32ºCapítulo

9 0 0
                                    

Cumpleaños de Álvaro.

No me apetecía nada ir al cumpleaños de Álvaro pero le prometí que iría.

Recibí el mensaje de invitación el martes estando con Pablo en su garaje.

Estaba arreglando su coche e iba realmente sexy.

Llevaba solo un pantalón corto de pijama con el frío que hacía.

Yo lo miraba sentada en una silla y tapada con una manta.

Cuándo sonó mi móvil y vi que tenía un mensaje de Álvaro me puse nerviosa.

Álvaro:
17:05 Esme estás invitada a mi cumpleaños, lo celebró en mi planta baja este viernes, espero que vengas, un beso💋

Esme Pérez:
17:06 Vale intentaré ir.

Álvaro:
17:06 Me lo prometes??

Esme Pérez:
17:06 Sí.

—¿Con quién hablas?—me preguntó Pablo mirándome con gesto dubitativo.

No sé el porque pero me puse tensa como si estuviera escondiendo algo.

—Con un amigo que se llama Álvaro—dije mirando hacia arriba evitando su penetrante mirada.

Me conocía bastante como para notar que estaba nerviosa.

—No sabía que tenías un amigo que se llamaba Álvaro.

—Pues ya lo sabes—le dije borde.

No me sentía cómoda ni quería hablar de Álvaro con él, así que no hablamos más de él.

Le miré y tenía toda la cara manchada de grasa.

Me empecé a reír.

—¿De qué te ríes?—me preguntó con el ceño fruncido y una media sonrisa.

—De nada—seguí riéndome.

Se acercó a mí y empezó a hacerme cosquillas, sabía perfectamente en que parte del cuerpo las tenía.

—¡Para!—le grité entre risas.

Paró y nos quedamos mirándonos fijamente como lo hacíamos tantas veces.

Desde nuestra última reconciliación lo notaba raro.

Le pasé la mano con delicadeza sobre la mejilla dónde tenía manchado cuándo lo hice cogió mi mano y le dio un dulce beso.

Seguimos mirándonos hasta que nos acercamos despacio, nos besamos lentamente y nuestras lenguas se entrelazaron.

Sin separar nuestros labios me alzó de la silla cogiéndome de los muslos, yo rodeé mis piernas al rededor de su cintura y mis brazos en su cuello.

Me apoyó contra la pared y mientras yo le acariciaba el pelo él mis muslos y mi trasero.

Eso me volvió loca pero yo no estaba preparada para pasar de los besos.

El ambiente estaba caldeado.

—Pablo—le susurre separándome de su boca con la respiración cortada.

Él seguía masajeando mi cuerpo.

—Pablo ya—me bajé de su cintura y quité sus manos de mi cuerpo bruscamente.

—Esperaré lo que haga falta—me susurró en el oído.

Sabía a que se refería y me encantaba que entendiera que no estaba preparada.

El mundo de color EsmeraldaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora