Capítulo 45

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Monstruo


La música zumbaba en sus oídos de manera dolorosa, y su cuerpo ya estaba cansado de bailar, pero no quería detenerse; no le interesaba hacerlo.

Tomó un poco más de aquella bebida que ya estaba tibia y el alcohol pareció adormecerle los sentidos ¿Qué contenía ese vaso? ¿Acaso importaba?

Marcus se había ido hacía ya un buen par de horas, cansado de insistirle que él hiciese lo mismo; Hypnosis nunca le había gustado.

Esa noche misteriosamente la cocaína parecía abundar y todos estaban felices con sus ojos desfigurados y aterradores posándose sobre él; si incluso sus manos, que más que manos, eran las garras de algún animal carroñero, se atrevían a pasearse por su cuerpo sin pudor.

Sentía miedo entre todos esos monstruos, lo admitía, sus expresiones y sus colmillos le hacían temblar en lo más profundo de su ser; era esa la razón por la cual bebía, por la cual aspiraba un poco más, o, tal vez, era una excusa. No deseaba volver a la realidad, porque dolía demasiado.

¡Detente Jack de una vez! Su cuerpo pareció gritarle e intentar separarse de él. Sus pies ya no se movían, ya no podía bailar, estaba mareado y el estómago dolía muchísimo.

Tenía que vomitar y ni siquiera tuvo reparó del lugar en el que lo hizo, ni sobre quien.

Había visto hombres grandes en su vida, era por eso que no sabía si la inmensidad de ese tipo se debía a las alucinaciones de las drogas mezcladas en el alcohol o era, tal vez, que otra vez le habían estafado con la maldita cocaína.

Comenzó a reír olía asqueroso y ni siquiera entendía lo que le estaba diciendo.

Se sentía tan bien.

El golpe llegó con un dolor agudo, amortiguado por las estrellas que vieron sus ojos.

Todo se tiñó de rojo frente a él.

Le sacaron de Hypnosis, lo sabía porque el aire estaba fresco esa noche, le golpearon contra una pared y luego siguieron pateándole, las costillas, la cara, los genitales.

¡Oh! El dolor era lo único que le hacía darse cuenta de que aún estaba con vida, de que no era todo un sueño... una pesadilla.

¡Qué ganas de llorar! ¡Qué ganas de reír desesperadamente! Hasta que los pulmones colapsaran por la falta de aire, hasta que las costillas y el estómago le trajeran más dolor. ¡Oh sí! El dolor... acaso ¿no era lo único que había conocido en toda su vida? Eso y el llanto que nunca dejaba resbalar por sus mejillas.

¡Que cansado estaba! Cuanto sueño tenía.

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_ Jack....Jack _ Una voz dulce flotaba en el aire y le acariciaba los oídos con ternura. ¿Podía ser él?... por favor, no seas un sueño.

Jack: The JokerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora