Capítulo 44

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Capítulo 44

Me senté en la mesa al lado de Valeska.

Eros se sentó frente a Valeska y Bizak a su lado, frente a mí. Mi padre se sentó en la punta de la mesa.

El menú era sólo carne sangrienta.

Y por fin experimenté la bebida fabricada con sangre.

Mi padre pidió un brindis entre nosotros. Era la primera comida que yo participaba con ellos, en aquel estilo exótico, donde la sangre era el plato principal. Todos nosotros estábamos con nuestros ojos cenizas y los dientes agudos.

La claridad reflejada de las antorchas encendidas en los cantos de las paredes hacía que cada uno de nosotros pudiese ver al otro con nitidez. El primer rostro que encaré fue el de mi padre, monitoreando la cena. Enseguida miré a Valeska, que me cuchicheó al oído después de haber recorrido por encima con ojos indiscretos a Eros.

- ¡Te acuerdas lo que conversamos! -dijo bajo, sólo para yo lo oyera.

No dije nada, levanté el rostro y di de frente con los enormes ojos de Bizak encima de mí. Un mirar vivo, y trivial.

Miré a la izquierda y vi a Eros de cabeza baja, callado. Evitando a todos los que estábamos sentados a la mesa. Miré a una jarra, bien próxima de él.

-¡Eros!... ¿Puedes pasarme la jarra?

Él levantó el rostro y miró a mis ojos. Le miré sin recelo, acreditando en la posibilidad de que él también sintiera algo por mí. Él hizo que la jarra llegase hasta mí sólo con la fuerza de su mente. Me asusté con la rapidez del objeto viniendo en mi dirección. Esperaba la formalidad de su parte.

-Tú también puedes hacer eso Valquiria.

Articuló mi padre al verme asustada.

-Yo no sé hacer eso.

-¡Intenta hacer lo mismo! -insistió.

Él colocó la jarra de vuelta en el lugar de origen, del mismo modo que Eros la colocó frente a mí.

-¡Tú puedes! -persistió.

Intenté no decepcionarlo e hice lo que se me había pedido.

Miré firme para la jarra, depositando toda la fuerza de mi mente. Para que algo pasara. Después de varios intentos sin resultados, desistí avergonzada.

-Yo no puedo.

-Todo bien, querida, cuando llegue tu momento, lo harás con éxito.

Así diciendo esas palabras, sentí que mi padre esperaba más de mí.

-A mí también me llevó tiempo aprender a hacer eso.

Resaltó Bizak.

Mi astral mejoró, al oír a Bizak decir que pasó por las mismas dificultades. Señal que el problema no era sólo conmigo. Que yo no era una incapaz. Era solo un poco de tiempo.



Valquiria - La princesa vampiraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora