Capítulo 8-Aria, que se te ve mucho más que el plumero

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Me crucé de brazos por quinta vez y me reí sin ningunas ganas de nuevo. Lo último que deseaba en aquel momento era en estar riéndoles las gracias a adolescentes borrachos, mientras una panda de niñatas sin apenas neuronas se insinuaban a aquellos chicos descaradamente.

-...Y así es como nos conocimos-terminó mi hermano de contar como se había chocado por accidente con Jess.-Corriendo.

-Ese día a mí también me pasó algo extraño-añadió Chad sin interés mientras le daba un trago a su vaso de cerveza.

El chico lo dijo con un tono de voz demasiado elevado, parecía que quería que todo el grupo, sin excepción lo escuchara. Me lanzó una media sonrisa y me dejó helado.

"No será capaz", me dije.

Intuía cual era la historia que estaba a punto de contar, en aquel momento quise que la tierra me tragara, pero hice por tranquilizarme, ponerme muy nerviosa solo haría que quedara obvio a quien se refería.

-El domingo por la tarde mis padres me obligaron a podar el césped del jardín de mi tía, la que vive en el barrio de Jess, por lo que lo hago sin mucha gana, chicos, me quité la camiseta por que estaba empapado por la sudor...

-Uhhh, que erótico.

El chico quedó complacido por el piropo y yo bebí un trago de mi tercio de cerveza intentando esconder la cabeza en algún lugar.

-...Lo mejor es que cuando miró hacia arriba para limpiarme la frente, veo a una chica mirándome desde una ventana. Me quedé estupefacto, era como en esas pelis de atracciones fatales y esas cosas de degenerados.

Mi hermano me miró con mala cara, estaba a punto de saltar par decir algo, pero le insté negando con la cabeza a que no lo hiciera, eso solo me pondría en evidencia rápidamente.

-¿En serio?-preguntó una chica que se estaba abrazando a un jugador al fondo.-No, si definitivamente, hay cada loco.

-¿Quién era?-preguntó otra chica.

-No..., lo se-dijo alargando la frase mientras me miraba y torcía la cabeza con elegancia para asegurarse de que estaba escuchado su historia.-Pero si la vuelvo a ver, os lo diré para que no os pille de sorpresa.

-Patética-rió otra chica mientras se comía un nacho.

Chad chocó su vaso con ella y rió en voz alta para dar por finalizado su relato. Yo clavé la mirada en el suelo y sentí como la cerveza se escabullía por mi garganta. No era mi vecino, el jardín era de su tía.

-Ahora vuelvo-le dije a mi hermano mientras mi giraba hacia el baño.

-¿Estas bien?-preguntó mi hermano.

-Aja.

Salí disparada chocándome con muchas de las mesas que encontré por el medio intentando con todas mis fuerzas aguantar el vómito hasta el retrete, mientras todos clavaban la mirada en mí.

Me metí en el primer baño que encontré lo más rápido que pude y me encerré justo antes de potar en el retrete como una escopeta. Las lágrimas también salieron a la misma vez. Sentí una oleada de sentimientos dentro de mí, rabia, dolor, vergüenza...

-Patética-me repetí.

-¿Estas bien?-la voz de Chad junto con unos toquecitos en la puerta me hicieron levantar la cabeza.

-Muy bien-en lo único que pude pensar mientras respondía era en su cara de satisfacción cuando terminó de contar la historia.-Lárgate de aquí.

-¿Estás disgustada por lo que ha pasado ahí fuera?-tocó otra vez con más insistencia.-Venga ábreme, no voy a irme, me quedaré aquí dando la lata hasta que me abras.

The BrothersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora