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- Por ello vine aquí, por que, pues, puede que tú seas quien deba cumplir la profecía- terminó de explicar Leash

Después de calmar las cosas entre los gemelos, Leash hizo sentar a Fred y le contó todo lo que se había perdido, por que Voldemort no pudo matarla del todo, como ella se la paso juntando objetos para regresar, donde se estuvo quedando todo este tiempo, su profecía y finalmente la batalla en su casa.

George los había dejado solos, se dedicado a trabajar en papeleo de la tienda en su oficina y Sade seguía afuera asegurándose que todo estuviera en orden.

-Okay- asintió Fred, estaban tomando chocolate caliente ya que la madrugada había llegado y con ella el frío- Mucha información- sonrió y Leash soltó una pequeña risa

Fred aún no se acostumbraba a tenerla ahí, se le quedaba viendo por segundos en silencio hasta que Leash le decía que volviera a la conversación, pero no podía evitarlo, si bien era cierto que se veía más cansada y débil, lucía igual de hermosa.

-Entonces, estas viva, sólo que físicamente estás débil y para poder estar en un mejor estado, necesitas algo que le dejaste a Draco- confirmo Fred, asegurándose que hubiera entendido

-Sí, un collar- especifico

-¿Y que tiene ese collar?- preguntó Fred dándole un sorbido a su chocolate

-Pues, se necesitan muchas cosas para volver a la vida, las tres más importantes son esperanza, que conseguí de la botella que le deje a Harry, que la gente te recuerde, eso lo tengo de todos ustedes- sonrió- Y amor- dijo bajando la voz

-¿Amor?- preguntó Fred- ¿Cualquier amor?-

-No, mi amor- explicó- Mi amor por alguien, encapsule estas cosas y las repartí entre gente de mi confianza para que cuando las necesitara, pudieran regresármelas, pero como ya sabemos...- suspiro observando su taza

-Draco no te recuerda- Leash asintió

Fred se compadecía de su caso, esa chica había sufrido mucho y lo que menos necesitaba era saber que su amado se estaba enamorando de alguien más.

-Leash- la llamó- Por más que quisiera ayudar, con tu profecía y todo eso- explico- Hay un pequeño problema-hizo una mueca

Leash entendió

-Oh- susurro- Que tonta, lo siento, no debí asumir nada, tienes razón- se levantó avergonzada- Por supuesto que tu ya no me amas, por ende, no puedes ser tú, de nuevo, lo siento...- pero Fred se detuvo tomando su mano

-Leash no- la interrumpió- Por favor siéntate- le pidió

Ella obedeció, aún muy roja, sin poder mirarlo a los ojos.

-Ese no es el problema- dijo él igual de sonrojado- Yo te amo, Leash Salazar- dijo sin soltar su mano

Leash lo miró sorprendida, sintiendo el calor en su mano, Fred deposito un beso en sus nudillos, confirmando su declaración.

-Yo siempre te he amado- sonrió con amargura- Pero tú no me amas a mí- susurró

Los dos se quedaron viendo sus manos entrelazadas, sintiendo como el frío entraba por las rendijas de las puertas.

-No soy yo Leash, nunca he sido yo- le sonrió- Siempre ha sido él, siempre ha sido Draco- Leash lo miró, sabiendo que tenía razón

Ese pensamiento la había invadido desde que Zack le planteó la teoría. ¿Por que nunca había pensado en Fred? La respuesta estaba ahí, pero ella no había querido decirlo, por que ella quería a Fred, lo quería profundamente, él era tan importante para ella, pero Leash no lo amaba.

Podría amarlo, por su puesto que podría, si pasara más tiempo con él, si bajara sus defensas y se dejará ser feliz, por su puesto que podría enamorarse de Fred Weasley, pero sentada ahí, mirando sus ojos, sabía que su corazón todavía le pertenecía a Draco Malfoy



-¿Estás bien?- preguntó Astoria despertándose, notando que Draco estaba sentado en la cama.

Draco se tensó al escuchar su voz, estaba acostumbrado a despertar solo, por unos segundo, perdido en su mente, olvido que Astoria estaba ahí.

-Yo...- pero no supo que contestar, Astoria entendió inmediatamente

-De acuerdo- suspiro

Se levantó, sentándose a su lado, dejándolo pensar un rato, los dos en silencio

-No tienes que pedirme que me vaya- dijo Astoria después de un tiempo- Yo sé que me vas a dejar, de una forma u otra- asintió

Draco sabía que Astoria era muchísimo más inteligente y perspicaz de lo que dejaba ver, eso era algo que le encantaba de ella, pero también por eso, era difícil ocultarle cosas.

-También sé que no importa si no la recuerdas, jamás podrás quitarte ese sentimiento del pecho- sonrió con amargura

-Sé que no puedo arreglarte y francamente no quiero hacerlo, yo quería estar contigo, arreglar mis errores y seguir adelante- respiro hondo observando el cuarto- Jamás espere más de ti, aunque...- se detuvo antes de seguir- Aunque yo te amo, es bueno saber cuando darse por vencido- asintió

Draco la observo con entendimiento, él sabía perfectamente lo que Astoria sentía por él, no era muy difícil deducirlo, sin embargo, escucharlo era muy diferente. "Te amo", algo en él le decía que ella no era la única persona que ya se lo había dicho.

-Me importas, Draco Malfoy, y me duele ver que te estas destruyendo- le informó- Sé que no me amas, y estoy bien con eso, con lo que no estoy bien es que te sigas torturando, así que, déjalo ir, deja ir todo- tomo su mano- Empieza de nuevo- soltó su mano- Pero que ese de nuevo no sea conmigo- le sonrió

Astoria se levantó de la cama y antes de irse, agregó.

-No seas un extraño, si te saludo en el pasillo, espero que me saludes de regreso Malfoy- esto sacó una sonrisa de Draco- Adiós Draco- y sin más, cerró la puerta











No Me Olvides- 3 (Draco Malfoy)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora