Pensamientos (Tío Karl)

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En realidad, no sé qué coño poner... Ahora Zea me estaría diciendo "No digas palabrotas, tío Karl". Hace tiempo que lo pienso, siempre me llama tío Karl, pero ¿por qué no me llama solo tío, tito o Karl? Bueno ya le preguntaré. Algún día...

Mmm... Como no se me ocurre nada, escribiré algo que no quiero que se me olvide nunca: Cómo conocí a Linda. Obvio que, esto no dejaré que Zea lo lea hasta que pase un año, por lo menos.

A ver... Fue hace unos meses, en octubre, la semana en la que Zea y yo vimos una película sobre ángeles y demonios que fue una mierda. Para ser más concretos, el 27 de octubre, domingo...

Salí por la tarde a comprar pilas para el puto mando de la tele. Al salir de la tienda, me puse a mirar los televisores que había en el escaparate. De pronto tuve la sensación de que alguien me miraba, era ella. Okay... No sé cómo escribir un diálogo sobre el papel, pero así mejor:

-Perdone, ¿algún problema? -no es que me molestara tanto, pero era muy extraño.

Ella no respondió nada al principio, porque parecía cómo si mi pregunta le hubiese asustado.

-¿Señora? -tuve que insistirle un poco para que hablase al fin.

-L-lo siento... -su tono de voz, era el más dulce que jamás había podido escuchar.

-¿Quiere algo? -vi cómo lágrimas salían de sus ojos rápidamente. Eso me preocupó bastante.

-N-no, gracias. Lo siento. ¡Debo irme! -y la tía va y echó a correr.

No entiendo mucho el porqué, pero me causó una gran lástima y curiosidad. Si no fuera por sus ojos azules, que me cautivaron al verlos llenos de lágrimas, no hubiera querido pararla. Vale, creo que ya me estoy pasando de cursi... En fin... No recuerdo exactamente nuestras palabras pero seguramente que serían parecidas a estas:

-Espere. -ahí fue cuando le di un tirón en el brazo. Ella frenó en seco. -Perdón. Es que usted, me ha llamado la atención. -yo la solté porque seguramente pensaría en aquel momento que soy un acosador o algo.

Seguía llorando, pasándose las manos por los ojos para intentar secarse las lágrimas que no paraban de salir.

-¿Le puedo ayudar en algo? -aunque en aquel momento pensaba que me estaba metiendo donde no debía.

-Tú... O sea, usted... -

-Cálmese, por favor, señora. -cualquiera que me hubiese visto en aquel momento pensaría como si fuésemos una pareja y que le acababa de romper el corazón.

-Vale... Y, s-señorita si no te... Si no le importa. -yo diría que se sintió un poco mejor.

-Bien, señorita. ¿Quiere un pañuelo? -tenía que ser caballeroso, ¿no?

-N-no, gracias. E-estoy bien. -

-¿Le he... Molestado o algo? -hizo un gesto como de sorpresa.

-¡N-no, no! P-para nada. -

-¿Nos... Conocemos? -nuevamente su expresión fue de sorpresa, una mezcla de alegría y pena.

-Usted me ha... Recordado a un familiar... Que falleció... -

-Oh, vaya. Lo siento. -no sabía qué decirle.

-No importa, a la vez... Me ha hecho feliz. -tan solo la miré algo extrañado.

-Igualmente, la he hecho llorar. La invito a tomar algo, lo que quiera. -reconozco que me pasé un poquito en aquel momento pero, de verdad que me atrajo bastante. No me sentía así en años.

-No s-se moleste, de verdad. -

-Insisto. -

-Bueno, si insiste... -la hice aceptar prácticamente por compromiso. ¿Pero qué se supone que debería hacer? ¿Despedirme y volver a casa?

Vale, he escrito bastante. Tengo sueño. Me ha gustado escribir todo esto, como recuerdo. Lo continuaré otro día. Además, ahora que Zea tiene que volver a las clases, podré pasar más tiempo con Linda.

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Nota del capítulo:

Muy buenas querid@s lectores y lectoras. Quería comentaros lo de la foto del gofre que quizá no hayáis entendido. A cada personaje en la sección de Pensamientos, los represento con una imagen: Zea, el collar de ángel que tío Karl le regaló; Marth el cascabel que Zea le dio; y tío Karl un rico plato de su comida favorita.

Nada más. Hasta la siguiente ;)

Gracias.

Ángel de la oscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora