Heridas de batalla [Megaman X]

Epílogo

Video para acompañar lectura colocado.

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- ... 5... 6... 7... 8... 9... ¡10!. ¡Quieras o no, aquí voy!.- terminó el rubio dandose la vuelta y volviendo a la amplitud del lado llano del Machine Forest.

- ¡Es Listos o no!. - le corrigieron a la distancia.

El hunter carmesí sonrió y comenzó a andar sigilosamente hasta donde sus sensores auditivos captaron aquella voz infantil levemente irritada. Su pequeña trampa de decir las cosas mal siempre funcionaba, sobre todo porque a el niño le interesaba que supiera como eran los juegos, para poder... jugarlos, valga la redundancia. Estaba detrás de un tronco y cubierto por un par de arbustos, es más, el ojiazul no lo reconoció hasta ver el reflejo de su gema con el sol. Tocó su cabeza, el niño se levantó euforico ya corriendo al árbol donde había contado el mayor, éste último trotaba prácticamente y se detenía varias veces, puesto que lograba alcanzarlo.

- ¡La llevó!.- gritó el niño tocando alegremente el tronco antes que su padre.- ¡Gané!.

- Jajajajajajajaja, si ganaste.- secundó el rubio antes de tomarlo y luego alzarlo para colocarlo en sus hombros.- ¿A donde?.

- Allá.- exclamó con una gigantesca sonrisa en su rostro.

Zero siguió el camino pedido hasta llegar a el lago, donde aromas dulces y cítricos se mezclaban con el deleite de los pinares a su alrededor. El pelirrojo bajó de un salto, fue directo a la orilla del lago y tomó dos piedras. El rubio tomó una y la lanzó con rápidez, tomando como resultado 4 rebotes; el chico de la cicatriz lo imitó sacando 3 rebotes, rió en voz baja antes de tomar otras dos y seguir jugando. Las risas del niño eran una droga a la que el hunter carmesí se había vuelto adicto, siempre hacia lo posible por tenerlo contento y por ver aquella angelical carita cuando reía o sencillamente le sonreía. Había veces que lo envolvía con sus brazos y no quería soltarlo, como si su vida y la del niño dependieran de ello; como la vez que, en una misión, el trio se vió forzado a dormir en el lugar y Zero se había jurado en voz baja no dejar a Axl solo y el chico de la cicatriz durmió en las cálidas brasas del abrazo de su padre, envueltó en sus brazos.

Tan absorto estaba en sus pensamientos que una ola de agua fue lo que lo hizó regresar a el presente, se sacudió la cara y vió como su niño tenía las piernas hundidas en el lago y reía gustosamente por la broma que le acababa de hacer... Sin embargo, se la devolvieron y el agua cayó tanto en su cuerpo como en su boca, haciendolo toser un poco por la sorpresa pero luego volver a reir y seguir jugando. Ahora el hunter mayor estaba en el agua también solo que le cubría hasta las rodillas nada más, solo sonreía y seguía lanzando cantidad de agua para contraatacar la que el niño le lanzaba devuelta.

- El hecho de que no podamos pescar un resfriado no quita el hecho de que no es saludable mojarnos.- citó el pelirrojo entre risas y lanzando más agua.

- ¡Oye! Jajajaja.

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- Jajaja, estamos empapados.- rió el mayor sacudiendo su cabello y exprimiendo toda el agua que había caído en él.

- ¡Zero se va enfermar! ¡Zero se va a enfermar!.- cantó Axl andando de un lado a otro, cerca de su papá hasta que...- achú.

- Oh, Salud.

- Gracias.

El mayor pensó rápido y trató de secar al pequeño con las manos empapándolo más. Le pidió que se quedara un momento al sol mientras iba y volvía. El pequeño asintió y obedeció en cuanto su padre se perdió de vista por el sendero mientras corría. Alzó su vista y el sol comenzaba a bajar, se comenzaba a hacer tarde, volvió su vista al lago y lo encontró igual de cristalino, aquel sitio estaba muy bien cuidado, debida serlo puesto que allí era un sitio muy importante para la ciudad de Giga City. Algo tapó su visión, algo espongoso y suave... Una toalla, luego bajó y también secó su cuello, dandole cosquillas y luego su pecho, se dió la vuelta y le quitó aquello al mayor, con el argumento de que no había necesidad de que él lo hiciera. Acabó de secarse y le pasó la toalla a su padre, dejando que quitara toda la húmedad de su cuerpo. Axl volvió a estornudar, las manos del niño fueron tomadas por las del mayor y fue llevado rápidamente a la moto; el pelirrojo reía por la actitud pero más porque su papá le mostraba que era muy importarte para él. En vez de subir e irse, el rubio buscó un par de cosas en la zona de equipamiento y volvieron adentro. Solo que está vez llegarían al otro lado, solo porque el ojiazul se lo pedía y el niño emocionado aceptaba.

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- Muy bien, ¡abre los ojos!. - pidió con seriedad.

- ¡Papá! Jmjmjm.- rió bajo tratando de quitar las manos de Zero de sus ojos.

- Vamos, pequeño. ¿Por qué no abres los ojos?.

- Jajajajajajaja, papá~.

- Abre los ojos.- volvió a pedir aún con tono serio y con una sonrisa. Nunca se iba a cansar de las risas jugetonas, finalmente sus manos abandonaron aquel rostro con una sonrisa plasmada dejando que los ojos del pequeño se llenaran de brillo y admiración.

- Waaooh... - alcanzó a decir en un susurró acercandose poco a poco hasta quedar en la orilla pero a salvo de caer.

- ¿Te gusta?.

- ¿Me gusta?.- le repitió sorprendido, sin si quiera mirarlo.- Papá, ¡Me fascina!.

Técnicamente, su sueño estaba ocurriendo: Estaban en la más alta de las colinas con vista a la ciudad, se veía tan pequeña, tan... de juguete; era la vista más genial que alguien le hubiera regalado en su vida. Estaba estático frente a tal maravilla, y con el sol posandose para dormir en el horizonte, la ciudad quedaba coloreada de tonos naranjas, amarillos y rosados, con los reflejos en algunos vidriales de los altos edificios que se exibían a gusto completo para la admiración del chico de la cicatriz. Zero, por su lado, esperó y esperó... esperó... esperó... y de un momento a otro se encontraba de boca arriba sobre el césped, con un niño alegre sobre él, riendo a millon con todas sus fuerzas rodeandolo con sus brazitos en la amplitud de su torso. Millones y trillones de agradecimientos distintos salían por la boca de el pelirrojo feliz, el rubio solo había podido corresponder el abrazo y dejarlo reir y agradecer hasta que decidiera parar.

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...

...

- Papá... - llamó el niño recostado de su padre y éste de un árbol, ambos admirando la caída del sol.

- Dime.

- No dejes de quererme...

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Terminé con algo de ironía lo sé. La canción "I am not a robot" (Yo no soy un robot, al español) quedaba perfecta tuve que hacerlo.

Os voy a dejar un pequeño texto tipo poema a ver que les parece:

Me siento solo

Pero, para ti, no importa

Me hechaste a un lado

Pensé que era importante para ti

Pero me equivoqué

Y ahora...

Estoy solo...

...

...

Me siento solo.

Éste poema trata de alguien, creo que ya saben quien. Bueno, nos leemos luego mis pequeños saltamontes.