Capítulo 22-Rumores sobre Jota y algo inesperado

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Habían pasado tres días desde aquel desafortunado comportamiento de Jake en el gimnasio. Comportamiento que me había puesto en evidencia y que había logrado que yo le retirara la palabra indefinidamente. La gente me miraba mal en el instituto. Nadie aparte de Aria y mi nueva amiga Zoey se acercaban a mí. Los rumores habían crecido como la espuma, convirtiendo a Scott, en el sexy y hombretón bisexual capaz de tener sexo con chicas y chicos, haciéndolo más popular aún si cabía, y a mí en el marica acosador y pervertido que había casi obligado a Scott a que hiciera aquello.

-¡Jared!

El grito de mi padre me hizo levantarme de la cama. Desde que había llegado la directora Patch a mi casa había estado comiéndome las uñas de las manos. Jamás pensé que aquello pudiera llegar tan lejos, tanto como para que la directora se hubiera atrevido a presentarse en mi casa a hablar sobre los rumores que había sobre mí. Con aquella presencia mis padres acababan de enterarse de lo ocurrido y eso significaba...

-Jared Murray baja ahora mismo-gritó de nuevo mi padre.

Aria que estaba mirando por la ventana de mi cuarto conteniendo la respiración se dio la vuelta y me cogió de la mano.

-Venga, vamos, no es para tanto-me dio un beso en la cara.-Yo voy contigo, ya verás como no es para tanto.

Salimos al pasillo y encontramos a Jake asomado al pasillo con cara de pena. Yo le eché una mirada fría e indiferente y él bajó la mirada.

-Todo esto es culpa tuya-le gritó Aria nada más verle.

-Lo siento, yo solo pretendía defenderle de ese idiota, no pensé que pudiera ocurrir nada de esto-Jake habló y luego se metió en su cuarto de nuevo.

Los dos bajamos hasta abajo cogidos de la mano. Mi madre estaba en el salón y mi padre junto a la puerta del despacho. Miré a mi madre buscando su apoyo, pero lo único que encontré fue una mala cara. La primera lágrima de la noche se escurrió por mi cara. Anduve junto a Aria hasta mi padre y me negué a mirarle a la cara.

-Vete a tú cuarto Aria-ordenó este en cuanto estuvimos tan cerca como para no tener que gritar.- Entra al despacho Jared, tenemos que hablar.

-Prefiero quedarme con él, papá.

Mi padre se volvió en la puerta y la miró de arriba abajo con detenimiento, frustración y enfado.

-Veté a tu cuarto-repitió.

Mi padre entró en el despacho dándome la espalda y yo le solté la mano a Aria para que se fuera. Ella me dio un beso en la mejilla y me susurró un lo siento antes de correr escaleras arriba. Mi madre caminó hasta mí y me empujó hacia dentro del despacho suavemente, mientras ella entraba tras de mí.

-Cortaste con Thomas por que según tú, te estaba presionando para mantener relaciones sexuales-comenzó mi padre mientras se apoyaba en el escritorio y me miraba por debajo de sus rubias pestañas.- Y ahora, apenas unas semanas después te acuestas y le haces cochinadas a un desconocido.

-Papá...

-¡Cállate!-gritó mi padre.

-Héctor-le reprendió mi madre.

-Tengo todo el derecho a gritar y a patalear, por que estoy muy enfadado y muy decepcionado por el comportamiento de mi hijo pequeño-se opuso mi padre.-A si que Holly, tengo todo el derecho de gritarle.

-Tienes razón-convino mi madre.-Pero al menos deberíamos dejar que nuestro hijo se explicara.

Otra lágrima corrió por mi mejilla mientras ellos esperaban a que comenzara a hablar.

-Solo pasó-dije al fin.-Scott y yo nos gustamos y pasó, no hay nada de malo en ello y no tengo más explicación que esa.

Hablé despacio y contundentemente para hacerles ver cuan tontos eran sus reproches.

-¿Y en contárselo a todo el instituto?, ¿Y los rumores?, ¿No hay nada de malo en todo eso?- repuso mi padre levantando de nuevo la voz.

-Yo no tengo nada que ver con eso-dije.

-¿Acaso no te prestamos suficiente atención que tienes que gobernar todo esto para conseguirla?-me acusó mi padre de nuevo.

-No. Yo no tengo nada que ver con todo eso-repetí girándome para buscar el favor de mi madre.-Lo prometo, yo no he buscado todo este circo. Fue Scott el que lo dijo, no yo.

-Pues la directora dice que no fue Scott-habló mi madre lenta y calmadamente.

-Se equivoca, fue él-repetí.

-Él es un chico hetero, según Patch, ¿Por qué iba a buscar él todo esto?, ¿En que le beneficia aparte de pasar vergüenza?

-No lo sé, pero os juro que yo no he sido-dije dando un paso hacia mi padre.

Yo siempre había sido el ojo derecho de mi padre y ahora me miraba como si sintiera odio por mí, como si no me conociera y ya no me quisiera igual que antes. Estaba realmente decepcionado.

-Y yo no me avergüenzo de como soy-dije ofendido por sus palabras.

-Sabes que no es eso lo que tu padre ha querido decir-intervino mi madre de nuevo.

-Si no vais a creerme, no se por que me habéis echo bajar-me enfrenté a ellos abatido.

-Cielo solo intentamos aclarar la situación-soltó mi madre de nuevo.

-Pues ya está aclarada-dije tajante.-Además ya soy grande y puedo hacer lo que me de la gana.

En aquel momento la mano de mi padre estalló contra mi cara, haciendo que esta quedara girada hacia un lado, ardiendo de dolor y poniéndose roja con cada instante que pasaba.

-¡Héctor!-le regañó mi madre mientras daba otro paso al frente.

-Soy tu padre y te pido respeto, ¡mírame!-le hice caso y le miré envuelto en lágrimas ya a aquellas alturas.-No eres grande, eres un mocoso malcriado de diecisiete años y si vuelves a hablarnos a tu madre o a mí así, y si vuelves a comportarte de esta manera tan hostil y obscena, te mando a un internado en Europa en un santiamén, ¿te queda claro?

Le miré nuevamente y asentí, era la primera vez que mi padre me ponía la mano encima, por lo que realmente estaba enfadado. Todo aquello había acabado con la relación tan buena que tenía con él.

-Vete a tu cuarto, por lo pronto estás castigado-me dijo antes de dar un fuerte suspiro y apoyarse abatido encima del escritorio de roble oscuro que nos separaba.

Me giré para mirar a mi madre que estaba como desolada muy cerca de mí y asintió para que saliera de ahí a toda prisa. Al abrir la puerta vi a Jake y Aria que estaban apoyados en el respaldo del sofá con los brazos cruzados en el pecho y la cara tan desencajada como la de mi madre. Me tapé el moretón de mi cara con una mano y pasé ante ellos a toda prisa, al llegar a la escalera corrí hacia arriba y no me detuve hasta que quedé cobijado bajo la colcha. Una vez allí me permití lloras desconsoladamente y estuve así por horas, ni siquiera bajé a cenar por mucho que mi madre y Aria lo intentaron. Solo quería llorar y llorar y no parar nunca. Al final no me di cuanta en que momento me pudo el sueño y me quedé dormido incluso con la ropa puesta. No había echo nada malo, solo había tenido sexo por primera vez con un chico. Y lo que en un momento dado me había parecido algo maravillo, gracias al bocazas de Scott se estaba volviendo algo oscuro y malo. Algo que se me podía reprochar sin dudar ni un segundo.



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