Julio del 2011

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—Gracias por el mejor cumpleaños de toda mi vida —le dijo Santiago, dejando caer un besito sobre su nariz—. Mi vida sin ti no sería igual, lo juro.

Abril soltó una risita.

—Lo sé.

Él enarcó una ceja, su expresión divertida enmarcaba juego.

—Caray, pero qué modesta eres —ante sus palabras, ella se encogió de hombros.

Hasta un par de horas atrás el muchacho estaba convencido de que su día de cumpleaños se limitaría a permanecer únicamente con Abril y Adrien, compartiendo un rato. Pero en realidad sus amigos habían organizado una fiesta sorpresa para él, y estuvo genial, aunque no fue hasta el amanecer.

—Me voy —dijo Abril, y le dio un rápido beso a Santi en los labios—. Vi llegar a mi papá hace unas horas, y quiero ver si necesita algo. Desde la última vez que hablé con él parece estar cambiando sus hábitos.

El muchacho sonrió.

—Es un buen comienzo —dijo, a lo que ella asintió.

—Lo es.

—Adiós, Pequitas. Te amo.

—Y yo te amo a ti.

La pelirroja caminó en dirección a su casa, donde su padre la esperaba sentado sobre las escaleras. Se veía... distinto. Luego de que Amber se fue, el hombre había adoptado una actitud que resultaba irreconocible para su propia hija, porque allí donde siempre había una sonrisa para ella, solo estaban apareciendo gestos amargos.

Pero ese día era diferente.

—¿Estás bien, papá?

Él asintió.

—¿Seguro?

—Sí, seguro —la miró, y le lanzó una sonrisa cansada. Le hizo señas para que se sentara a su lado—. Es sólo que... extraño a Amber, y hasta ahora solo me había limitado a quejarme de su ausencia. Pero eso acabó.

Abril frunció el entrecejo.

—¿A qué te refieres?

—Voy a buscarla —dijo con determinación—. Me da igual si está aquí o en la China, voy a dar con ella.

Se había vuelto loco.

—Papá, no puedes simplemente dejar todo tirado por...

—No, sí puedo. No he tomado mis vacaciones en siete años, y en el momento en que dé con ella, las voy a pedir. Tengo que traerla a casa, Abril —sus ojos se llenaron de lágrimas—. Fui un estúpido al alejarla, y luego doblemente estúpido cuando no la detuve el día que decidió irse.

La muchacha se rascó la frente. Siempre había calificado a su papá como un hombre maduro, de cabeza fría, y ese que estaba ahí no parecía el mismo.

—¿Puedo decirte algo?

—Claro.

—Supongamos que das con ella, ¿verdad? Supongamos que la encuentras y vas, la buscas, tomas esos días de vacaciones y la persigues por el mundo entero. supongamos que a diario la convences con un detalle distinto, ¿no? Supongamos que le pides perdón y ella acepta, te perdona. ¿Y luego?

Él la miró confuso. ¿No era obvio?

—Y luego volvemos a ser una familia.

—Papá, Amber está intentando organizar una vida después de lo mal que la hiciste sentir. ¿Y tú vas a pedirle que deje botado lo que está construyendo? No parece algo justo.

Él negó.

—En ese caso, me quedo con ella —sus voz se escuchó llena de esperanza, pero a Abril esas palabras la helaron por completo. ¿Por qué su padre decidía ser tan determinado justo en ese momento? ¿Por qué no fue así cuando ella aún se encontraba en la misma zona geográfica que él, maldita sea? La miró con disculpa—. Cariño, tengo que hacer lo que pueda para recuperarla. Entiéndeme, ¿sí?

*

Como propósito de Año Nuevo, me prometí que haría todo lo que necesitara hacer para volver a Wattpad, y estar más que activa, y lo he estado cumpliendo: para mi completa dicha, desde el jueves he estado actualizando casi a diario todas las historias, y estoy orgullosa de ello.

Finalmente he encontrado mi inspiración una vez más, y se vienen dos nuevas historias una vez finalice dos de las que estoy actualizando actualmente: no quiero volverme a enredar con 4 a la vez, ya vi que no es lo mío.

Gracias por permanecer aquí :3 En un rato subiré el capítulo 20 ♥ Estén atentos.

De tu mano ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora