Capítulo 51: Tesoro

26 11 2
                                    

La policía nos llevó a todos a comisaría, necesitaba escuchar nuestro testimonio debido a que tanto Rick como Vincent habían peleado, así que no podían asegurarse de que ninguno dijera la verdad.
Era bastante tarde, pero yo me había quedado con Gertrudis esperando a que nos interrogasen. Realmente no tenía la intención de explicarle a tío Karl que estaba en comisaría...

Cuando terminaron de preguntarles, nosotras dijimos todo lo que había pasado. Tuvieron que encerrar a Vincent por conducta violenta y pronto sería acusado de maltrato doméstico que cometió años atrás.

Llamaron a la madre de Rick para sentenciar lo que iban a hacer con él. Tal y como imaginaba, iría a la cárcel, con una condena de siete años.

«¿Solo?»

Me parecía poco, aunque no tenía ni idea de esas cosas ni sabía qué factores se tenían que tener en cuenta.
Pero aún faltaba algo que me había estado preguntando todo el tiempo: ¿Y eso del tesoro?

-Gertrudis... um... Sé que quizá no sea un buen momento para preguntarlo pero, ¿por qué no paraba de mencionar un tesoro? -

-Ah... -

-¿? -

-Verás... es una larga historia y hoy ya es muy tarde, creo que deberíamos irnos a casa. Mañana os lo explicaré a los dos, ¿de acuerdo? -

«¿A los dos? ¿Entonces Rick tampoco tiene idea?»

-Sí, está bien.-

-Siento que hayas tenido que verte envuelta en todo esto, Zea, de verdad que lo siento.-

-N-no te preocupes... -

Volví a casa bastante tarde y, como era de suponer, tío Karl me hizo pasar por un interrogatario más pesado que el que me hicieron en comisaría. Le conté la verdad, total, ¿qué conseguiría dándole excusas y mintiendo?

Al día siguiente...

Ni siquiera estuve del todo concentrada en clase por la mañana. Desde el momento en que escuché la palabra "tesoro" salir de su boca estaba anonadada. ¿Sería ese el motivo principal por el cual Vincent volvió? ¿Habría algo más?
Mis dudas se resolverían aquella tarde.

Nada más acabar el insti, fui deprisa a casa para comer y otra vez, visitar la morada de Rick.
Llamé a la puerta tranquilamente, me abrieron poco tiempo después.

-Hola, Zea. Pasa... -me saludó Rick.

Aquel ambiente era muy extraño, era diferente a aquel en el cual me sentí bien la primera vez que fui a su casa. Un ambiente frío y apagado.

-¿Cómo... os encontráis? -se me ocurrió preguntar.

-Bien. Supongo... -

-Bien, gracias por preguntar, Zea.-dijo Gertrudis ofreciéndome una taza de té. -Siéntate, por favor... -

-Gracias.-cogí la taza y tomé asiento.

-Ahora os contaré toda la historia... -

«O sea que... ¿No se la ha contado a Rick desde ayer? Pensé que lo haría... Bueno, supongo que si es una historia que no quiere recordar yo tampoco tendría ganas de repetirla dos veces.»

Los tres nos quedamos callados, esperando a que empezara.

-A ver... Exactamente no sé por dónde tendría que comenzar pero, si tengo que hacerlo lo empezaré desde mi adolescencia.-hizo una pausa que me resultó bastante dramática. -Cuando tenía los dieciséis, iba con la típica pandilla de chicos y chicas que se creían los reyes del mundo, pero buenos, al fin y al cabo. Así que... un día tres chavales de otra banda, se quisieron unir a nuestra pandilla porque conocían a dos de mis amigos. Y sí, entre esos niños, estaba Vincent. Él siempre me parecía "el tío más guapo del mundo"... -suspiró.

Ángel de la oscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora