Aria me cogió de la mano mientras la enfermera me ponía aquella inyección. No me había echo falta puntos, por lo que aquello no era anestesia, si un antibiótico para evitar la posible infección. Diez minutos después nos reunimos con Scott frente a la sala de quirófano. Junto a él había ahora dos policías más. Uno de unos veintitantos años, más o menos la edad de Ethan y el otro un poco más mayor. Los hombres nos miraron y nosotros los miramos a ellos, pero ninguno dijimos nada. Esperamos quince minutos más de reloj a que el poli y Jared se reunieran con nosotros.
-Creo que será mejor que nosotros nos marchemos ya, papá y mamá ya deben de estar esperándonos en casa-les dije a los chicos recordando la calmante llamada que Aria le había dedicado a mis padres hacía una media hora.
-Sí, creo que ya deberíais iros todos-me apoyó Ethan mientras apoyaba la cabeza en la fila de baldosas blancas de la pared.
-¿Me llamarás en cuanto sepas algo?-le preguntó Jota con toda la culpabilidad aún asomando en su cara.
-Claro-el chico le dedicó una sonrisa y luego nos pusimos en camino hacia casa.
Scott nos acercó a casa y llegamos veinte minutos después de un incómodo silencio en aquel coche. Yo lo agradecí, estaba realmente exhausto. Aria y yo salimos del coche hacia la casa y Scott le pidió un momento a Jared para hablar. Por lo que mi hermana y yo entramos primero dejándoles un poco de intimidad. Mamá se nos tiró al cuello como una desquiciada mientras nos besaba y nos miraba de arriba abajo.
-¿Estáis bien?, pero si llevas una venda, cielo, ¿Qué ha ocurrido?, Oh, no, ¿Dónde está mi pequeño?, ¿Dónde está Jared?, Oh, Dios mío, ¡Jared!...
-Mamá tranquila-le dije abrazándola más fuerte. Mi padre miraba la escena con un poco de distancia.- Jota está fuera, está hablando con Scott.
Ella se tranquilizó y comenzó a examinarme la herida del costado como buena enfermera, como si no se fiara de las otras. Por fin mi padre se acercó a nosotros y nos besó detenida y calmadamente mientras cerraba los ojos como con agradecimiento. Cinco minutos después Jared entró y todo lo anterior se volvió a repetir. Pero entonces mi padre lo abrazó con fuerza mientras le besaba la coronilla repetidamente y todos supimos que por fin después de dos semanas había llegado el perdón entre ellos.
-¿Están ricos?-nos preguntó mamá mientras los tres nos comíamos el bocata que nos había preparado en la mesa de la cocina. Era ya medía noche, pero después de un día entero casi sin comer, estábamos que moríamos de hambre. Los tres asentimos y nos los terminamos en un santiamén.
-Esto chicos-gritó mi padre desde su habitual sitio frente a la tele. Los tres que ya estábamos subiendo las escaleras para poder descansar por fin nos detuvimos para escuchar lo que tenía que decir mi padre.- Estáis los tres castigados.
Y con aquella frase llegó la normalidad y acabó por fin aquella pesadilla. Bueno en realidad no del todo, ya que después de una larga noche de sueño, por la mañana Zoey llamó a Jared para decirle que aquel día iba a tener lugar el funeral de Jess. Me sentí realmente mal por que la chica se hubiera visto enredada en los asuntos de un loco desquiciado y obsesivo. Ningún miembro de la familia fue al funeral, no lo creímos apropiado, pero mamá encendió una vela por su alma sobre la encimera de la cocina, estuvo ahí puesta durante tres días. Después de una buena noticia como era la recuperación, lenta pero al fin y al cabo recuperación, de la agente Kristen y de un largo fin de semana de interrogatorios, el lunes volvió a llegar. No estaba muy preparado para enfrentarme a las miradas acusadoras de los chicos pero mamá no daba tregua alguna. Todavía no había salido la sentencia que me condenaría por atropello imprudente, ya que se había demostrado que el homicidio de Jackson lo había cometido Thomas y no yo, pero papá había movido algunos hilos para enterarse de como estaban las cosas.
-Todo quedará en 129 días de servicios para la comunidad-anunció mi padre aquella mañana.-Teniendo en cuenta de que podías haber ido a la cárcel, es una pena menor.
-¿Qué clase de servicios?-pregunté aún así un poco inquieto.
-Eso aún no lo sé-zanjó papá.
Nos subimos al coche quince minutos después y Jota condujo hasta el instituto. Había pasado unos días realmente malos, se sentía muy culpable por la muerte de Jess y Jackson y había llorado por ellos lo que no está escrito. Aria pasaba una noche en su cama y otra noche la pasaba yo. Si alguno de los dos no estaba, a media noche se levantaba con pesadillas y se metía en una de nuestras camas. Ahora parecía estar de un mejor humor debido a las buenas nuevas sobre Kristen.
Aparcó en una plaza libre del aparcamiento del instituto y luego los tres bajamos. Inmediatamente apareció Chad frente al coche. Creo que Aria le había contado todo, pero no estaba muy seguro. El chico no hizo pregunta alguna, se limitó a agarrar a su recién estrenada novia y plantarle un beso en la boca delante de todo el mundo. Aria rió como una tonta y Jared y yo desviamos la mirada.
-¿Estás bien?-preguntó Chad dirigiéndose hacia Jota un momento sin soltar de la cintura a mi hermana.
-Estoy bien-rió Jota sin estar muy seguro de lo que decía.
-¿Cómo está tu brazo tronco?-me preguntó a mí.-Vamos a necesitarte para el partido del viernes.
-En realidad le herida es en el costado-disentí con una sonrisa, el puso cara de avergonzado y asintió.- ¿Eso quiere decir que estoy en el quipo de nuevo?
-Por supuesto-zanjó con un apretón de manos.
-Guay.
Me dirigí hacia mi clase y pese a lo que había sospechado todo el mundo me miraba, pero no lo hacía mal. Incluso a Max parecía haberle entrado remordimientos por la paliza que me dio. No hablamos pero me dedicó un leve asentimiento con la cabeza.
"Oh, madre mía, ¿esa chica buena me está guiñando un ojo?", me pregunté con diversión en mi cabeza. Al parecer Jacob Murray había vuelto y esta vez para triunfar de nuevo. Con aquel pensamiento rondando mi cabeza todavía la vi aparecer en el comedor dos horas después acompañada de Jared, Chad, Scott, Aria, Michelle y un par de colegas más de Chad. Estaba realmente interesado en Zoey y no sabía por qué. Quizás por que la chica me había dado carta blanca y no me había querido echar el lazo.
"No tenemos que ponerle nombre si no quieres", había dicho ella. Y la verdad es que no quería ponerle nombre, al menos no de momento, pero me gustaba mucho y quería enrollarme con ella de nuevo. Puede que como con las demás chicas después de un tiempo perdiera el interés por ella o puede que no y al final ella fuera la chica definitiva y aquello durara, no lo sabía a ciencia cierta, el tiempo lo diría, por el momento lo que quería era vivir aquel presente, ahora mejorando por momento. Les levanté la mano y los chicos se acercaron en fila india hasta que ocuparon toda la mesa en la que yo estaba.
-¿Te apetece ir de compras hoy?-le pregunté a Zoey levantando una ceja pícaramente. Ella sonrió tímidamente.
-¿Por qué no?
Los dos reímos por lo bajo y todo se quedó en calma. Todo mi mundo iba volviendo poco a poco a su cauce.
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The Brothers
Teen FictionTres hermanos, un nuevo destino, un nuevo comienzo. Nada más lejos de la realidad. Los hermanos Murray llegan hasta Redmond (Washington) para comenzar una nueva vida. El popular Jared, la rarita Aria y el empollón de Jared creen que podrán empezar d...