4ºCapítulo

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La semana se me hizo eterna.

No sé porque pero deseaba que fuera Viernes.

Sí lo sabía.

Lo único interesante de la semana es que un día me echaron de clase a la sala de expulsados que era la cafetería, se puede decir que mi instituto es público y económicamente no va muy bien para un cuarto especial para expulsados.

Era la primera vez en mis cuatro años de instituto que me mandaban allí.

Solo había allí un chico, sentado en uno de los taburetes de la cafetería apoyado en la barra.

Lo conocía bien.

Aunque había cambiado bastante podía reconocerlo.

Su pelo castaño ahora lucía más oscuro.

Sus delgados brazos ahora eran fibrosos y llenos de tatuajes.

Varios piercings al rededor de su cuerpo y su cara bonita.

Su mirada era la se siempre con su ceja fruncida y tenía la misma cara seria. 

Los chicos como él nunca cambian.

Me quedé en la puerta plantada de pie mirándolo y como siempre que lo veía, me sonrojé.

Él al ver mi reacción se rió.

—Te puedes sentar, eh—me dijo con su voz muy ronca.

—Gracias pero estoy bien de pie—le contesté.

—Lo digo por tu bien, ¿sabes?Si viene un profesor y te ve de pie te castigan hasta esta tarde—me explicó yendo de listillo.

—Si insistes—le contesté de mala manera y me senté en la silla más alejada a la suya.

Saqué de mi mochila el libro y la libreta de historia para hacer los deberes.

Lo ignoraba y notaba su mirada fija en mí.

—Ya ni hablamos—dijo.

—Ya, bueno, hemos perdido la relación—le dije sin desviar la mirada de mi libreta.

—Es una pena, me caías bien, lo pasábamos bien en el colegio.¿Sabes?Fuiste mi primera admiradora.

Ya lo tenía que sacar.

Y la última porque con los egocéntrico que eres, pensé.

—Ya bueno, si lo pasábamos bien pero eso fue hace mucho tiempo, ya ni me acuerdo—le dije en voz baja aún con la mirada en mi libreta.

—Sí que te acuerdas, ¿cómo no lo vas a hacer?Me acuerdo el primer día que entré al colegio y como me mirabas, y cuando me dijeron que te gustaba, ya entendí porque tanta miradita.Me porté mal, lo sé.Sabiendo que te gustaba salí con tu mejor amiga, Ana.

—Ex, ex mejor amiga—le interrumpí.

—Si eso.Pero ella también lo hizo mal, siento que por mi culpa, os separarais—me dijo tímidamente, como si lo sintiera de verdad y le avergonzara decírmelo.

—No, Joan.No te culpes porque igualmente no la aguantaba, se convirtió en otra persona y con solo decirle que estaba cambiando, me replicaba que le tenía envidia y bueno ella sabía que me gustabas mucho y salió contigo para hacerme daño.
Me demostró que no valía como amiga y que la envidiosa era ella.No te culpes, porque me ayudaste a darme cuenta como era verdaderamente.Además éramos unos niños—le expliqué.

—Siempre me ha encantado lo madura que has sido siempre—me dijo con una sonrisa de pícaro, ahora sí yo mirándolo.

Me sonrojé.

—Podíamos quedar algún día, no sé, estaría bien—siguió diciéndome.

¿Qué?¿Iba en broma, no?

No, lo tenía olvidado, lo tenía más que olvidado y sabía perfectamente como era ahora, no tenía muy buena fama con las chicas y se podía decir que no era buena compañía por lo que sabía de él.

—Mmm Joan, lo siento pero ya no me gustas.Fue hace tiempo, suelo olvidar rápido.Pero como amigos sí podíamos quedar, ¿por qué no?—no sé ni como me atreví a contestarle.

—Ah claro, lo suponía.Pues mira tengo tu número, seguro, ya hablamos—me dijo, asentí y se fue.

No pensé en otra cosa en todo el día, Joan mi querido Joan.

Entró nuevo a mi colegio cuando tenía nueve años y él diez.
Fui la primera en fijarse en él, tiene un hermano que se parecía a él pero yo nunca los confundía, él era mucho más guapo entonces.
Sigue siendo guapísimo, castaño, con ojos color avellana, muy moreno de piel pero lo que más me gusta de él su forma de vestir.
Claro, que solo lo conocía ahora de vista.
Antes era su sonrisa ahora esa sonrisa lo único que hace es sacarme de quicio.
El primer chico que me gustó, estaba súper colada por él, tanto que hice que Diana y Sandra se colaran por él también.
Cuando Ana y yo empezamos a pelear, ella tonteaba con él todos los días.
Al final acabaron saliendo, a él no sé si le gustaba pero a ella sabía que no, lo hacía para fastidiarme.
Lo consiguió.
Me costó lo mío olvidarme de él, ahora lo tenía más que olvidado.

El mundo de color EsmeraldaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora