XXVII

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Jungkook

Podía oír el viento silbar con las fuertes ráfagas de viento que chocaban en mi rostro, e irritando mis ojos. El mar asotando sus fuertes aguas en la arena.
Sentí la extraña sensación de estar aquí antes.
Estaba en una pequeña colina, cerca de la orilla del mar. Temblaba mi cuerpo por el frío.
El cielo estaba nublado, grisáce, parecía que vendría una tormenta.
Me pareció ver algo extraño y miré con atención alrededor.
Hubo un silencio, y después escuché algo que me dejó perplejo.
Oír desde lejos una tonada. Alguien tarareaba. Era una dulce voz; dulce pero triste.
Conocía esa voz.
Era de Min quien se escuchaba.
Un escalofrío se hizo presente.
Por el rabillo del ojo alcancé a mirar algo pasar a un lado mío.
Min caminaba despacio, arrastrando sus pies en la arena.
Mi corazón se detuvo por un instante y después el aire frío me estremeció completamente, haciendo que reaccionará.
Cerré mis ojos y negué con la cabeza. Respiré profundo.
Abrí mis ojos y me dispuse a verla. Pero no podía ver su rostro, sólo miraba su cabello corto hasta los hombros, tan negro como el ébano y tan brilloso.
Trataba de mirar su rostro desde mi lugar, pero me era imposible.
Min se quedó parada; las olas chocaban ahora con su piel pálida, fina y delicada.
Era cómo si esperará a qué dijera algo.
Pero, ¿qué?
ㅡ¡Min! ㅡalcancé a gritar, mi voz se escuchaba rota.
Pero la pequeña figura no me escuchó, comenzó a entrar más al agua, traté de gritar de nuevo, pero mi voz no respondía. Estaba mudo. Hacía todo el esfuerzo para detenerla, qué volteará a mirarme, pero nada salía de mi boca. Miré a lo que parecía la figura de mi mejor amiga, casi de cuerpo completo en el agua. Traté de correr, para alcanzar, pero tampoco no respondían mis piernas, pesaban, eran como si alguien me impidiera ir con ella; me sentía desesperado. Cuando por fin pude mover mis piernas, corrí con todas mis fuerzas, aún cuando mis pies se hundían en la arena, a cada paso que daba. Cuando volví para mirar, sólo fue un segundo cuando se hundió en el agua, para desaparecer completamente. Me tiré de rodillas y solté un grito, con la vista en el cielo. Estaba molesto. Volví a gritar su nombre a dirección al mar, por última vez. Teniendo la esperanza de verla otra vez.
"Lo prometiste" sólo alcancé a escuchar cuando desperté de golpe, gritando. Estaba sentado con las manos apoyadas en la cama; miré al rededor y estaba en mi cuarto, solo, jadeando y respirando entrecortado, como si me faltará el aire, mi cuerpo sudaba, temblaba, mi corazón latía a mil por hora, sentía la cara caliente. Toqué mi cara y la sentí mojada, eran... ¿lágrimas?
Me senté en el borde de la cama, con los codos en las rodillas, mientras con mis manos, agitaba mi cabello, tratando de calmarme. Estaba alterado. No quería seguir llorando.
En mi mente sólo se escuchaban repetidas veces "lo prometiste". Trataba de recordar lo que soñaba antes de despertar. Había sido tan real... ¿Era Min?... Me concentré todo lo que pude, frunciendo el entrecejo. Apreté los ojos con fuerza e intenté recordar qué aspecto tenía Min, tratando de recordar... pero me era difícil. Sólo había un dolor punzante en el lado derecho de mi cabeza.
"Sólo fue un estúpida pesadilla, no era ella", me decía a mi mismo. Era imposible. Estúpido. No puede ser.
Me volví a recostar en la cama.
El dormitorio estaba casi a oscuras, nítido, iluminado por una y brumosa luz anaranjada que se filtraba por la puerta casi abierta.
Sentía los latidos fuertes que aún daba, se sentían por todo mi cuerpo, respiré profundo.
El cuerpo me pesaba y me comenzaba a dolor la cabeza.
Cerré mis ojos y volví a respirar profundo.
Por una extraña razón, recordé la manera que tenía __ para reír.
Sonríe al pensar en ello.
Parecía que el universo se detenía sólo para escuchar su risa, su melodiosa, pegajosa y alegre risa; tal vez serían carcajadas.
Quedé estupefacto cuando la escuché por primera vez, parecía que vibraba el aire como una caricia.
Aún podía sentir lo que había sentido al estar cerca de __, el verla, escucharla hablar, reír, Dios, cuando cantaba ㅡ¡Dios!ㅡ al haber estado conversando con ella y con mis mejores amigos. Se había sentido verdaderamente libre, como cuando tocaba el piano... Tragué pesado. Era sensacional poder olvidar todo y sólo poder ver a sólo una persona, al hablar con __; no había habido tristes recuerdos, miedos, inseguridades, preocupaciones ni dolor. ¿Realmente la enana ésa era capaz de provocar todo eso en mí? Suspiré. Había sido un completo inconsciente. ¿Y si __ se daba cuenta de que sentía algo extraño por ella? ¿Cómo se lo iba a explicar? No. Ella jamás se daría cuenta. Tengo que tomar distancia. Procuraré sólo pensar en que se había divertido y logrado que mis amigos conocieran a ___.
Reí como tonto.
ㅡJamás debo tomar chocolate con malvavisco, antes de dormir ㅡsusurré a la vez que sonreía en la oscuridad de mi habitación, para después volver a dormir.

...

«A veinte kilómetros de distancia, una chica llamada ___ Seol se despertó sobresaltada por el mismo sueño...»

Adagio ➳ j.kDonde viven las historias. Descúbrelo ahora