Capítulo 26

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Marcus: Parte 1

Sus pequeñas manos intentaban alcanzar el sol. En ese momento deseaba volar lejos, sin embargo se sentía adormecido y sabía porque.

Deseaba escaparse de esa realidad que le aplastaba hasta lo más profundo de su ser. Le mataba lento y él quería morir.

Corría con esa sensación tan antigua de no poder escapar y le desesperaba el estar consciente de que no podía hacerlo, de que no había un lugar a donde ir, ni nadie que lo estuviese esperando.

Recordaba una familia, pero era algo tan lejano que no sabía si alguna vez había sido cierto. Tenía una fotografía bastante envejecida y en ella estaba él, único varón entre tantas mujeres.

Había sido, en algún pasado tan distante como borroso, el menor de 8 hermanas, hijo de una madre soltera y sobrino de un hombre inescrupuloso y pervertido.

Había tenido que pagar por errores ajenos, por un mal que no había cometido.

Sumido entre sueños las volvía a ver. Entre ellas a, su favorita y la que le llevaba a penas tres años, Lucía. Ella le entendía, sabía lo que sentía; él no era un niño, sino una hermana más, con un cuerpo algo diferente.

Tal vez, eso fue lo que llamó la atención de ese bastardo, luego de deshacerse de una belleza tan pura como la de esa niña, tan mujer, que se mantuvo con vida hasta que su espíritu debilitado dejó de luchar.

Pensaba que fue mejor así, un ser tan hermoso como ella no merecía pasar por semejante infierno.

Como deseaba ir a buscarla pronto. Pero era tan cobarde. Tenía tanto miedo.

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_ ¡¡¡Marcuuuus.... Marcus, espera!!! _ ella corría detrás de él con su melena rubia al viento y una sonrisa manchada con chocolate.

_ ¡¡¡ Apúrate!!! ¡¡¡Corres muy lento!!! _

_ No se para que corres tanto_ se detuvo agitada _ el río no va a irse a ningún lugar _

_ No es el río... son las flores _ dijo él volviéndose hacia donde estaba ella _ no quiero que nos las ganen _

_ A nadie le interesan las flores, Marcus... solo a ti _

_ ¿Y eso qué importancia tiene? Quiero ser la reina de la primavera_

_ Yo seré la reina de la primavera _

_ No, si no te apresuras _ comenzó a correr de nuevo

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Los días en su casa habían sido bastante rutinarios. A la mañana ayudaba a preparar el desayuno para todos, mientras su madre hacía el pan que saldrían a vender. A la tarde iban a la escuela y al regresar, luego de hacer la tarea, le obligaban a ir a jugar al potrero con los demás niños del pueblo; estaba mal visto que pasase tanto tiempo entre mujeres.

Los niños eran crueles por el simple hecho de saberlo diferente, pero eso ya no le molestaba. No desde que había conseguido el beso de ese el que sería su primer amor. Richie, un adolescente de 12 años, con el que se veían cada vez que podían huir de los demás.

Pero las noches, las noches eran fantásticas. Su madre se iba a dormir temprano, entonces junto a sus hermanas armaban desfiles de modas, en donde lo maquillaban y le ponían vestidos. Luego preparaban jugos y fingían que eran cocteles de esos que tomaban las estrellas en las fiestas de Hollywood.

¿Quién le diría que esos momentos de felicidad se acabarían tan pronto, arrastrando su infancia con ellos? El ser diferente le llevó a la ruina. Tal vez, si hubiese fingido un poco más su condición, quizás si se hubiese reprimido y no soñase por las noches con encontrar el príncipe azul de los cuentos. ¡No! Lo que le había sucedido era inevitable, él no tenía la culpa tenía que convencerse de ello.

Jack: The JokerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora