...Y es tan guapa, Dios que guapa es-desde que había bajado y se había sentado junto a Jake en el sofá no había parado de escuchar hablar de una vecinita sexy que había por el barrio.
-Intento ver la tele, ¿puedes parar?-le pedí amablemente mientras pasaba mis piernas por encima de las suyas y me estiraba allí abajo.
-¿Qué pasa?-jota llegó con un sándwich de pavo y queso en la mano y otro sobre una servilleta para mí, me lo tendió y se sentó en el sillón de al lado.
-Este, que se ha encaprichado de una nueva churri-le dije con sorna. Jake me golpeó en el brazo.
-Apenas llegamos ayer, no le ha podido dar tiempo-contestó mi mellizo sin entusiasmo.
-No, que es de verdad-repuse.-Ha salido a correr temprano y se la ha cruzado de casualidad. Vive en la casa azul que hay más abajo y se llama Jess.
-Vaya-mi hermano puso los ojos en blanco y le dio un bocado al sándwich.- ¿Y que pasa con Victoria?
-Victoria está muy lejos-añadió Jake.
Jota y yo dirigimos la mirada hacia el techo a modo de rendición mientras volvíamos a poner los ojos en blanco.
-Otra más para la lista de chicas.
-No, no es una chica más, esta es la chica, ¿sabes?, esa chica que te...buaf.
Me levanté de un salto y me dirigí rápidamente hacia la escalera.
-Madre mía-dije con abatimiento.- ¡La chica!, ¿Has oído Jota?, cuidado ha llegado por fin la chica.
Subí las escaleras poco a poco y me encerré en mi cuarto. Me miré en el espejo. Toqueteé mis abdominales y me palmeé el trasero. Me agarré en lo alto de la cabeza la larga melena rubia y me asomé a la ventana que daba al jardín delantero. Antes de que pudiera darme cuenta estaba mirando ensimismada como el chico de la casa de enfrente pataleaba el contenedor de la basura y luego se agachaba para coger un rastrillo que había en el suelo. El chico era extrañamente guapo, tendría más o menos la misma edad que yo, o quizás uno o dos más. El chico se pasó la mano por su castaño pelo, perfectamente engominado hacia un lado de la cabeza y se bajó de nuevo las gafas de sol. Luego se sacó de encima una sudadera color marrón y blanco y se quedó en tirantes bajó el escaso sol que hacía aquel día. Guapo, era quedarse corto, estaba cañón, tenía unos perfectos brazos musculazos y un perfecto abdomen que se marcaba a través de la camiseta.
-¿Qué miras?-la voz de Jota me distrajo durante un momento y me hizo darme la vuelta enseguida mientras daba un brinco. Sonreí y le insté a que se acercara.
-Ven, mira lo que me he encontrado.
Mi hermano me acompañó en la ventana y miró junto a mí durante un momento más.
-Es guapo, si-me concedió.
-Guapo, está cañón-le contradije con burla.
-Ya.
-Perdona-le dije.-Se me olvidaba que a ti te gustan los empollones con gafas. ¿Por cierto has hablado ya con Thomas?
Thomas era el novio de mi hermano y que pese a habernos mudado a otro estado, habían quedado en seguir intentándolo un tiempo a distancia para ver que tal les iba. La homosexualidad del menor de la casa ya no era ni secreto ni tema tabú para ninguno de nosotros, por lo que en mi casa se trataba de una manera lo más normal posible.
-No, aún no-me respondió.-No tenemos línea todavía, pero le he mandado un par de mensajes y eso.
-Ya.
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The Brothers
Teen FictionTres hermanos, un nuevo destino, un nuevo comienzo. Nada más lejos de la realidad. Los hermanos Murray llegan hasta Redmond (Washington) para comenzar una nueva vida. El popular Jared, la rarita Aria y el empollón de Jared creen que podrán empezar d...