo hizo todo mal. Él no tenía forma de sostener la pelota.
Yo estaba inquieta al ver ese juego, y como sus compañeros se enojaban con él. Sólo faltaba que lo agredieran.
-¡Él es pésimo!
Mirta hizo el comentario y tragué saliva.
Minutos antes, con toda la concentración en el juego, Eros había cambiado sus tácticas para jugar. Comenzó a atrapar la pelota varias veces y hacer cestas. A partir de entonces su velocidad era increíble en la cancha, sólo se veía su sombra en las carreras, nadie allí pudo detenerlo, ni siquiera el mejor jugador, Christian. La hinchada había cambiado de ídolo, gritaban el nombre de Eros y no Christian. Eso dejó a Christian enojado, nadie tuvo este mérito en los partidos. Mirta se sentó abatida en las gradas por ver a Christian siendo derrotado por Eros. A diferencia mía, quien estaba llena de felicidad, por ver a Eros aplastar a Christian en la cancha. El juego terminó con la victoria del equipo exuberante de Eros.
-¡Suerte de novato! -Christian dijo a Eros cuando salió de la cancha, dejando caer la pelota en el suelo con toda la rabia.
-Nunca vi a nadie jugar como él. -Dijo un jugador del equipo de Christian.
-¡Cállate! –gruñó Christian.
Traté de hablar con Eros, Una vez que los jugadores dejaron la cancha. Eros volvió a las gradas y se llevó sus cosas. Me acerqué a él mientras estaba de espaldas.
-¿Cómo hiciste eso?
Se volvió hacia mí, organizando sus libros.
-No lo sé. -Dijo con modestia.
-¡Tú fuiste muy rápido! ¡Dominaste el juego!
-A Christian no le gustó mucho.
-Él está acostumbrado a ganar.
-Ese es el mal de él.
Mirta vino a nosotros, impaciente.
-Yo me voy... ¿Vas a quedarte ahí? - Actuó como si Eros no existiese.
-Ya voy...
Eros mantuvo su mirada en Mirta, la forma en que ella actuó, caminando delante y dejándome atrás.
-Hasta mañana. - dije caminando.
- Adiós.- respondió con ponderación.
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Valquiria - La princesa vampira
VampirLibro 1 en la Valquiria - La Princesa Vampira Sinopsis Valquiria creció teniendo sueños extraños con un hombre que nunca vio en su vida. Cuando conoce a Eros, un muchacho hermoso y atrayente, el misterio pasó a ser parte de lo cotidiano. Algunas...