TORTURA

PARTE SEIS

—Que caprichoso te eduqué Woonie. Ya hiciste demasiado, déjalo así, esa persona ya sabe que estamos agradecidos, ¿Para qué quieres reunirte con él?

Su madre nunca fue reconocida como alguien que tuviera consideración por los demás. Le hacía rabiar que ella también insistiera que no debía tener contacto con Won Sik.

—Serán unas horas, quiero agradecerle como los cánones sociales lo demandan, no soltando dinero y ya.

El joven le había pedido a su amigo Bin que sirviera de intermediario en ésta reunión, comprando ropa a su "salvador" y yendo a su casa por ropa para él.
Se acomodó la camisa blanca y se puso un cinturón en el pantalón de vestir negro. Se calzó los zapatos de gamuza negra y se peinó el cabello semi largo haciéndolo a un lado quedando un bonito copete.

"¿Para qué me arreglo tanto?" Se preguntó cuando se colocaba la colonia después de afeitarse. "Es otro hombre y no creo que le importe mi aspecto" pensó. "Además estamos en un hospital".

La hora de la reunión estaba cerca así que salió de la habitación despidiéndose de su madre y pidiéndole que quitará esa cara enojada ante su decisión.
Caminó presuroso por los blancos pasillos del hospital hacia la cafetería, en su andar, las enfermeras dejaban de hacer sus labores para voltear a verlo. Leo estaba acostumbrado a atraer miradas, siempre fue atractivo.
Aceleró el paso ya que todavía debía pasar por la recepción para llegar a su destino.

Al entrar se fijó que estaba semi vacía por lo que fue fácil escoger un lugar que le gustara.
Una mesera se le acercó y tomó su orden, pidió por ambos y se decidió por elegir un latte para los dos.
Miró su reloj, eran 8:05 pm. La impuntualidad era el peor de los castigos para la gente ocupada. Dedicó una mirada a su alrededor para ver si lo encontraba y justo en la entrada estaba llegando un chico alto de cabello negro alborotado y el brazo sostenido por una férula. Lo vio que caminó entre las mesas viendo los rostros de cada persona y preguntándole algo a las que estaban solas. Le divirtió la escena hasta que llegó con él.

—¿De casualidad tu eres Jung Taek Woon?

La mirada que Ravi le estaba dando era hipnotizante, tenía unos hermosos ojos expresivos y cálidos, nada comparados con la gente que convivía diariamente.

Asintió con la cabeza y le indicó que tomara asiento en la silla frente a la suya.

—Si, entonces tu eres Kim Won Sik. Antes que otra cosa quiero agradecerte el hecho que por ti estoy ileso.

Ambos se miraron unos segundos sin decir nada. Ravi sonreía de forma sincera, pero Taek Woon comenzó a inspeccionarlo, el cabello, los labios, la nariz, el cuello, los dientes, la frente. No parecía un chico que viviera en la calle y menos un adicto, la doctora le advirtió sobre eso así que esperaba que se hubiera equivocado.

—No fue nada, si te soy sincero es mi culpa el estar así, no me di cuenta que estabas ahí hasta que traté de atrapar te. Eres algo pesado y no medí la poca fuerza que me quedaba.

Le volvió a sonreír porque estaba sumamente nervioso. Tenía la mano debajo de la mesa mientras se tronaba los dedos, un mal hábito. La mirada tan penetrante del otro lo estaba incomodando, visto de esa manera se le notaba el poder que poseía, uno que él jamás transmitiría.
Una mesera se acercó y dejó dos tazas espumosas de café frente a ellos y con una enorme sonrisa, que sólo le dio a Taek Woon, se retiró. Estaba acostumbrado a que la gente lo ignorara, no era nada nuevo, sabía que su presencia casi nunca era bien recibida, hace muchos años que dejó de importarle.

—De todos modos te hiciste daño por mi y eso es suficiente para mi. Te pedí un latte también, espero sea de tu agrado.

Ravi le asintió con la cabeza mientras tomaba un pequeño sorbo de la bebida caliente, estaba dulce, nunca lo había probado, le gustó.

—Si te soy sincero, es la primera vez que pruebo un latte.

Leo se sorprendió por eso, pero no hizo gran caso para no incomodarlo.

—Espero que lo disfrutes.

Y le sonrió.

Ravi se quedó sorprendido al verlo reír, tenia bonitos dientes.

El silencio se hizo incómodo.

—No es necesario que hagas esto, agradezco la comida, la ropa y que van a pagar mi hospitalización.

Leo vio real preocupación en su rostro, logrando conectar su empatía, se veía que era un buen muchacho.

—Tranquilo, es lo menos que puedo hacer, es más, estaba pensando que una vez que ambos estemos afuera, quiero invitarte a un fin de semana en la playa, tenemos una casa a las afueras de la ciudad. Si no es demasiado para ti ¿Aceptarías?

El bonito chico rico no dejaba de sonreírle, se veía que la invitación era sincera. Se cohibió porque nunca había ido a la playa, tal vez alejarse de la ciudad le haría bien a sus lesiones.

—Me da mucha vergüenza admitir ésto también, pero nunca he ido a la playa, así que tu invitación está aceptada siempre y cuando no sea una molestia para ti.

—No es ninguna molestia, estoy muy feliz de que aceptes, haré algo bueno para ti ya que lo mereces.

Ravi soltó una pequeña risa de nerviosismo, el joven frente a él le estaba tratando de una manera desconocida, pero tal y como su enfermera le dijo, "mereces ser tratado con respeto."
Se quedaron en silencio otro minuto y ambos miraban alrededor en busca de algo en que pensar. De vez en cuando se encontraban sus miradas dándoles mas nerviosismo y haciéndolos sonreírse cada que sus ojos chocaban.

—Escuché que sales mañana, a mi la doctora me indicó que debía hacerme más pruebas para ver si no hay problemas y que si no encontraba nada, podría salir en la semana.

—Estaré al pendiente de tu recuperación, pediré que te cambien a la doctora por alguien más y que recibas comida que no sea de aquí.

Leo se encontró irritado al recordar que la doctora que también lo atiende a él fue la que le dijo que no valía la pena preocuparse de Won Sik, mejor cambiarla para que reciba la atención correcta fuera de los prejuicios de la doctora.

—No es necesario, estoy bien, tampoco quiero que se haga un...

—Deja de disculparte por todo, estas bajo mi cuidado y quiero que todo sea lo mejor para ti.