Capítulo 4 | Iniciar desde cero

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Abril observó con nostalgia su ventana. Desde que ella y Santiago estuvieron en el restaurante en compañía de Belén y Adrien, su amigo se había comportado esquivo con ella. La mañana siguiente a su encuentro, se habían visto al levantar la cortina de sus ventanas, y cuando Abril quiso saludarlo, éste esquivó su mirada.

De cierta manera, ella lo comprendía: había regresado sin avisar, cuando él tenía novia. Y por más que quisieran ocultarlo, tenían un pasado mucho más grande y fuerte que una amistad. Habían compartido un montón de primeras veces, de esas que nunca se olvidan. Juntos, habían superado las extrañas maravillas de la adolescencia: las hormonas, la sensación de poder tocar el cielo y la de arrastrarse por el suelo, la sensación de incomprensión, el sentimiento de amar más fuerte que ninguna otra persona, todo.

Y ella lo había arruinado.

Santiago no lo decía, y jamás lo haría, pero Abril sabía que él aún estaba lastimado. Si tan sólo ella hubiera sido un poco más paciente...

Pero no, no lo fue. Y el "hubiera" no existe.

Ahora tendría que vivir con la imagen de Santiago tomando la mano a alguien que no era ella.

Dos toques en la puerta de su habitación la regresaron a la realidad.

-¿Abril? -llamó la voz de su padre.

-¿Sí?

-Adrien está buscándote

La pelirroja resopló y se levantó de su lugar. Al pasar junto a su padre, le dedicó una sonrisa y depositó un beso sobre su mejilla.

-¿Te pasa algo? -preguntó el hombre.

Abril frunció el entrecejo.

-Lo dices como si jamás te demostrara mi afecto -rió.

-No, hija. Lo digo por tus ojos. Están humedecidos -observó-, ¿ha pasado algo?

-No, papi -dijo, empleando el tono que usaba siempre que quería tranquilizarlo.

El hombre sonrió, y la muchacha siguió su camino hasta la sala de estar.

-Hola -saludó Adrien.

-Hola.

El chico se levantó del sillón y ambos caminaron hacia el jardín delantero; la sala de estar nunca fue el lugar de reuniones.

-¿Qué pasó? -preguntó Adrien.

-¿De verdad se me nota tanto?

El chico rio.

-Sí -dijo, torciendo el gesto-, eso y que Santiago me llamó a decir un montón de cosas sin sentido.

Entre ellas, algo sobre avanzar y dejar el pasado atrás.

El rostro de Abril se ensombreció.

-¿Eso dijo?

Adrien asintió.

-Sonaba como que intentaba convencerse a sí mismo de ello.

-Ya veo.

El muchacho le pasó la mano por la espalda a su amiga.

-Aún siente lo mismo por ti.

Abril entornó los ojos.

-¿Podrías dejar de decir eso?

-Es la verdad.

-¿Santiago te contó que fue a verme hace casi un año y medio?

De tu mano ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora