Una bocanada de aire interrumpió el silencio de la cabaña, la persona empezó a ahogarse y su garganta empezó a toser fuertemente, expulsando un liquido negro de su boca. La chica se limpió el resto con la manga de su blusa, aún respirando agitadamente.
Estaba confundida, la garganta la tenía seca, como si hubiera ingerido arena por días, le dolían los ojos con la luz que entraba por las ventanas, se cubrió el rostro con los brazos, incapaz de ver con claridad. Todo su cuerpo dolía, como si no se hubiera movido en meses, quiso levantarse de la cama en la que estaba pero tan sólo le dio más náuseas y volvió a vomitar en el piso.
Sintió que le faltaba el aire, como si sus pulmones apenas estuvieran aprendiendo a respirar, su piel estaba seca y se sentía tiesa y destruida, como si se hubiera roto en mil pedazos y su cuerpo apenas se estuviera pegando.
Mover tan solo un dedo se sentía infernal y cada pequeño movimiento de su cabeza le hacían querer gritar, pero esa acción haría que su cabeza explotará.
-No pudiste esperar a que trajera una cubeta- dijo una voz grave delante de ella, la chica levantó la cabeza intentando encontrar de donde provenía pero se encontraba mareada y confundida, pero encontraba confianza en aquella voz
-¿Zacharias?- preguntó aún confundida, sin poder descifrar dónde estaba, pero si él estaba ahí, sólo había un lugar en donde podía encontrarse .
-Oh, ya no somos amigos- se rió él- Antes me llamabas Zack- le recordó con una sonrisa
Los ojos de ella empezaron a acostumbrarse a la intensidad de la luz y pudo abrir sus ojos para observar al hombre por primera vez.
Tenía la piel bronceada, aquellos genes italianos mostrándose en él, tenía el cabello corto, café y muy rizado, había pequeños rastros de una barba que estaba creciendo. No traía playera y había rastros que estaba sudando, tenía el cuerpo tonificado, muy diferente a cuando ella lo conoció por primera vez.
-Los esteroides son malos para la salud Zack- dijo con la garganta raspado, hablando con dificultad, pero eso no la detuvo de molestarlo.
-Esa es la chica que conozco- le sonrió- Ten- se dio la vuelta para tomar una botella en la mesa de atrás- Tómalo, te ayudará a sentirte mejor- aseguró
-¿Qué tiene? ¿Sangre de unicornio?- preguntó ella, sabiendo perfectamente lo que en realidad tenía la botella, dándole un sorbido.
-Si no mal recuerdo, tú inventaste esta poción, deberías saber que no tiene- se burló
El líquido de la botella era de un morado oscuro y olía espantosa, se tapó la nariz e ingirió todo el contenido de esta, quiso vomitar de nuevo pero aguanto las ganas, sabía que esto le ayudaría.
La poción no tardo ni unos minutos en hacer efecto, su cabeza dejó de doler y aunque aún todo su cuerpo dolía, pero la irritación de su garganta se bajo, con menos preocupaciones sobre el estado de su cuerpo, se pudo dar la oportunidad de observar donde estaba.
Era una pequeña cabaña de playa, estaba hecha de madera y troncos de árboles de la zona, era una casa de un solo piso, de un solo cuarto, pero lo suficientemente grande para tener todas las ocupaciones. Había una cocina modesta, de color verde pastel, el color favorito de Zack, un comedor de madera con una sola silla y a ella le dolió saber que pasaba todo ese tiempo solo.
Había tres sillones pequeños que lucían como que no habían sido usados mucho y por supuesto estaba la cama King size banca en donde ella estaba recostada, en la pared derecha había una gran ventana por la que entraba el intenso sol del lugar, pero daba vista perfecta al océano que rodeaba la isla en la que estaban.
Algo que resaltaba mucho del lugar era la gran cantidad de cuadros que había alrededor de la casa, no solo colgados en las paredes, si no recargados en el piso, arriba de sillas, debajo de la cama, sin mencionar las manchas de pintura que él traía en los pantalones.
-Creí que tenías una casa más grande- dijo ella recordando la última vez que estuvo ahí, el lugar se veía completamente diferente a como lo tenía en su mente.
-Use la casa que me dejaste como taller- explicó él calmado, preparando algo en la cocina que ella no podía alcanzar a ver- Construí esta con mis propias manos- dijo Zack
-¿Por qué?- preguntó ella, sin entender por qué se tomaría aquella molestia
Zack no se dio la vuelta, siguió preparando lo que había empezado, pero sí le contesto.
-Tantos años aquí, uno se aburre- se encogió de hombros y ella entendió a qué se refería, entonces prefirió quedarse en silencio
-Bueno- dijo ella después de unos segundos- Decoras como una anciana- le reclamó
Zack terminó de cocinar la sopa que le estaba haciendo y se dio la vuelta para darle un plato para que comiera.
-Bienvenida a casa Leash- dijo Zack y Leash sonrió aceptando la comida
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No Me Olvides- 3 (Draco Malfoy)
FanfictionPara ganar una guerra se deben hacer sacrificios. Leash Salazar sabía eso y estaba dispuesta a enfrentar las consecuencias de sus actos, pero todos los que la rodeaban no estuvieron listos para aquella decisión. La oscuridad ha llegado al mundo mági...