Capítulo 34

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Capítulo 34

El viaje hasta al Planeta Neptuno fue largo, debido a su extensa distancia.

Vine al desconocido territorio, en los brazos de Eros, desvanecida. No tuve la energía suficiente para llevar el viaje adelante estando consiente. Cerré míos ojos cuando iniciamos el trayecto y los volví a abrir mucho después.

Por fin, yo aún era humana.

Estábamos en una sala enorme, donde se podían
alojar unas cien familias. Era un lugar obscuro y un tanto sombrío.

La claridad era impuesta por antorchas encendidas, colgadas en los cantos de las paredes.

Los muros estaban compuestos por rocas.

Él caminó conmigo sobre su cuello, como si estuviese
cargando un trofeo en los brazos, el cual daría a mi padre.

Mí peso era comparado al de un peso de lástima, frente a su fuerza sobrenatural.

No precisó en ningún momento hacer esfuerzo físico para yo permaneciera sobre sus confortables brazos.

Además de Eros, había dos personas más allí, que se aproximaban. Eran también dos sirvientes de mi padre. Valeska y Bizak.

Eros me puso con el máximo cuidado en una piedra lisa, de color ceniza, parecía un mármol antiguo.

Allí permanecí hasta abrir los ojos.

- ¡Lo conseguiste! - dijo Valeska a Eros.

- Ella continuará así por algunas horas.

Dijo Eros enfocado en mi rostro desfallecido.

- ¡Ella es hermosa! –dijo Bizak admirándome.

Eros lo miró con reprobación, encontraba que no era hora de elogios estúpidos.

-Ella llegó mal y tú estás codiciando la joven.

Contesto Valeska, con celos.

- Me parece que él si olvidó de quien es ella hija.

Alertó Eros, que enseguida se retiró del lugar, dejándome debajo de los ojos curiosos de las dos figuras raras.



Valquiria - La princesa vampiraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora