Capítulo 29: La peor apuesta

41 16 5
                                    

Al día siguiente, frente al ayuntamiento.

-Mm... Rick debería de estar ya por aquí.-comprobé la hora en el gran reloj.

-Esperemos que no sea impuntual.-

Caminé unos pasos hacia delante para situarme justo delante de la puerta.

-¡Hey, Zea! -me llamaba Rick sentado desde un escalón. -¡Aquí estoy! -

-¿Has estado aquí mucho tiempo? -me acerqué a él.

-No, qué va. Lo que pasa es que no te veía.-

-Bueno... ¿Qué era eso tan serio que querías contarme? -

-Verás... Tenía en mente decírtelo pero he decidido esperar un poco más. Aun así, no te alarmes, es sobre la pelea que tuvimos y tal.-Marth se acercó más cuando escuchó la palabra "pelea".

-Eeh... ¿Qué pasa con la pelea? -

-A ver... Mejor empiezo de nuevo.-tomó aire. -El otro día en la fiesta de Nochevieja, me dijiste que antes era un imbécil antipático de mierda y yo, te respondí que tú me habías hecho cambiar... -

-Ajá... -

-... Pues más que nada quería hablarte sobre eso.-

-Eeh... Adelante.-

-¿Qué piensas de mí, ahora? -

-¡! Pues no sé. Tampoco es que te conozca demasiado.-

-¿Y si quiero que me conozcas? -

-¡! ¡... ! -

-Dime. ¿Querrías conocerme? -

-... ¿Por qué te comportas de forma tan extraña? -

-Ya te lo he dicho, he cambiado.-

-Joder es que... No sé cómo has podido cambiar tanto en tan poco tiempo... Es practicamente surrealista.-

-En realidad, no es que haya cambiado. Yo era así, cuando era un pre-adolescente. Cuando... Era amigo de Vicky.-

-¡... ! Vicky... Sigo sin entender por qué nunca me dijo nada sobre ti, que fuiste su amigo antes de que nos conociéramos... Siempre nos contábamos todo... -

-Créeme, si no te lo contó. Fue por mi culpa.-

-¿? -hice un gesto de curiosidad.

-¿Por qué no... Damos un paseo mientras te lo cuento? -

-Vale, como quieras.-empezamos a caminar.

«No sé por qué a alguna gente les gusta charlar sobre algo serio caminando, yo me centro más si estoy quieta y de pie... »

-Mira, resulta que conocí a Vicky porque era la hija de una compañera de trabajo de mi madre y un día vinieron a casa. Al parecer yo le caía mal, pero se empeñó en estar conmigo más tiempo y le acabé cayendo muy bien. Cogimos una confianza de la hostia. Teníamos doce años recién cumplidos. ¿Cuándo fue que la conociste tú? -

-Yo tenía catorce para quince.-

-Entonces... Si fueron dos años y pico atrás pensó que era mejor no contártelo. No sé.-

-No creo que fuera por eso solamente. ¿Qué fue lo que os pasó? -

-Vale... A ver... Déjame que siga... -

-... -

-Ella me contaba su vida y yo la mía. Tanto, que entonces se nos ocurrió una idea absurda. Hacer una apuesta. La peor apuesta... Yo por aquella época, era bastante... Bueno, tenía muchas ganas de tener sexo. Porque pensaba que era muy maduro, y la verdad, después de lo que pasamos mi madre y yo cuando mi padre se fue, yo tuve que hacer el papel del hombre de la casa. Pero no malinterpretes. Simplemente crecí psicológicamente más rápido que los demás. ¿Me entiendes, no? -

Ángel de la oscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora