Ya era casi las nueva y media. Mi padre hacia ya un rato que había llegado, pero aún no habíamos cenado. Seguíamos esperando a Jota que se retrasaba más de lo normal. Ya me había duchado y me había colocado mi pijama azul celeste de lunares blancos y mis zapatillas rosas. Me hice una cola de caballo con el pelo y me miré al espejo. Si Chad me hubiera visto de aquella guisa, jamás me hubiera besado. Escuché el ruido de la puerta y salí pitando del cuarto, me encontré con la mirada de Jake que había sacado como yo la cabeza por la puerta de su cuarto.
-¿Ha llegado ya?-me preguntó sin saber si había oído bien la puerta de la calle.
-Creo que sí.
Los dos nos dimos golpetazos por bajar el primero abajo. Él lo consiguió antes que yo. Lo primero que vi, fue a Jota sacándose el abrigo y colgándolo en el perchero tras la puerta. Mi madre estaba frente a él con los brazos en jarra y Jake llegaba hasta ella para hacer frente común contra el chico. Mi hermano se dio la vuelta y se quedó de una piedra al ver aquella estampa.
-Son las diez menos veinte, ¿se puede saber de donde vienes?-le pidió mi madre dando un paso al frente.
-¿Te importa si me lavo las manos y la cara y te lo cuento ahora?-dijo mi hermano. Mi madre puso mala cara pero al final cedió. Como siempre.
-Te esperamos en la mesa, no tardes-zanjó ella.
Apenas cinco minutos después ya todos estábamos en la mesa y mi madre repartiendo la cena en los platos. Pechuga de pollo y ensalada de escarola.
Pese a ya haberle dicho nosotros a mi madre donde se encontraba Jota y por que llegaba tarde, ella quiso oírlo de primera mano.
-Voy ha hablar yo con tu profesora para que los horarios sean más temprano, es inadmisible esta hora de llegar un día corriente.
-No hagas eso por favor-pidió Jota sabiendo que aquella actuación lo avergonzaría.-No volverá a pasar, lo prometo.
-Eso espero-por primera vez en toda la noche mi padre habló por fin. Todos le miramos mientras seguíamos comiendo. La demás conversación fue que mi madre había conseguido su empleo de enfermera y que empezaba el próximo día por la tarde.
No me tocaba lavar los platos, lo había echo el día anterior, por lo que dejé a mis hermanos haciendo aquella tarea y me dirigí hacia el salón.
-Buenas noches papá-le di un beso a mi padre que se había repantigado en el sofá y subí a mi cuarto. Mi madre siempre se daba una vuelta antes de dormir, a si que la vería ahora. Me tumbé en la cama y encendí el Packard Bell, mientras lo ponía sobre mis rodillas. Actualicé mi perfil de Facebook y entonces vi pasar a Jota hacia su cuarto y le chisté. Él se giró y se apalancó en la puerta.
-¿Qué pasa?-preguntó.
-Hace casi cuatro horas desde que te marchaste, ¿me vas a decir a mí la verdad?
-Si eso es todo me voy a dormir-me dijo sin dar ninguna importancia a mi pregunta. Estaba disgustado por algo, lo sabía.
-En realidad quiero contarte algo más-dije. Mi hermano se giró de nuevo y entró en el cuarto. Le insté a que cerrara la puerta y ladeé el ordenador.
-Te acuerdas del chico del auto, el de ayer...
-Chad Lucas-acortó él.
Estaba tan nerviosa y tan excitada con aquello que dí un bote en la cama.
-Hoy me ha besado. El bombón de Chad Lucas me ha besado, no me lo puedo creer, claro que me hice la difícil y eso, para que no crea que soy una guarra, ¿te lo puedes creer?
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The Brothers
Teen FictionTres hermanos, un nuevo destino, un nuevo comienzo. Nada más lejos de la realidad. Los hermanos Murray llegan hasta Redmond (Washington) para comenzar una nueva vida. El popular Jared, la rarita Aria y el empollón de Jared creen que podrán empezar d...