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Hoy llegaba su madre del viaje y la semana se le había hecho eterna, sin sumarle lo que acababa de pasar en la casa de Dalis.

Luke ya casi no iba a su casa.

Calum la había llamado para avisarle que no llegaría a dormir con ella y que iría a su casa.

Lastimosamente cuando la llamo, no noto lo mal que estaba su mejor amiga y eso la hizo sentirse aun peor, haciendo que vuelva a apagar el teléfono.

El morocho la besaba cuando quería y hasta había intentado tener relaciones con ella ayer en la noche pero Aleena reacciono a tiempo y lo freno.

Ahí fue cuando tiro la bomba "Cal, no voy a acostarme contigo mientras que sigas teniendo a tus chicas" y al parecer, él se lo había comentado a ellas.

Obviamente la idea no les agrado.

Grave error Calum Hood. Pensó mientras dejaba las llaves sobre el sofá.

Si antes Aleena estaba insegura sobre lo que Calum elegiría, ahora sabía exactamente que no era competencia para ellas.

¿Una o cuatro? La respuesta era obvia, hasta un estúpido lo sabría.

Por más que la ame, aquel juego que tenia con ellas era parte de él y sería difícil sacárselo.

—Aleena —la voz de su madre la hizo levantar la mirada y corrió hasta ella lo más rápido que pudo para abrazarla —Oh, cariño —sintió los brazos de su madre rodearla y dejo salir todo lo que había estado aguantando desde que dejo la casa de Dalis —Tranquila, mamá está aquí y todo va a estar bien —hundió su cara contra el cuello de su madre —Dime a quien tengo que matar y si es el negro que tienes como amigo, no lo dudare —una pequeña risa se le escapo pero al recordarlo el llanto se volvió más intenso.

—Me ama pero ellas... —las palabras salían con dificultad.

—Adivino, Dalis resulto ser una perra —Aleena asintió y se separo un poco —Típico —rodo los ojos y camino con su hija hasta el sofá —Lo sabía, te miraba de una manera rara y no me parecía algo bueno pero no podía decirte nada —Aleena se sentó acurrucándose contra su madre.

— ¿Por qué no? —Gala le acaricio el cabello mientras respiraba hondo.

—La vida va a golpearte muchas veces hija y sino la dejo hacerlo ahora, van a destruirte más adelante —beso la cabeza de Aleena —Necesitas un cambio —la castaña levanto la cabeza y miro a su madre sin entender.

— ¿A qué te refieres? —el timbre de la casa sonó y Gala se levanto.

— ¿Quieres mudarte? —los ojos de su madre brillaron al pronunciar aquello y al abrir la puerta, vio la respuesta claramente.

No sería fácil.


Aleena ; [cth] EDITANDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora