Capítulo 25

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CAPÍTULO 25

Yo estaba en la biblioteca haciendo un resumen para ser entregado al día siguiente.

A la salida, me di cuenta que ya era de noche, el cielo nublado, esperando el momento adecuado para llover.

Mis pasos eran impacientes, tratando de llegar a casa a tiempo, antes de la lluvia.

La calle estaba desierta y silenciosa eso aumentó mi adrenalina para llegar pronto a mi destino. Me sentía en un peligro constante.

Más tarde vi a Eros de pie al lado del camino, me estaba esperando. Fue extraña su aparición, fue demasiado rápido. Demasiado rápido, sin duda se dio cuenta que estaba asustada.

-¡Eros!- Dije con sorpresa.

-¡Ven conmigo! Quiero mostrarte una cosa.

Dijo seriamente, en una actitud decisiva.

No le dije nada, sólo me fui con él, sin pensar en lo que pasaría.

El hecho de estar en compañía de él, hacía sentir segura, al mismo tiempo, intrigada con los resultados que serían revelados.

Caminamos en silencio hasta su destino.

Paramos en un lugar distante, pero su compañía se convirtió en un viaje agradable.

El lugar era oscuro y solitario, un escondite en medio de un bosque, al mismo tiempo era como el paisaje de un sueño que tuve hace mucho tiempo atrás.

Había una casa vieja e inadecuada para que alguien pudiera vivir.

No tenía energía eléctrica.

Paramos delante de una puerta oscura, él empujó y entró.

Me quedé en el mismo lugar, tenía miedo de entrar.

Permaneció callado todo el tiempo, con tal frialdad, por un lapso corto de tiempo se me cruzó en mi mente que quería hacerme daño.

-¿Quédate ahí mismo? -Dijo mientras atravesaba la puerta.

Decidí seguir, ya me había metido allí y correría todo el riesgo.

¿Por qué yo no iba a ir hasta el final y saber lo que realmente me estaba esperando?

Pensé en mi madre y sabía que ella me estaba protegiendo de alguna manera.

Un pensamiento mágico que me dio todo el coraje para entrar en la casa.

Dentro de la casa no había nada, sólo una enorme habitación con un espejo grande en la esquina de una pared y cortinas oscuras en la ventana.

Hacía mucho tiempo que la tierra no había visto una escoba.

Eros se sentó en el piso como meditando, de espaldas a mí.

Me quedé parada, sin abandonar el lugar, sólo mirándole.

-¿Tú querías saber dónde vivo? Aquí, ésta es mi casa. – Dijo y permaneció de espaldas.

Todo lo que pude hacer fue quedarme tranquila.

Las palabras escaparon de mi boca.

Una enorme rata corrió a través de la esquina de la pared. Di un grito seguido de frases.

- ¡Un ratón! ¡Quiero irme!

- ¡No antes de ver una cosa!

Él dijo y se levantó en segundos, no tenía tiempo para salir de la casa,

Valquiria - La princesa vampiraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora