A la hora que nos avisó Celia, nos encontrábamos en la casual cafetería de la estación. Para bien, ya todos me estaban esperando.
-Vaya, hola chicos. Qué raro que estéis todos ya.
-¡Hola! -gritó Monique.
-Hola-dijeron el resto al unísono.
-Pues sí, pero la razón por la que hemos querido venir antes era porque Celia nos dijo que traías a alguien para presentarnos... -explicó Teodor mirando a mi alrededor.
Hicieron lo mismo, buscando dicho sujeto.
-Oh, ja, ja... sí, ahora mismo os lo presentaré, ¿pero podemos pasar adentro? Me muero de ganas por tomarme un café... -correspondieron mi petición.
Justo antes de entrar, Rick me detuvo.
-Zea, ¿quien vas a presentar es Marth?
-¡! Sí, sí Rick.
-Ya veo... ¿Cómo lo vas a hacer? O sea no es que...
-Tranquilo, nosotros nos encargamos. Aunque, si no te importa, pediría un poco tu ayuda después de hacer el pequeño truquito. Para que se sientan convencidos de que pueden verle... -le miré a los ojos haciendo que creyera en mi palabra y aceptase.
-Eh, vosotros dos, que ya hemos pillado la mesa-nos llamó Julian no a un volumen tan alto para no molestar a los inquilinos.
Pedimos a nuestro antojo, variedad de bebidas a la carta.
-No jodáis, yo aún soy menor-se quejó Monique al ver que todos pedían alcohol-. En octubre cumplo los dieciocho...
-Oh, Monique, cielo. Mi hermana y yo nacimos en noviembre. Si haces el papel, parecerás mayor de edad... -Marisa persuadió a Monique, para que viera que tampoco era para tanto-Ah, y Zea, ¿no nos ibas a presentar a un chico?
-Eeh, bueno sí, pero no os hagáis una idea equivocada, por favor...
-Tranquila, tampoco pensaría que alguien fuera a ser tu novio... -sus palabras no me hirieron para nada-. ¡Ja, ja, ja! Era broma... -quiso quedar bien delante de todos.
Froté mis manos a causa de los nervios descaradamente frente a ellos.
-Chicos yo... necesito que me escuchéis...
-Hombre, eso íbamos a hacer, ¿no? -Julian se hizo el gracioso.
-... -mantuve una mirada fija y seria en medio de la mesa, para que me tomaran en serio.
Todos se quedaron prendidos por mi cautivadora forma de observarles deprisa con una simple rotación de ojos.
-El motivo por el cual os voy a confiar este secreto, es porque sois mis mejores amigos y cuento con vosotros... -sorbí de la taza de café que acababa de llegar a la mesa.
«Menos con Marisa, claro.»
-En primer lugar, debo deciros que no tengáis miedo, y que aunque os parezca extraño... Creedme, es real.
-Zea, ¿pero de qué estás hablando? -preguntó Monique con la voz temblorosa.
-Mm... mejor primero os lo enseño. Celia, ¿a que traes un libro encima, verdad?
-Ja, ja, sí. Qué bien me conoces-se echó el flequillo a un lado, sacándolo de su bolso.
-¿Podrías abrirlo y escoger un párrafo de cualquier parte que te guste? -ordené de forma indirecta.
-Claro... -rebuscó entre las muchas páginas de aquel libro.
-Y ahora, cuando lo tengas, señálalo con el dedo y no lo leas en voz alta.

ESTÁS LEYENDO
Ángel de la oscuridad
De Todo•(Editando)• Siempre que nos hablan de la religión, pensamos en Dios, la Biblia o los demonios. Nunca me ha gustado la religión, no creo en Dios ni soy católica. Todo lo contrario, atea hasta la muerte. Si de verdad hubiera un dios todo poderoso qu...