38ºCapítulo

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No podía estar más estresada, exámenes, exámenes y más exámenes.

Apenas había visto a Pablo, solo lo veía sábados y venía a mi casa a ayudarme a estudiar, con la puerta muy abierta.

A mis padres les cayó desde el principio muy bien, hasta se iba a almorzar con mi padre algún día.

Las mejores fiestas que existen, las fallas en Valencia, estaban a punto de empezar, estaba muy contenta pero no sabía lo intensas que iban a ser.

Los dos primeros días los pase en el pueblo donde vivo con las Serdis y los chicos, salvo por las mañanas que iba a la mascleta con Pablo, Ángela y Joan.

Ángela y Joan iban avanzando, no eran oficialmente novios pero se podía decir que lo eran.

El tercer día tocaba arreglarse, noche Serdis, íbamos al festival Electrofallas.

Me puse un mono blanco, mis converse y una bomber azul, cómoda porque lo iba a dar todo esa noche.

Valencia estaba llena de gente joven borracha  y todos íbamos al mismo sitio.

Nosotras ya íbamos contentas, yo me había bebido dos cubatas ya, como siempre llamando la atención cantando y bailando.

Ví a alguien que hacía tiempo que no veía y no pude evitar gritar su nombre y cruzar la calle  dándome igual que estuviera el semáforo en rojo.

Hacía tanto que no lo veía que cuando lo abracé no pude evitar llorar, bueno los dos cubatas influyeron.

—Miquel, jope, te odio, mira estoy llorando y todo, ¿por qué no me has contestado a las llamadas ni a los mensajes?Te he echado de menos.

Iba como siempre, estiloso, con un gorro tipo Indiana Jones.

Miquel que es una llorona como él dice, como yo.Tampoco pudo evitar llorar, pero no me contesto, lloro más y más y solo decía:"lo siento, lo siento".

Mis amigas estaban junto a mí tan extrañadas como yo y los que acompañadas a Miquel.

—Miquel, ¿qué sientes?–pregunté llorando, dejándolo de abrazar para poder mirarlo a la cara.

Él solo lloraba más y más, me empezaba a desesperar.

—¡Miquel, quieres parar y contarle a Esme que sientes!—gritó una de mis amigas, ya ni me acuerdo quien era de todas.

—Pu-es, pu-es, yo estaba allí y lo sé debería haberlos parado y habértelo dicho desde hace tiempo, pero ambos son mis mejores amigos, pero aún así no tengo excusa, entiendo que no me perdones, no lo merezco, ni a ti como amiga.

No podía creer lo que estaba oyendo, ya sabía lo que me iba a contar antes de empezar con los detalles, tampoco quería saberlos.

No pude hablar, no lo asimilaba, no quería creérmelo.

Lo único que hice fui arrodillarme y llorar durante toda la noche.
***


—Ya le vale.

—Esta destrozada.

—Normal, aunque ella me lo negara esta enamorada.

—Su primer novio, y le falla así.

—Le pegaría tal patada ahí abajo.

—Bueno chicas, ahora tenemos que ayudarle a ella, no podemos dejar que se hunda y siga llorando por un chico.
...

Solo escuchaba susurrar a mis amigas y a un Joan muy cabreado.

Habíamos planeado todas dormir en casa de Joan, ya que nunca estaban sus padres en casa y Mari estaba de vacaciones.

El mundo de color EsmeraldaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora