Capítulo 27

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Marcus: Parte 2

(El contenido de este capitulo puede herir la sensibilidad de algunos lectores. Se ruega discreción y discernimiento personal )

El sol se le escapaba, se le iba, fundiéndose con la oscuridad que se adueñaría de su vida, mientras esas dolorosas manos recorrían su cuerpo.

Tenía miedo, un miedo tan grande que le paralizaba y le hacía sentirse indefenso en aquel suelo, casi pedregoso, sobre el que le obligaban a mantenerse recostado.

De pronto, le voltearon violentamente dejándolo boca abajo y haciendo que se golpease un poco los brazos y la cara. Sus manos impúdicas, parecían dibujar cada centímetro de su piel; eran asquerosas, le desgarraban pero su garganta ya estaba demasiado lastimada como para gritar aún más. Sabía que nadie vendría, nadie salvaría a su hermana... ni a él.

Dolor. Cuanto dolor. Abriéndose paso en su interior, embargando sus sentidos. Quería escapar, pero eran más fuertes.

Le golpearon, dos, tres, cientos de veces y le dejaron inmóvil otra vez sobre esa tierra, que al mezclarse con su sangre llenaba de sabor su boca.

Gemidos, transpiración, el aliento de esos animales quemándole la piel. Le sostenían con fuerza, le lastimaban, le herían y ya no podía gritar, estaba indefenso y hacían lo que querían con él.

Algo llenó su interior, un líquido espeso y pegajoso que se escurría por sus piernas. ¡Qué asco! ¡Qué ganas de vomitar!

Gritó desconsolado y alguien empujó más su cabeza para que se hundiera en el duro suelo. Sus dientes se clavaron en la piel interna de su boca y otra vez el metálico sabor de la sangre le inundaba.

No podía respirar, la nariz le dolía.

Le pusieron de pie de repente y le devolvieron los jirones de su ropa. Le obligaron a caminar a pesar de que estuviese tan adolorido.

Se sentía sucio; lo estaba. Su cuerpo se había transformado en algo impuro y detestable.

Cuantos deseos de llorar, pero no lo haría, ya se habían quedado con todo de él como para entregarles también sus lágrimas.

Reían, eran felices por esa nueva adquisición y él los odiaba a todos.

Le metieron en una habitación húmeda e inmunda junto a otros niños; ni siquiera se habían preocupado por ver sus heridas.

"Yo seré la reina de la primavera" la voz de su hermana le taladraba los oídos... pero ella no estaba ahí, ya no más.

"Te amo Lucia, te amo tanto" su agobiada mente intentaba aferrarse a los recuerdos de aquellas mejillas manchadas con chocolate y los cabellos rubios al viento; pero, era tan irreal, tan frío.

_ ¿Cómo te llamas? _

Aquella vocecilla chillona le despertó de repente y notó que varios niños le miraban asustados.

_ Marcus _ dijo tratando de ocultar su angustia.

La primera vez en que le obligaron a atender a un cliente sintió tanto asco, que le vomitó encima. Por supuesto que se llevó su castigo por eso, pero había una parte de él a la que todo había dejado de importarle y otra que lucharía con todas sus fuerzas por salir de ese lugar asqueroso.

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El sol se colaba por la pequeña ventana de la habitación. Cada vez había menos niños allí; los vendían a precios muy rentables.

Jack: The JokerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora