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-¿Usted lo sabía?-preguntó Harry después de unos minutos

Dumbledore lo observó con duda pero pudo entender de lo que hablaba.

-¿Hablas de si sabía que había conocido al mago oscuro más poderoso de todos?-negó con la cabeza- Tenía mis sospechas sobre Tom, pero, jamás se hubieran acercado a lo que terminó siendo-suspiro- Si hubiera sabido..-sin embargo, no fue capaz de terminar la frase.

-¿Y Leash lo sabía?-Harry no estaba dispuesto a soltar aquel tema.

Dumbledore no respondió, sino que se limitó a observar un cuadro que colgaba de la pared, justo en el centro de la pared del fondo. Lucía de tamaño impresionante, sin embargo estaba tapado por una sábana beige vieja y polvorienta.

-Leash estaba maravillada con él-sonrió con amargura, recordando un momento que antes había sido agradable- Tom, no era como el resto de los niños, Leash y él, pensaban de la misma forma. Tomaban riesgos y no se detenían hasta conseguir lo que querían. Tom era Slytherin y aunque Leash no quisiera aceptarlo, también lo era, lo llevaba en la sangre- apartó su vista del cuadro y centró su atención en Harry

- Pero Tom jamás le llegó a los tobillos a Leash, no creo que nadie jamás lo haga-se sentó de nuevo en su silla, pero era más que obvio que jamás había hablado de este tema con nadie- Y eso enfureció a Tom, saber que seguramente, Leash siempre sería más fuerte que él. Por lo cual, cuando Leash se fue, Voldemort creó una relación muy personal con un profesor en específico de la escuela ¿Sabes quien fue?- le preguntó sabiendo que tenía la respuesta

Sólo fue hasta ese momento en que Harry conectó las piezas.

-Usted no trajo al profesor Slughorn para dar pociones-dijo- Usted quiere algo de él-Harry consideraba a Dumbledore la persona más sabia en el mundo, pero seguía siendo impresionado por los planes de su profesor.

-Exacto, el profesor Slughorn tiene algo que yo necesito y no piensa soltarlo fácilmente- por el tono que usaba, era más que obvio que ya lo había intentado varias veces.

-Usted dijo que el profesor intentará reclutarme-hubo una pausa- Usted quiere que lo deje ¿No es así?

Dumbledore no contestó, sin embargo la respuesta era obvia.

Draco se sentía perdido, se había sentido de esa forma desde el inicio de las vacaciones, en parte porque el mundo le reclamaba por cosas que él no había hecho, o al menos, no lo recordaba. Fue hasta que ya saben quien lo reclutó, que le dio un propósito, hubiera preferido algo más que condenar su vida a servirle a Voldemort, pero la marca en su brazo no se iría, y si quería vivir, tendría que hacer lo que se le había ordenado.

Se vistió en silencio, evitando hacer ruido y despertar a alguien, en su camino a salir a la sala común, pasó por un espejo y no pudo reconocerse.

-¿Que me ha pasado?- se preguntó a él mismo

Si bien era cierto que Draco jamás había sido verdaderamente feliz, podía encontrar algo de sentimiento en las cosas que hacía. Le causaba satisfacción molestar a Potter y jugar Quidditch le causaba orgullo, pero ahora, no podía sentir nada en absoluto. Se sentía vacío, sentía que algo faltaba, que alguien le faltaba, recuerdos le faltaban, le faltaba una razón por que era tan miserable.

Bajo las escaleras rápidamente y se dispuso a empezar su camino, no sabía exactamente a dónde se dirigía, pero sabía que ese cuarto aparecía cuando uno lo necesitaba y justo así, fue como se le presentó: la sala de los menesteres.

El cuarto era amplio y grande, pero sus dimensiones eran difíciles de ver ya que se encontraba lleno de diferentes tipos de muebles, algunas vitrinas y artefactos que le eran indiferentes a Draco, él solo estaba ahí por una cosa.

Pasó un rato buscando el mueble y no fue hasta que noto su figura detrás de un paño rojo, el cual retiró y se hizo presente el armario.

Draco sintió como se le erizo la piel, ese armario proyectaba una energía espeluznante y por unos segundos Draco pensó en cubrirlo de nuevo e irse a su dormitorio, pero no podía, abrió una de sus puertas pero en eso se detuvo

Escucho algo a sus espaldas, pero no se limitó en voltear, sabía quién era.

-Se que estas aquí- dijo en voz alta- No se quien eres, o qué quieres de mí-continuó, sin atreverse a voltear- No se que esperas de mí, pero debes dejarme en paz- la voz le temblaba, pero no se detuvo-No se que esta pasando o que haya pasado, pero sea lo que sea, yo no te conozco- pero eso se sintió como una mentira- Así que déjame en paz-

Draco espero algo, alguna voz, alguna respuesta, pero no recibió nada, se dispuso a continuar con su trabajo pero la puerta del armario se azotó, cerrándose por completo.

-¿¡Crees que yo quiero esto!?- gritó Draco- ¿¡Crees que quiero hacer lo que me ordenó?!- se volteó esperando encontrarla-¡No tengo otra opción, no puedo negarme!- grito en desesperación- No tengo salida Leash- y algo en su voz, algo en ese nombre sonó tan verdadero que su cabeza empezó a punzar con fuerza.

Apartó cualquier pensamiento de ella y con fuerza volvió a abrir la puerta del armario.

-No tengo salida- repitió

No Me Olvides- 3 (Draco Malfoy)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora