Capítulo 48-Cuando Aria dice no, es no

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-¿...Y cómo te encuentras hoy, preciosa?-preguntó la voz de Chad al otro lado del altavoz del manos libres del coche.

-Bueno, anoche fue una noche difícil, ni siquiera sé cuando dejé de llorar, hoy en cambió todo parece volver a la normalidad-dije mientras soltaba una risa amarga y giraba la calle para llegar hasta la tintorería.

-Ojala hubiera estado yo ahí, para secar esas lágrimas con mis tiernos besos-dijo el chico de lo más empalagosos.

-Prefiero tus tiernos besos en otro sitio en vez de en mis lágrimas-dije con sorna mientras aparcaba frente a la tienda.

-¿A si?-coqueteó él.- Creía que era usted una señorita.

-Y soy una señorita-reí.-Pero una señorita también tiene ciertos instintos primarios.

-Quizás pueda verte esta tarde para saciar esos instintos-dijo.-¿Qué te parece?

-Me parece que lo estoy deseando-dije con picardía una increíble excitación entre los muslos.-Siempre haces que sonría, te quiero.

-Y yo mi niña-me respondió dulcemente.

-Tengo que dejarte Chad, aún tengo varios recados que hacer antes de recoger a Jake.

-Y yo, tengo una aburridísima clase de mates, te veo luego-dijo.

-Chao-respondí antes de apretar el botón de cuelgue del manos libres.

Me bajé del coche y me entré en la tienda, recogí los abrigos y los subí al coche. Me pasé por la oficina de correo a recoger las botas nuevas que me había comprado por Internet y decidí pasar a recoger a Jake, ya que hacía mucho rato que le había dejado en la comisaría. Aparqué enfrente de la puerta veinte minutos después y al no verle fuera esperando decidí entrar dentro a buscarle. Dentro parecía estar aún más desierto que fuera. Me acerqué a la recepcionista para preguntar.

-Perdone, pero, ¿Sabe usted si mi hermano se ha marchado ya?, perdone, soy la hermana de Jake Murray, ha venido a declara esta mañana con el agente..., con Ethan-dije al fin ya que no tenía ni idea de cual era su apellido.

La mujer tecleó en su ordenado y miró unas hojas a mano, luego me miró con una sonrisa.

-Sí, se marchó hace rato, justo a la misma vez que el agente Carter-contestó la mujer.- Ethan, para ti.

-Gracias-le dije mientras me despedía y volvía a salir a la calle. A lo mejor Ethan le había echo el favor de llevar a Jacob a la casa, viendo que yo tardaba más de la cuenta. Pero, ¿Por qué no me había llamado?, saqué mi móvil y le llamé yo a él. Después de varios tonos el teléfono dejó de tocar con un pitido corto y sordo. No me lo cogía. Suspiré bruscamente y me metí de nuevo en el coche, en fin, sería mejor que terminara de hacer los recados y volviera a la casa cuanto antes, seguro que Jake ya estaba ahí cuando yo volviera. Él último recado era comprar café en grano, a mi padre le encantaba ese café. Aparqué unas calles más abajo y crucé la calle hasta la tienda A granel que había enfrente. Entré y compré el café, luego me dispuse a volver al coche cuando me encontré con ella. La mujer rubia, alta y bien parecida que se había presentado en mi casa una mañana antes me esperaba apoyada en mi coche. Me quedé paralizada, con ganas de correr calle abajo, sin embargo me armé de valor y seguí con mi dirección.

-¿Se le ofrece algo?-pregunté levantando una ceja.

-Te he visto entrar en la tienda y no he podido resistirme a esperarte para hablar contigo-dijo atusándose el pelo. Al parecer aquella mujer que había ejercido de prostituta con mi padre, ahora se las daba de gran señora.

-No sabía que usted y yo teníamos algo de que hablar-dije.

La mujer rió amargamente y puso los ojos en blanco, luego se apartó de mi coche.

-Te pareces tanto a tu padre-comunicó como si con ello me estuviera haciendo alguna clase de cumplido.

-Discrepo señora, la gente dice que me parezco mucho más a mi madre-dije con el ánimo de hacer daño.

La mujer dio un paso más hacia mí y yo apremié a rodear el coche y alejarme de ella lo más que pude.

-Solo quiero que hablemos, que me conozcas-recitó aquella mujer como si se lo tuviera aprendido de memoria.-Me llamó Savannah Curtis...

-Sé quien es-la interrumpí mientras miraba con recelo su mano extendida por encima de mi coche.-Y no me interesa, ya le he dicho que no tengo nada que hablar con usted.

Estuve apunto de soltarle un improperio, pero en aquel instante me sonó el móvil en el bolsillo y lo saqué sin pestañear.

-Por favor-pidió aquella mujer con la cara desencajada.

-Lo siento tengo que irme-le dije señalando el teléfono en mi mano y metiéndome en el coche. Suspiré aliviada y coloqué el teléfono en el anclaje del manos libres y apreté el botón de contestar, luego arranqué.

-¿Jared?-pregunté en cuanto apareció su nombre en la pantalla.

-¿Aria?-inquirió él al otro lado del teléfono.

-Sí, sí, soy yo, dime, ¿Qué pasa?-pregunté sin mucho ánimo por el encuentro con esa señora, con mi...madre. Quité ese pensamiento de mi cabeza y volví a la voz de mi hermano.

-Voy hacerlo-habló Jota al otro lado, dejándome confusa mientras torcía la calle para meterme en la carretera principal de Redmond.

-Como no seas más explícito no voy a poder seguirte hermano-dije de nuevo.- ¿Qué es lo que vas a hacer?

-Voy aceptar la propuesta de Thomas, han pasado varios días y necesitamos respuestas, tenemos que saber donde está Jess-habló calmado y sereno.

-¡No!-grité intentando mantener la calma para no tener ningún accidente.-Jared te lo prohíbo, de ninguna manera.

-Ya está decidido-soltó sin preámbulos.-Soy adulto y lo he decidido yo solo, voy a hacerlo por el bien de Jake y por el bien nuestro, además solo es sexo, no voy a donarle ningún órgano ni nada, tendré sexo con él y luego me dirá lo que quiero saber.

-No te has puesto ha pensar que si le ha pasado algo malo a Jess, él puede tener algo que ver, por Dios, esperemos a los resultados de del ADN, estoy segura de que Ethan llamará pronto.

-No va a llamar, ¿acaso no viste como estaba ayer?, esta enfadado y no se lo reprocho, no me hará mas favores a menos que yo ceda un poco con él y en estos momento no quiero meterme en otra historia..., no puedo.

-Por favor-supliqué.-Puede ser peligroso, ven a casa y hablamos.

-No, no tengo tiempo-me cortó.-Tan solo quiero que hagas una cosa por mí, por eso he llamado.

Me sequé las lágrimas de rabia de la cara y maldije en voz baja a Thomas.

-Lo que quieras-dije mientras aparcaba en la entrada de casa y apagaba el motor.

-Pon a gravar el móvil, necesito que graves esta conversación por mi seguridad-dijo sin titubeos.

-Oh, por Dios, ¿te estás escuchando?, no pienso dejar que hagas semejante locura-grité desconsolada y con impotencia.

-Haz lo que te pido, por favor, no tengo mucho tiempo-rogó.

Al fina pulsé el botón de gravar y le insté para que comenzara.

-Aria, voy a verme con Thomas, mi ex, Thomas Simons, en el hotel Redmond's Star, hoy a las cuatro de la tarde, no me esperéis para comer, justifícame con mamá, un beso-luego colgó y yo me quedé de piedra.



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