Capítulo 52

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Capítulo 52

Caminaba por los corredores del castillo, el silencio era una presencia constante en aquel lugar. Detuve mis pasos y coloqué la mano en la pared, tratando de apoyarme, mi cuerpo parecía flojo, yo necesitaba de sangre. Precisaba consumir sangre de los 'prés-vampiros'. La sed por sangre era tanta que yo estaba teniendo visiones de sangre por todas partes, en la pared, en el techo y en el suelo. Decidí atravesar la puerta que separa el castillo de la ciudad de 'pre-vampiros'.

Desobedecí las órdenes de mi padre, él me pidió que yo siempre fuese acompañada por alguien, nunca fuera allá sin compañía.

Caminé por las calles desiertas del lugar y no vi ni una criatura pasar por ahí. Continué mi trayecto, atenta con todo lo que estaba en mi entorno, miraba de un lado para el otro, aprensiva.

Avisté una casa nocturna, una especie de casa de espectáculos.

Había varios de ellos allá dentro, no pensé en el riesgo que estaría corriendo entrando allí. Pensaba sólo en sangre. Paré frente a la puerta, coloqué la capucha en mi cabeza, para esconder mi rostro. Mis ojos cambiaron de color y los dientes crecieron así que sentí el olor de la sangre a gran distancia. Cerré los ojos y respiré profundo para sentir mejor el aroma irresistible.

Así que tomé coraje, entré en el lugar por la puerta principal.

Era un ambiente oscuro y apretado, estaba lleno de pre-vampiros. Ellos se reunían allí para bailar y beber. Tenían las mismas necesidades que los humanos.

Me infiltré en la multitud, miraba erguida, para que ellos no notasen mi rostro. Arriba un pre-vampiro estaba haciendo acrobacias en un péndulo amarrada al techo, era del sexo femenino. Usaba poca ropa, hacía parte del espectáculo y mostraba su codiciado cuerpo. Muchos allí miraban su espectáculo. Continué caminando y paré en un corredor donde había sólo dos criaturas conversando. Constaté que allí era el lugar adecuado para que yo saciara mi apetito por sangre. Permanecí de pie en un canto aguardando el momento exacto para atacar. Esperando que mi presa estuviese sola. Yo no tenía práctica en atrapar presas, cuando hice eso la primera vez, estaba en compañía de mi padre. Donde todo salió perfecto.

Miré para la entrada del corredor y vi que otra criatura se aproximaba, no parecía ser uno de ellos, un pre-vampiro.

Estaba con el rostro encubierto como yo, con una capucha oscura en la cabeza.

Bajé el rostro, miraba para el suelo, fue la forma que encontré de pasar desapercibida para el extraño que se aproximaba. De la nada se adelantó, el místico se paró en mi dirección, bien próximo, lo pude percibir por sus zapatos. Quedé sin actitud para levantar la cabeza y ver quién era.

Pasó por mi mente que yo había sido descubierta. Sólo que aún no sabía por quién.

Fue cuando una voz retraída reveló a su dueño.

-¡Valquiria!

Levanté el rostro y miré su cara, más exactamente sus ojos. La única mirada que tenía el poder de intimidarme, haciendo que yo no reaccionase en lo absoluto. A no ser por mis pensamientos que ganaban formas a cada instante con su fisionomía.

-¿Qué haces aquí? – Él preguntó sorprendido- ¿Estás sola?

-Preciso de sangre...

Mi garganta casi se cerró.

-¡No puedes quedarte aquí!

Giró de espaldas.

-¡Vamos a salir de aquí!

Valquiria - La princesa vampiraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora