—¡Levántate dormilona!
Alguien me apartó la sábana que cubría mi cuerpo y pude ver a una Ángela sonriente.
Serían las once, aún era pronto.
—¿Que haces aquí?—le pregunté medio dormida, cubriéndome otra vez con la sábana.
Pero Ángela enseguida me detuvo y me volvió a quitar la sábana.
Iba con unos leggins negros, una camiseta blanca corta con la que se le podía ver su delgado abdomen y sus converse blancas.
Como siempre con su pelo liso largo suelto que le llegaba hasta el final de la espalda y maquillaje para disimular sus granos y sus pequitas que tanto me gustan.
—Despertarte, juegan los chicos a las doce, habíamos quedado para ir a verlos—me dijo.
Ya ni me acordaba.
—No voy a ir—le dije muy segura y esta vez consigo taparme hasta la cabeza.
—Va, te vendrá bien, estás deseando contarme lo bien que lo pasaste anoche con Álvaro.Venga gordi vístete, te he preparado la ropa—me dijo destapándome sonriente.
Ni mi madre me prepara la ropa, ella sí, como si fuera una niña pequeña o no supiera vestir.
—¿Que me lo pase ayer bien con Álvaro?Mira no lo quiero ver en mi vida.Si te contará...—le dije cabreada.
—¿Qué?¡Cuenta, cuenta!—me gritó subiéndose encima de mi cama.
Tarde media hora en relatarle los hechos de anoche, no me interrumpió porque sabe que me da mucha rabia.
—¡Qué fuerte!Tu vecino quiere algo contigo, se nota que flipas.Venga termínate de vestir, ya verás lo mal que lo va a pasar Álvaro hoy—me dijo con una sonrisilla de mala.
Al final entre mi hermana y ella me convencieron.
Algo tramaba, miedo me daba.
Me puse lo que me preparó una camisa corta de flores, unos vaqueros negros largos y mis converse azules.
***Estaban María y Sandra.
Me extrañó que estuviera Sandra.
—Chicas aquí—nos gritó María alzando la mano.
Sabía que les habíamos visto, solo quería llamar la atención.
Las saludamos a las dos con dos besos y nos sentamos.
Vestíamos todas muy parecidas, iban las dos con vaqueros azules y camisetas de tirantes con diferentes estampados.
Sandra tenía muy mala cara, luego me contaría.
—Ángela, cada vez tienes más culo, ¿cómo lo haces?—le preguntó María, que como Ángela estaba obsesionado con coger peso y echar un buen trasero.
A mí sus cuerpos me encantan, me gustan tal y como son, a ellas no.
Era normal todas las Serdis tenemos un buen trasero menos ellas dos porque son de constitución delgada.
—Comer mucho pan y ir mucho al gym.Si fueras al gym...—le contestó borde y con los morritos que pone cuando se enfada.
Ángela es toda una enfadica.
Estaban apuntadas a un gimnasio, como nosotras decíamos gym, María, Irene, Sandra y Ángela pero esta última era la única que iba todas las semanas.
A la pobre siempre le dejaban plantada.
Yo me apunté un mes al gym pero no me volví apuntar porque me canse, como en todo.