Capítulo 14

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CAPÍTULO 14

Al día siguiente, el comentario en la escuela era una sola persona "Eros".

En cada rincón sólo se escuchaba el susurro de sus perfectos lances en el juego. Las personas estaban encantadas con él, no había restricciones de géneros. Cuando llegó a la escuela, todos los ojos se centraron en una sola dirección, sólo en él, caminando con sus libros. Se dio cuenta de que todos lo miraban con admiración. Las chicas intentaron un acercamiento, él se echó hacia atrás, evitando que lo tocasen. Christian se enfadó de nuevo, Eros estaba robando sus méritos, el primero era el de mejor jugador en la cancha y el segundo era el más codiciado por las chicas del colegio. Esa reacción de Eros, evitando que las niñas lo tocasen, fue un plato lleno para Christian destilando su veneno con bromas de mal gusto.

-¡Creo que no le gustan las chicas!- bromeó Christian.

Eros lo miró con frialdad.

Mirta y yo estábamos viendo todo desde lejos.

¿Qué has dicho?

Eros lo miró con rabia.

-¡Dije que no te gustan las chicas!

Me di cuenta de que Christian quería conducir una pelea con Eros.

-¡Es ridículo! - dije, morí de ira de Christian, me fui enojada a causa de esa confusión estúpida.

-No voy a tener en cuenta lo que dijiste.

Eros, respondió con indiferencia.

- Eso es un elogio para ti. – se burló Christian.

Eros se retiró educadamente, evitando un enfrentamiento con Christian.

La multitud estaba decepcionada con la actitud de Eros, de ser humillado por Christian y actuar de esa manera. Además, en presencia de cientos de personas.

El profesor explicaba la materia de química. Todos estaban entusiasmados con la explicación. Hasta que Mirta vio una gota de sangre en su cuaderno. Se llevó la mano a la nariz y se dio cuenta que estaba sangrando.

-¡Mi nariz está sangrando! -Estaba nerviosa. -De vez en cuando eso sucede.

Eros olió la sangre fresca, se levantó de la sala de clase y se fue sin decir nada. Yo no podía entender su reacción. No sé por qué se retiró de la sala, tan rápido. En ese momento mi atención se dirigió hacia él, dejando a Mirta a un lado con su nariz sangrando. Seguí a Mirta hasta el baño para ayudarle a detener la sangre de la nariz. Cuando todo volvió a la normalidad, regresamos al aula, miré en el lugar donde Eros estaba sentado, la silla estaba vacía, no volvió a clase después de eso.

Dejó sus cosas en la mesa, así que todo el mundo salió del aula, me fui hasta sus objetos y los llevé conmigo. Me decidí a entregárselos personalmente.

Iba por una calle donde nunca había estado antes, no sabía que existía. Con varias casas cerradas, el sitio tenía unas pocas personas. Miré a todas las casas con la esperanza de encontrarlo.

Detuve ante un hombre en la calle que vivía en una casa, aferrando un periódico.

-¿Puedes usted decirme dónde vive Eros? - Le pregunté con la necesidad de saber dónde vivía.

- Aquí no vive ningún Eros. - dijo.

Mi rostro evidenció mi descontento, de que había sido engañada. No me conformaba la información del anciano, pero más tarde me acerqué a una mujer bien vestida, que también caminaba por allí y también le hice la misma pregunta.

-Nunca he oído ese nombre aquí. - respondió frunciendo su rostro.

Yo aún no estaba satisfecha, pensaba que debía haber un error, tal vez esas personas estaban desinformadas con el nuevo vecino. Hice la misma pregunta a una docena de personas. Tuve las mismas respuestas, al contrario de lo que yo quería oír.

"No vive aquí"... "No sé".

Después de varios intentos frustrados, volví a casa con sus cosas en mi mochila. Preguntándome todo el tiempo porque él me había mentido acerca de su casa. ¿Qué estaba mal por saber dónde vivía? ¿Será que se estaba avergonzado de su origen? ¿O estaba casado? ¿Tenía una esposa e hijos? El resto del día estuve deprimida, se convirtió en un enigma para mí. Yo no sabía nada de él más allá de su forma extraña, y su piel fría. Al mismo tiempo de estar tan cerca, parecía estar tan lejano.

Me sentía enojada conmigo misma por estar pensando en él.

A menudo me di cuenta de que yo no le importaba.

Mi madre hizo una sopa para la cena con todo el afecto y apenas tomé dos cucharadas en la boca, el caso del día había afectado mi apetito.

-¡Hice la sopa que tanto te gusta! - Mi madre dijo, mientras observaba que yo abandonaba la comida completa.

-No tengo hambre. - dije con una mirada lejana.

¿Qué pasó? -Ella sabía que yo no estaba bien.

-No mucho. - Yo había tratado de ocultar lo que sentía.

-No me mientas, te conozco. ¿Tienes problemas en la escuela?

-No.- dije.

-¿Es un chico?

Fue una mirada triste sobre la mesa y no podía responder a la pregunta de mi madre.

Mi silencio la hizo capturar lo que estaba pasando conmigo. Que detrás de eso había un chico, que era la razón de mi profundo y amargo dolor.

-En ese caso no te puedo ayudar. - levantó y quitó los platos de la mesa y los puso en el fregadero para lavar.

Siempre he sido cerrada para discutir ciertos temas con mi madre, especialmente los relacionados con los chicos que me interesaban. Era una especie de bloqueo. Yo no podía expresar lo que sentía y mis objetivos en relación con ellos.

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Valquiria - La princesa vampiraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora