Capítulo 24-Sin esperarlo, ¡Zas!, amenaza para Jake

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"Doce horas antes de la cita de Aria y Chad".

El viernes veintitrés de Octubre había amanecido nubloso para mí, al menos hasta que por fin Jared se había dignado a dirigirme la palabra en el asiento trasero del coche. Había sido para reclamarme, pero después de una gran intervención por parte de Aria, el había comprendido un poco y había cedido otro poco. Por lo que ya no veía todo tan negro, había salido un poco el sol. Mientras ellos se marchaban hacia sus clases y yo terminaba de aparcar el coche en el sitió de siempre escuché la voz de mi hermana resonando en el patio.

-Eso es-dijo a gritos.-Que se enteres estos retrasados que la boca también se usa para otras cosas aparte de para comer.

Me reí por lo bajo y me luego me uní junto con mis amigos en la escalera lateral del patio. Scott también estaba ahí, pero ni siquiera me miró, sabía que tenía que pedirle perdón, pero no encontraba el momento adecuado.

-Eh tío-dijo Chad cogiéndome por detrás.-Quiero pedirle una cita a tu hermana, espero que no te moleste, me gusta mi cara tal y como está.

Ambos miramos a Scott de reojo pero pese a saber los dos a que se refería ninguno dijo nada.

-Para nada-dije riendo. Si había alguien capaz de cuidar de ella sola esa era Aria y aquel chico parecía buen chico.

-Genial-sonrió.-Y sabes que es lo que le toca a ahora, me gustaría ir a preguntarle y eso.

-Umm, historia del arte, creo-el chico sonrió y corrió hacia dentro mientras sonreía fuertemente.

Me introduje en el grupo de chicos intentando apartar a Scott de mis miradas y me encontré con la de Sam, al que saludé de inmediato.

-Eh, tío, ¿Qué tal?

-Fatal, tengo un examen de mates y no me lo sé, este trimestre me queda seguro.

-Joder, que putada-dije a pesar de que me importaba bien poco los problemas de aquel simple.- ¿Y Jess?, hace días que no la veo, ¿está enferma?

-Gripe tío, ni siquiera me deja que me acerque a su casa-el chico rió amargamente.-Está fatal.

El timbre sonó entonces y yo corrí hasta mi primera clase. El tiempo pasaba muy despacio aquel día. A la cuarta hora me desesperé y dije que estaba enfermo para poder irme de allí. Me metí de mala gana en la biblioteca a jugar con un juego de ordenador y allí me pase toda aquella hora. Faltaban cinco minutos para que tocara el timbre cuando una mano se posó sobre mi hombro. Levanté la vista y me quedé extrañado ya que de primeras no lo reconocí, luego cundo agudicé la vista y vi de quien se trataba me paré de golpe.

-¿Qué coño haces aquí Thomas?-le dije enfrentándolo.

-Ahora estudio aquí-dijo sonriente.

-¿Desde cuando?-musité mientras me acercaba con los puños preparados para arrearle por todo lo que le había echo a Jota.

-Desde hoy-afirmó.

-Espero que sea una broma-le acusé con el dedo.-No se te ocurra acercarte a Jared o lo lamentarás. Si antes no hice algo para evitar que sufriera ahora estoy dispuesto a hacerlo.

-Cálmate grandullón-dijo con una voz tan socarrona que jamás le había conocido. Si siempre había sido un empollón miedoso, ¿cuando había aprendido a hablar así y en tampoco tiempo?, apenas hacía un mes que nos habíamos mudado y había cambiado brutalmente por fuera y por dentro.

-No solo me voy a acercar a mi novio-continuó.-Si no que me vas a ayudar.

Aquello me hizo dar otro paso al frente con la sien apunto de estallar de la rabia. ¿Quién se creía que era este idiota?

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