Me deprimí mucho, yo quería cambiar pero seguíamos teniendo a la misma aburrida tutora.
Una señora de casi cincuenta años, que es un muermo.
Y en la misma clase cutre del año pasado.
Los primeros días de instituto no hacíamos nada, solo hacer las típicas redacciones de nuestro verano que siempre he pensado que los profesores lo hacen para jodernos y recordarnos que esos días ya han acabado y no volverán, y otros por cotillear.
Por fin llegaba el Viernes, mi día sagrado para salir.
Me puse uno de mis mejores modelitos:
un peto vaquero y debajo una camiseta blanca bien ajustada dónde se podía ver mi abdomen, y que no fatarán mis converse blancas, en definitiva muy cómoda.No sabría definir mi estilo.
Un día puedo ir con chupa de cuero, camisetas anchas, pantalones rotos y toda de negro y al siguiente con polos de marca.
En definitiva la mayoría de veces iba pija simplemente por el hecho de que mis amigas vestían así, pero ese día no lo iba.
Me gustaba ir a mi manera.
Me maquillé un poco.
Me engominé mis rizos.
Antes de salir, como de costumbre, me miré un montón de veces al espejo.
Me gustaba lo que veía en él, pero no siempre era así.
Mi piel morena por todos los días que había pasado tomando el sol ese verano.
Mi pelo cada vez más largo, rizado y moreno .
Mis ojos marrones y mi nariz redondita.
Mis gruesos labios, pintados de rojo y su pequita que tanto le gustaba a la gente y yo odiaba.
Mi cuerpo fibroso.
No soy como la mayoría de chicas, de constitución delgada y unas piernas largas y delgadas.
Tengo las piernas cortas voluminosas, cosa que hacía que me sintiera acomplejada.Me di el último repaso de mi pinta labios rojo y me fui de casa.
Al salir, como cada viernes, vi a mi sexy vecino de enfrente.
Cuando digo sexy, es sexy.
Todos los viernes cuando salía de mi casa lo veía en su audi sentado, esperando a alguna chica.
Pero te puedo asegurar que cada día esperaba a una diferente.
No porque las vea, si no por la fama que él tenía.
Ni se daba cuenta de que pasaba por delante de él.
Pero ese día me pilló mirándole y nuestras miradas se cruzaron.
Sus ojos azules clavados en los míos.
Me derretí.
No pude evitar sonrojarme y él solo me miraba serio.
Solo te ha mirado relájate, pensé.
Era tan sumamente guapo.
Lo único que sabía de ese chico era que se llamaba Pablo Castillo, era bastante listo y estudioso, tenía vente años y su familia tenía dinero.
¡Esme céntrate, empieza andar, deja de mirarlo!Y así lo hice.
Salía con la Serdis, por supuesto.
Menos las que tenían novios que salían con ellos, Rocío y Sandra.
Siempre me había molestado que la única tarde que quedábamos todas no vinieran, pero me acabé acostumbrando.
Fuimos al polideportivo de enfrente de mi casa.
Todas sabíamos bien a que íbamos allí.
Nos sentábamos en las gradas y mirábamos a los chicos entrenar, no para ligar, tal vez un poco, no estábamos tan desesperadas, pero necesitábamos novio, necesitaban, yo no lo quería.
Ángela hablaba con bastantes chicos pero yo sabía bien quien le gustaba por mucho que lo negara.
Un chico muy guapo del pueblo que veranea siempre.Ella lo describe como el chico perfecto.Lo conocí el verano pasado, hay que reconocer que el chico muy majo y guapísimo.Sé que habían tenido un rollete de verano, él teniendo novia.
Laura dejó a su novio ese verano, pero sabía que volvería con él, seguía llamándole mi chico.
María estaba locamente enamorada de un tal Pedro, él tenía novia y a María solo la veía como una amiga.
Irene y yo, como siempre, pasábamos de chicos y no es que ligáramos mucho.
Rocío y Sandra ya llevaban tiempo con sus chicos.Los conocíamos a todos los que entrenaban y nos gustaba ir, para pasar un rato con ellos y ver como se ponían nerviosos.
Nos juntábamos con Jorge, Álvaro y Sebas.
Todos bastante guapos.
Jorge es súper moreno, lo llaman negro, muy guapo con unos labios muy gruesos.Tiene musculatura y no es muy alto.Fue el primer novio de María, lo dejaron porque los dos eran muy celosos.Ahora tiene novia y llevan un año.
Sebas es súper alto mide por lo menos 1,83 y también es muy guapo.Es el típico chico graciosillo, con un montón de chicas detrás y que nunca cambia.
Se lió con Laura hace dos veranos, le hizo daño y el ex de Laura lo odia.Álvaro ay Álvaro, aún más alto que Sebas, rozara los 1,85, con un pelo rubio, unos ojazos verdes y una sonrisa con hoyuelos que a cualquiera le encanta.
Sí, me gustó, hace dos o tres años y sí fui la tonta que se lo dije, y sí me dio calabazas.
Pero aún así me seguía pareciendo una de las mejores personas del mundo, me pidió perdón una y otra vez, me dijo lo guapa y maja que era y lo pronto que encontraría a alguien mejor que él una y otra vez.
Pero al día siguiente de confesárselo por Whatsapp y el darme calabazas, patético por mi parte, lo sé.
Me envió un mensaje diciéndome que me quería y que le gustaba realmente.
No era tan tonta para creerme que eso lo hubiera puesto él, fue un amigo.
Pero me molestó y estuve semanas sin hablarle.
No hizo falta que mi pidiera perdón, le perdoné.
Aún lo veía y sentía algo.
Pero no sentía lo mismo.
Lo tenía más que olvidado o eso me hacía creer a mí misma.