PARTE CINCUENTA Y SEIS

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La luz tan cegadora del lugar le hicieron doler los ojos, los mantuvo cerrados un rato más, estaba tan agotado que no quiso abrirlos.

Percibió como si estuviera atado a la cama, se movió solo un poco y se sintió atrapado. No tuvo más remedio que abrir los ojos y mirar a su alrededor, estaba confundido y desorientado, nada tenía sentido.

¿Dónde estaba?

Grandes agujas le pinchaban los brazos y un sabor bastante desagradable le inundaba la boca. Tenía nauseas.

El bullicio a su alrededor lo confundieron más. Sabía que algo le había pasado y lo más probable es que estuviera en un hospital.

¿Hasta éste punto tan bajo había caído?

No sabia realmente que había hecho, estaba tan drogado que no recordaba nada, solo se encontraba en su memoria el hecho de haberse inyectado antes de salir de la casa del pequeño Hyuk, robarle 3 botellas de tequila y salir en medio de la tarde hacia su casa. Lo demás había desaparecido.

Se sintió mareado, no podía mantener por completo sus ojos abiertos. La luz del lugar lo obligaron a cerrarlos y a volver a dormir, soñando con una vida mejor.

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Hyuk regresó la vista a su teléfono e ignoró a los "novios" a pesar de sentir mucha, mucha curiosidad de ver qué pasaría. Sabia que N era alguien muy peligroso, su reputación lo avalaba, del otro sujeto no sabía nada, pero no quiso inmiscuirse, por lo que se quedó quieto y  no dijo nada aunque estuviera al pendiente.

Leo se dio cuenta que se mordía el labio inferior con nerviosismo y era porque el hombre que tenía de frente se había presentado abiertamente como la pareja de Ravi, no supo que sentir o que hacer. La idea de acabar de conocer al hombre que los separó le trajo cierto estupor. 

N en cambio, solo lo miró una última vez antes de sentarse junto al pequeño y pedirle el celular de Ravi, ignorando al alto chico que parecía que se desmayaría. 

Al final, Leo decidió sentarse junto a los dos hombres y tratar de componerse del impacto. Se acomodó al lado de N para darle una última mirada. Se veía bien vestido y olía a un buen perfume. Sus manos se movían con delicadeza y la forma de sentarse era de alguien bien educado. 

Sabía que algo estaba mal con él, no tenia ninguna idea de qué hacer, el ver a ese hombre y oírlo predicar que era el novio de Won Sik, lo dejaron bloqueado, como si hubiera entrado en un limbo entre el querer reclamar y solo dejar las cosas de lado.

Necesitaba ayuda.

Llamó a Hong Bin.



N ignoró por completo a Leo a quien escuchó llamar por teléfono pidiendo ropa limpia y un café bien cargado junto con algo de comer a alguien de quien no pudo escuchar el nombre.

-¿Cómo lo encontraste? -N golpeó el brazo del pequeño Hyuk para llamar su atención y escuchar su respuesta.

-Había dejado su cartera y el celular en... mi, en mi... ¡tienda! y pues es algo importante por lo que cuando me di cuenta, fui a su casa para regresarsela y ahí  lo encontré en el suelo de la sala, inconsciente. Llamé a la ambulancia y henos aquí.

-¿Y por qué no me llamaste de inmediato? si yo no lo hubiera hecho, tu jamas lo harías. Maldito idiota. -La rudeza de las palabras de N dejaron frío a Leo que escuchaba a pesar de distraerse enviando mensajes a su madre sobre que ya no estaba en el hospital y que no lo molestara.

-Lo siento, estaba muy asustado y no pensé en nadie. Además no tengo tu número y no quise fisgonear en el celular de Ravi. -El pequeño bajó la vista ocultando su rostro de los ojos acusadores de N.

-¿Y éste quién es?

La voz temblorosa de Hyuk hizo saber a Leo que N hablaba de él. Pero guardó la compostura e hizo como si no se hubiera dado cuenta.

-Es... es un amigo de Ravi.

-¿Y cómo llegó aquí? ¿Ya lo conocías?

-Una vez lo vi y nada más y... ¡Ah! yo lo llamé. Su número es el único en la lista de llamadas del teléfono de Ravi. Por eso y... bueno, necesitaba a alguien que me ayudara a firmar los documentos de la hospitalización...

-Me hubieras llamado a mi tarado. Da igual, llamaré a alguien. No tardo.

N se levantó del asiento y caminó hacia el pasillo contiguo a la sala de estar donde estaban. Dejando a los dos solos de nuevo.

-¿No que tu eras su novio?

Leo volteó a ver al chico. Le dolía la cabeza.

-Lo era.

Hyuk hizo cara de sorprendido.

-¿Él quien es? ¿Cómo se llama? -La voz de Leo se escuchaba desesperada.

Hyuk regresó la vista a su teléfono.

-Le apodan N y en lo último que yo me quedé, es el exnovio de Ravi.




Hong Bin llegó 2 horas después de que su amigo lo molestara cuando se estaba preparando para ir a una clase de tenis. Le había contado muy poco de lo que estaba pasando por vía de mensajes, solicitándole apoyo moral debido a que acababa de encontrarse cara a cara con el chico que tal vez Won Sik lo había engañado y como buen amigo y confidente, a pesar de querer enterarse bien de la historia, fue en su ayuda ya que le dio un poco de incomodidad pensar que a su amigo le pudiera entrar una crisis mas fuerte debido a la debilidad de su cuerpo o inclusive que el tipo que según Leo había sido el causante de la separación con Won Sik, le hiciera algo.

Estacionó su flamante auto deportivo en el sótano del hospital y subió por el elevador. Se apuró lo más que pudo a pesar de que tuvo que pasar a la casa de Leo a recoger ropa y pasar por dos lattes grandes a su cafetería preferida.

Llegó hasta la sala de espera donde le aguardaba su amigo y fue grande su sorpresa al no verlo junto a la recepción tal y como le había dicho, solo estaba un chico de cabello revuelto, piel blanca y un celular en la mano del que parecía escribía a gran velocidad sobre el teclado. 

No tuvo de otra y se le acercó a preguntarle sobre Leo.

-Hola. -Saludó.

Hyuk era un chico bastante peculiar en el aspecto de gustos, nunca nadie había captado todos sus pensamientos y sentimientos por completo como lo hizo la vez que conoció a Ravi, se enamoró de sus ojos y de su sonrisa, dejándolo totalmente a sus pies a pesar de saber que jamás serían nada, él se aferró a la idea de luchar para entrar a su corazón y hasta la fecha seguía sabiendo que nunca lo lograría pero no se daba por vencido, hasta ese preciso momento que alzó la vista para ver al hermoso chico que le saludó.

Entonces Ravi ya no significó nada.




TORTURADonde viven las historias. Descúbrelo ahora