7ºCapítulo

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Su casa estaba cerca de la fiesta, no tardamos en llegar.

En el camino me explicó que esta fiesta la hacían todos los años, la organizaban los entrenadores de atletismo y fútbol para darle un poco de diversión a sus alumnos.

Ahora entendía porque asistía también Laura de acompañante de su ex, él entrena atletismo.

En la entrada del polideportivo había un seguridad con la lista de los nombres y acompañantes.

El sitio lo habían decorado con luces de colores y un escenario donde estaba el dj.

Habían unas mesas donde te servían la bebida y comías canapés.

Ahora entendía porque me decían que me arreglará, menos mal que tengo a mi Ángela.

Todo el mundo iba bastante elegante.

Habíamos quedado junto a la fuente con María y Sebas.

María iba tal y como me dijo:
una falda de tubo negra, una camisa blanca que le resaltaba el moreno, acompañada de un colgante azul precioso y sus nuevos tacones negros.

Se había puesto su pelo rizado hacía un lado.

Estaba guapísima.

A Sebas lo había vestido María, ella se empeñó en ir a conjunto.

Llevaba una camisa blanca, unos pantalones negros y unos zapatos negro y su perfecto tupé.

La verdad parecían una parejita, lo que quería que aparentaran María.

—¡Chicos pero qué guapos!—gritó la escandalosa de María cuando nos vio.

Ambos nos miramos tímidamente y sonreímos.

—Menudo escote Esme–dijo Sebas mirándomelo.

Al escuchar el comentario no pude evitar sonrojarme.

—Serás guarro, deja de mirármelas, que me las intimidas—dije a la vez que me las tapaba y le pegaba un capón.

Todos se rieron.

—Esme, no lo he visto, tía, cómo ahora no venga me da algo—me dijo preocupada María mirando hacía todos lados.

Caí en que se refería a Pedro.

—La fiesta acaba de empezar, tranquila, vendrá—la relajé.

—Eso espero...¡Tú, Sebas, deja de mirar culos y hacer ojitos!¡Céntrate!Esta noche tienes novia—gritó furiosa.

—Vale, pues le miraré el culo a mi novia—le contestó este con una sonrisilla.

Álvaro y yo le reímos la gracia.

—Uff lo que me toca aguantar esta noche...¡Está ahí!Míralo, que guapo y ella...ella...yo voy más guapa.¿A que si Sebas?—preguntó desesperada a Sebas.

—Si mi corazoncito eres la más guapa de la fiesta—le contestó Sebas burlón.

—Que asco me das.¡Venga vamos detrás de ellos!—le cogió de la mano.—Adiós chicos pasarlo bien, ya me contáis y ya os cuento—se despide María corriendo de la mano de Sebas.

Nos dejaron a Álvaro y a mí solos.

—Vaya dos, estos acaban matándose
esta noche.Me apuesto cinco euros—dije a carcajadas.

—Vale, yo diez a que no—me dijo mientras me miraba a los ojos desafiante, con una media sonrisa, arqueando las cejas y arrugando la frente.

Que guapo, pensé.

Me di cuenta que estaba extendiéndome la mano para que se la estrechara.

—Trato hecho—le contesté haciéndome la interesante y estrechándole la mano.

Sus enormes manos encajaban perfectamente con mis grandes manos.

Antes me acuerdo que con solo rozar mi piel contra la suya sentía unas mariposas en el estómago, ya no las sentía, normal, ya lo tenía olvidado.

—Esme, ¿en qué piensas?—me dijo interrumpiendo mis pensamientos.

—Nada, en lo de esos dos—dije con una sonrisa refiriéndome a Sebas y a María.

Me miró no muy convencido.

—Yo puedo decir que tengo a la acompañante más guapa de la fiesta—me dijo.

Me ha dicho que soy guapa, es un cumplido, nada más, pensé.

—No seas pelota—le recriminé.

—No lo hago, es la verdad—me dijo.

—Mmm mi acompañante tampoco esta nada mal—dije.

Me sonrió.

Enseguida cambio la expresión de la cara, torció el labio y me miró a lo ojos.

—Esme, nunca he tenido ocasión de perdonarte por lo que hice y decirte que....

—Hey chicos—nos saludó Gonzalo.

No, no, no, sigue, sigue.

—Hermano—le devolvió el saludo a Gonzalo, se levanta y le da un apretón de manos.

Me levanté y también le saludé con dos besos.

Notaba a Gonzalo, raro.

No tenía la misma sonrisa que siempre, la tenía tristona.

¿Y Sandra?
No iba acompañado de Sandra.

Gonzalo es el novio de Sandra.
Llevaban 5 meses.
Empezaron muy rápido, me sorprendió bastante.
Llevaban dos días hablando, quedaron y él le pidió salir.
Nunca pensé que iba a durar esa relación sinceramente.
Él estaba mucho más enamorado que ella.
Era su primera novia y claro lo pilló fuerte.

Gonzalo iba con una camisa vaquera, unos pantalones color caqui y unos zapatos negros.

Él es bastante guapo con unos ojazos azules y un tupé rubio, muy alto y Sandra muy bajita.
Lo que más me gustaba de ellos era que eran polos totalmente opuestos y conectaban muchísimo.
No es que fuera todo lo contrario en los físico, si no en la personalidad.
Él es un chico sin carácter y Sandra es lo que más tiene.
Él es un chico débil y Sandra para nada lo es o eso es lo que quiere aparentar.

—¿Y Sandra?—le pregunté preocupada.

—Esme, no lo sé.Ibamos a quedar antes de la fiesta, pero me ha dicho que no quería y que seguramente no venía.Así, sin más, sin darme explicaciones—me contestó tristón.

Pobre, algo iba mal, conocía a Sandra.

—Mmm tranquilo, Gonzalo.Voy a llamarla.Vosotros ir yendo a la fiesta que ya ha empezado, no os la perdáis.Que es vuestra fiesta.No te preocupes, Gonzalo.Enseguida voy a la fiesta con ella—le tranquilicé.

Asintió, podía ver sus ojos azules llorosos.
Él también sabía que iba algo mal.

—Vamos tío, que han traído negrita a escondidas de los entrenadores, vamos a pegarnos unos trago—le ánimo Álvaro.

Me miró.

Veía también preocupación por su amigo en sus ojos y se fueron.

El mundo de color EsmeraldaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora