Capítulo 16

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CAPÍTULO 16

Me desperté en la noche, mi sueño se convirtió en un extenso insomnio. Daba vueltas en la cama de un lado a otro, tratando de dormir nuevamente, después de varios intentos, me levanté y me acerqué a la ventana que estaba abierta. Tenía costumbre de dormir con ella abierta por las constantes visitas de la lechuza. Me acostumbré a que ella velara mi sueño. Cuando ella no aparecía, me sentía desvelada.

Me coloqué delante de la ventana para mirar fuera de la huerta e inhalar un poco de aire fresco. Entre un árbol y otro vi una imagen de una persona parada, Eros surgía de la oscuridad y estaba en mi patio.

Desvié la mirada de ese espejismo y volví de nuevo a buscarla para asegurarme de que no era una alucinación. Otra vez Eros estaba de pie junto a un árbol de mango. Hizo un gesto con la mano para que yo vaya con él.

Involuntariamente, salí de la habitación y entré en el jardín. Con ropa de dormir y descalza. Yo no quería que se marchase sin hablar con él.

-¿Qué estás haciendo aquí? - 'pregunté.

-Necesito hablar contigo.- dijo.

-¿Cómo descubriste el lugar donde vivo?

-Te seguí sin que te dieras cuenta.

Mis mejillas estaban rojas. Caminamos hasta el árbol y nos sentamos. El silencio se hizo cargo de la situación. Hasta que dijo algo.

-Debes pensar que soy un loco caminando a estas horas por la casa de los otros, pero necesitaba hablar contigo y aclarar el mal entendido entre nosotros.

-Ya no estoy enojada contigo.

-No quiero destruir nuestra amistad. Tirar todo lo que he logrado hasta ahora. -Miró a la oscuridad mientras yo lo miraba. -Tú eres la persona más agradable en la escuela. Y yo no tengo a nadie más, tú eres mi amiga.

-Yo no quiero que me mientas más.

-No voy a hacer eso.

Un viento tedioso hizo mi piel encrespar. Me encogí, sentía frío.

Eros, al darse cuenta de mi necesidad de ser arropada, se quitó su saco y puso en mi espalda.

-Tú no estás vestida adecuadamente para estar aquí.- dijo.

Yo olvidé que estaba vestida para dormir.

-Creo que es mejor que te vayas, puedes coger un resfriado.

Se levantó y agarró mi brazo. Ayudándome a hacer lo mismo. Otro escalofrío se apoderó de mi cuerpo, no era debido al viento, era una emoción diferente, siempre proporcionada con el toque de sus manos heladas. Yo quería dentro mío que esa noche fuese eterna y que él no desapareciese.

Miró dentro de mis ojos y pude ver en sus ojos que un mundo me estaba esperando, a través de él, yo sería una criatura diferente. Él tomó mi cara con las manos, y me miró de nuevo, lo miré también esperando algo más. Apenas unos segundos después, hizo una lectura en silencio de mi cara atraída por su mirada fascinante. Decidió libre mi cara, sacando sus manos, dejándolas sueltos.

-Ahora, ve... -Fue todo lo que dijo.

Obedecí como un perro domesticado. Regresé a mi casa y muy feliz por esos momentos únicos, antes de pasar por la puerta, miré hacia atrás y vi cómo se iba, caminó en cámara lenta y luego desapareció. Como si no existiese.

Me desperté en seguida, buscando mi habitación con los ojos. Me levanté y me acerqué a la ventana y miré a la huerta. No había nada allí. Sólo un viento cortante que hizo la cortina de la ventana bailar. Volví a la cama y miré hacia abajo a mis pies, ellos estaban sucios de tierra. Idénticos granos de arcilla que los de la huerta.



Valquiria - La princesa vampiraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora