PARTE TREINTA Y CUATRO

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-Siempre he sido pobre, nunca tuve juguetes mas allá de los que llegaba a encontrar en la calle o los que le robaba a otros niños, una sola muda de ropa me llegaba a durar un par de años hasta que comencé a crecer de forma acelerada, comía dulces solo 1 vez al mes y dormía en el suelo frío. Pero nada de eso importaba ya que tuve a mi lado a la mejor madre del mundo. Ella se encargo de que los juguetes que tuviera fueran los mas bonitos y me reprendía cuando los robaba, la ropa que me duraba más de lo debido, siempre estuvo limpia y si era necesario, la remendaba varias veces y los dulces me sabían a gloria ya que era comerlos a su lado mientras la escuchaba cantar. Dormir en el suelo siempre fue cómodo ya que era abrazado a ella.

Esa forma de platicarle sobre su pasado le dio en verdad mucho pesar. Se sentía parte de algo que seguro no muchos sabían.

-Murió cuando entre en la pubertad, de una enfermedad supongo. Un día ella de repente, se apagó y no volvió a despertar. Me quedé solo ya que nunca conocí a mi papa, no tenia otro hermano y menos tíos o abuelos. Parecía como si mi madre se hubiera alejado de toda esa gente y para ella solo fui yo. -Hizo una pausa para mirar a Taek. -Solo tenía trece años, no tenía dinero, no estudiaba, no sabía que hacer, una vecina que ya era una anciana pero que fue muy buena amiga de mi mama, me ayudó con su funeral y me acogió unos meses en su casa y no sabes que tan agradecido estoy con ella ya que hizo todo por hacerme sentir mejor ante esa perdida tan grande, era una muy buena mujer, pero sus hijos regresaron por ella y se la llevaron a vivir lejos, se opuso puesto que no quería dejarme solo pero... también se fue. Entonces me vi en la necesidad de vagar por las calles y comencé a robar pero no te asustes, solo robaba comida. -Se detuvo y estiró una de sus manos para agarrar la mano de Leo que descansaba sobre su rodilla. -Entonces, de la nada apareció un ángel, se me presentó de forma cautivadora y con una gran promesa ante una vida mejor, me volví su fiel sirviente. Leo, ahora es cuando comienza lo que tanto he temido contarte, mi vida a partir de ese punto entro en un caos que me orilló a las peores situaciones. Vamos por un trago, no puedo hacer esto si estoy sobrio.

Se levantaron sin mayor problema y caminaron agarrados de la mano hasta el pequeño bar que quedaba cerca de la entrada del departamento, ahí había un estante con muchos vasos y copas de varios tipos y a un lado estaban las botellas de diferentes partes del mundo, alcohol internacional. Taek lo pasó detrás de la barra.

-Tu elige lo que te guste.

Ravi agarró una botella de whisky y nada más. Jaló a Leo para regresar a la habitación pero éste lo detuvo.

-¿No vas a llevar un vaso, hielos... ? ¿Te lo vas a tomar directo de la botella?

-Así se lo toman los hombres.

Regresaron al cuarto y se sentaron otra vez en la orilla de la cama. Won Sik destapó la botella y se la empinó dando largos tragos que a Leo solo de verlo le dieron asco.

-Creí que Hong Bin estaba loco por tomar mas de 5 caballitos seguidos.

-Comencé a beber a los 14 años y desde entonces no he parado. -Ravi veía la botella en sus manos. -Cuando no tienes nada, te aferras a cualquier cosa que aleje de ti los pensamientos de soledad. -Subio hasta su boca el whisky y bebió otros largos tragos. -No sé si ya me convertí en un alcohólico, pero cada día necesito beber más de lo que bebí ayer.

Leo no dijo nada, solo se sentó más cerca de él y recargó la cabeza en su hombro.

-Cuéntamelo todo.

-Su nombre era Taecyeon y solo su apodo era sinónimo de terror, le decían "La Bestia". Lo conocí un par de meses después de que la anciana se fuera. Me recogió de la calle y me llevó a vivir con él, yo pensaba que lo hacía por que era buena persona pero en ese entonces aún no conocía la podredumbre que había en el mundo. -Alzó nuevamente la botella y se la empinó tomando de ella como si fuera agua, sus ojos se estaban tornando rojos. -Me llevaba 9 años, lo vi como un hermano mayor o peor aún, como el padre que nunca tuve. Me aferré a él y a sus enseñanzas con respecto a sobrevivir en las calles, el tenía a su disposición otros pares de chicos que se dedicaban a robar pero a mi me trataba diferente, yo vivía con Taecyeon en un pequeño departamento y nunca recibí el mismo trato que los demás, no me obligaba a robar o a servirle. Era muy pequeño así que me pareció que estaba siendo recompensado por la pérdida de mi madre. -Se rió el solo de su última frase, aún tenia la vista fija en la botella. -Pero las cosas nunca son gratis, nada bueno pasa sin tener que dar algo a cambio. -Dió más tragos al alcohol, ya llevaba media botella. Se movió un poco y abrazó a Leo quien no había dicho nada, apretándolo con mucha fuerza. -Se aprovechó de mi en todos los sentidos. Al principio me hizo creer que era porque yo siempre fui el favorito y que por lo mismo merecía convertirme en su amante, pero realmente nunca lo comprendí. Fui su juguete, me hizo... -Detuvo su relato ya que de la garganta se le había atorado algo más que un puñado de lágrimas. -No quiero darte detalles.

Taek trató de mirarlo a la cara pero el agarre de Won Sik era muy fuerte. Se quedó quieto sintiendo como su cuerpo se tensaba.

-Está bien, entiendo. ¿Quieres seguir?

-No.

Entonces lo dejó de abrazar y lo acostó sobre la cama para besarlo de forma desesperada.

La botella de whisky rodó sobre la alfombra mientras las manos de Won Sik desabotonaban el pantalón de Leo.






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